El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) intensificar las redadas migratorias en las principales ciudades gobernadas por demócratas. A través de una publicación en su red Truth Social, el mandatario instruyó a los agentes a “hacer todo lo posible para lograr el programa de deportación masiva más grande de la historia”, en un mensaje difundido mientras se dirigía a la cumbre del G7 en Canadá.
Según reportes de medios como CNN y AP, la instrucción fue clara: ampliar los esfuerzos para detener y deportar a inmigrantes indocumentados en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York, donde, según el propio Trump, residen “millones y millones” de ellos. La nueva meta, impulsada por Stephen Miller, asesor clave de la Casa Blanca, es aumentar los arrestos diarios de 650 a por lo menos 3,000.
En contraste, el gobierno federal ha pausado los arrestos en sectores estratégicos como granjas, hoteles y restaurantes, tras reconocer que las políticas migratorias han afectado la disponibilidad de mano de obra en dichas industrias. En palabras del propio Trump: “Nuestra política muy agresiva está quitando trabajadores muy buenos y de mucho tiempo”, lo que representa un problema para sectores con puestos “casi imposibles de reemplazar”.
Protestas nacionales y respuesta militar
La decisión presidencial desató una ola de protestas en todo el país. Bajo el lema “No Kings”, miles de personas se manifestaron en diversas ciudades durante el fin de semana, coincidiendo con el desfile conmemorativo del 250 aniversario del Ejército estadounidense en Washington. Las movilizaciones, en su mayoría pacíficas, fueron reprimidas en lugares como Los Ángeles y Portland, donde las autoridades utilizaron gas lacrimógeno y proyectiles para dispersar a los manifestantes.
En Los Ángeles, donde estallaron las primeras protestas una semana antes, el despliegue de la Guardia Nacional fue justificado por Trump como una medida preventiva. “Si no tuviéramos a la Guardia Nacional en alerta y lista, destrozarían Los Ángeles”, declaró a la prensa desde el Air Force One.
Cuotas, propaganda y contradicciones
La operación migratoria representa un giro significativo en la forma de operar del ICE. De acuerdo con CNN, la agencia ha sido presionada internamente por la Casa Blanca para cumplir cuotas diarias de detenciones, dejando de lado sus lineamientos anteriores enfocados en amenazas a la seguridad pública.
Al mismo tiempo, la narrativa del presidente combina elementos de seguridad, ideología y cálculo electoral. En su publicación, Trump acusó sin pruebas a sus oponentes políticos de utilizar a inmigrantes indocumentados “para hacer trampa en las elecciones”, sugiriendo que las redadas también forman parte de una estrategia de control político.
Un operativo con fines múltiples
Mientras la retórica presidencial se enfoca en “criminales” y “seguridad nacional”, las acciones del gobierno muestran una intención más pragmática: contener el descontento en sectores económicos dependientes de la migración, evitar fricciones en industrias clave y reforzar el discurso de campaña de cara a un nuevo proceso electoral.
Lo que queda claro es que el nuevo capítulo de las políticas migratorias de Trump no solo moviliza al ICE, sino también a la opinión pública, a las fuerzas del orden y a los votantes. Entre redadas, despliegues militares y protestas masivas, el escenario electoral ya está en marcha… y no necesita permiso de trabajo.




