Advertidos
Poco después de las nueve de la mañana de ayer comenzó a aglutinarse un centenar de personas en la esquina de Madero con Zaragoza, en pleno centro de la ciudad. Desde lejos se veía una manta que decía con letras grandes: “Salvemos La Pona”. Las exigencias eran claras: más atención a esta área natural, freno a cualquier intento de construcción y, sobre todo, transparencia en las negociaciones que las autoridades mantienen con el sector privado respecto a las hectáreas en disputa.
Sobre aviso no hay engaño: los ambientalistas ya habían advertido hace dos semanas, en rueda de prensa, que no descartaban acudir a un miércoles ciudadano para presionar al gobierno y exigir información sobre los acuerdos. Tal vez ingenuamente, las autoridades pensaron que eran palabras al aire. Ayer quedó claro que no: marcharon hasta Palacio de Gobierno en busca de respuestas.
Hermano, cayó la ley… Palacio rodeado
Cuando llegaron a Palacio, las puertas estaban cerradas. Un funcionario de la SEGGOB salió a dialogar en plan conciliador, pero detrás de él los guardias mantenían la instrucción de no dejar pasar a nadie. La escena era surreal: el funcionario hablaba “como en vecindad”, del otro lado del portón, mientras los ambientalistas exigían acceso.
En un descuido, uno de los manifestantes logró colarse y, tras él, el resto entró pacíficamente a los patios del recinto. Con pancartas en mano y la prensa como testigo, lograron lo que buscaban: ser escuchados. El propio secretario general de Gobierno bajó para dialogar y minutos después se sumó el secretario del Ayuntamiento, Enrique García López (Quique Galo), suspirante a la alcaldía capitalina.
Las autoridades aseguraron que expropiar la parte privada de La Pona es poco viable por el costo financiero, pero dieron su palabra de que no habrá construcción alguna en la zona y que estará protegida. El episodio logró apagar el tema, al menos por ahora, pero quedó claro: si no hay avances reales, los ambientalistas seguirán presionando en la calle. Por cierto, ya estando ahí, aprovecharon para manifestarse brevemente frente al Palacio Legislativo.
Ni lo topo
Si Pedro negó a su compadre, en Morena parece que no quieren reconocer a Felipe Muñoz. Tras ser visto en primera fila en el informe de la senadora Nora Ruvalcaba, el dirigente estatal guinda, Gilberto Gutiérrez, se apresuró a aclarar que Muñoz no fue invitado a sumarse al movimiento, que “solo auxilia como abogado en algunos temas”.
Pero la contradicción es evidente: ¿no que en la transformación nadie tiene las puertas cerradas? ¿No que basta con asumir los principios de “no mentir, no robar y no traicionar”? Al parecer, esos principios no aplican si en el expediente hay acusaciones por tortura o violaciones a derechos humanos.
En la misma rueda de prensa, los guindas anunciaron que la esperada visita de su dirigente nacional, Luisa María Alcalde, será el 5 de septiembre. En su agenda: entrega de credenciales a sus 65 mil afiliados y, sobre todo, dar continuidad a las negociaciones de su alianza con el PVEM y el PT. Aseguran que en 2027 aumentarán su votación. Habrá que ver.
Pasarela
El fiscal general del Estado se dejó ver en el Poder Legislativo, donde fue cuestionado sobre la inminente toma de protesta del nuevo Poder Judicial. Aseguró que no teme por la capacidad de los jueces, pues “están preparados y han tomado capacitaciones”.
Minutos después comenzaron a salir algunos de los jueces electos, convertidos en protagonistas de una improvisada pasarela en el centro de la ciudad. Entre manifestaciones, comerciantes y curiosos, la capital vivió una jornada atípica: la política y la justicia desfilaron al mismo tiempo.
Lo peorcito
En el Senado de la República se vivió uno de los momentos más bochornosos de la legislatura. Mientras se entonaba el himno nacional, los senadores Alito Moreno (PRI) y Gerardo Fernández Noroña (Morena) se enfrascaron en un pleito que terminó en empujones, manotazos y gritos en la casona de Xicoténcatl.
El detonante fue que Noroña, como presidente de la Mesa Directiva, negó el uso de la palabra a Alito, lo que desató el escándalo. Así, quienes dicen defender la paz protagonizaron una escena de violencia vergonzosa. No es la primera vez: meses atrás ya habían tenido un enfrentamiento similar.
Para colmo, se supo que Noroña estrenó recientemente una casa de 12 millones de pesos, mientras en redes el senador Antonio Martín del Campo presumía su entrenamiento de box… ahora entendemos por qué.
Al psicólogo
El diputado local Luis Salvador Alcalá Durán, ex integrante del polémico Comité de Evaluación del Legislativo, impulsa una iniciativa para que funcionarios y representantes reciban atención psicológica. Su argumento: el estrés laboral mina el desempeño y hay jefes que complican más las cosas.
La propuesta se enlaza con la agenda nacional de salud mental y, aunque suena sensata, no deja de llamar la atención el mensajero: un legislador señalado por su papel en la cuestionada designación de jueces. Sea como sea, no estaría de más que algunos diputados aprovecharan la iniciativa: a leguas se nota que más de uno anda urgido de terapia.




