El fútbol dejará huella en los estadios… y en las carteras. El gobierno mexicano, a través de la Cámara de Diputados, ha aprobado la emisión de nueve monedas conmemorativas por la Copa Mundial de la FIFA 2026, el primer torneo de este tipo en celebrarse de manera conjunta entre tres países: México, Estados Unidos y Canadá.
Aprobadas el pasado 29 de abril y con decreto en vigor desde el 7 de junio, las monedas buscan más que inmortalizar el evento deportivo. Según lo señalado en el proyecto avalado por el Pleno, la medida pretende impulsar el ahorro, la inversión y el coleccionismo, promoviendo además la cultura nacional a través de la numismática.
Las monedas estarán divididas en tres series:
- Tres de oro puro (valor nominal de 25 pesos), con ley 0.999, 23 mm de diámetro y 7.776 gramos de peso (equivalente a un cuarto de onza troy).
- Tres de plata pura (valor nominal de 10 pesos), también con ley 0.999, 40 mm de diámetro y una onza troy de peso.
- Tres bimetálicas (valor nominal de 20 pesos), con forma dodecagonal, un diámetro de 30 mm y una combinación de aleaciones metálicas: alpaca plateada al centro y bronce-aluminio en el anillo perimétrico, con un peso total de 12.67 gramos.
Todas las monedas incluirán en su anverso el escudo nacional y la leyenda “Estados Unidos Mexicanos”, mientras que el reverso mostrará un diseño alusivo al Mundial. El Banco de México tiene 90 días naturales para definir ese diseño, y 30 días más para iniciar la acuñación.
Más allá del diseño técnico, la iniciativa se proyecta como una forma de conectar lo simbólico con lo económico. Legisladores señalaron que cada pieza será testigo de una era histórica para el país, al consolidar a México como el primer país anfitrión de tres ediciones de la Copa del Mundo (1970, 1986 y ahora 2026). El documento oficial destaca que las monedas “no solo celebrarán la pasión por el futbol, sino que fortalecerán el coleccionismo y la inversión en metales preciosos”.
La apuesta no es menor. Se prevé que el torneo atraiga 1.5 millones de turistas a las sedes mexicanas (Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey), con una derrama económica estimada en 5 mil millones de dólares. Además, se anticipa la creación de alrededor de 100 mil empleos directos e indirectos, gracias al impulso del turismo, el comercio y las inversiones.
En términos culturales y económicos, las monedas buscan convertirse en objetos de valor doble: como piezas de colección y como símbolos de un momento histórico para el país. Si bien su valor nominal es bajo, su contenido en metales preciosos y su potencial atractivo en mercados internacionales podrían posicionarlas como inversiones accesibles, pero valiosas.
La medida es también una estrategia de soft power: usar el fútbol —el fenómeno global más rentable del planeta— como vehículo para proyectar cultura nacional, reforzar la identidad y participar en la narrativa global desde un símbolo tangible y duradero.
En tiempos donde la inflación y el desencanto tiñen la política monetaria, este giro hacia el coleccionismo deportivo puede parecer menor. Pero para un país que busca dejar huella en la historia del deporte y del metal, esta jugada tiene mucho más de estrategia que de adorno.