Del 6 al 9 de agosto pasado la ciudad de Durango se convirtió en la República de la Crónica Nacional, gracias a la realización en esa urbe del XLVII Congreso de la Asociación Nacional de Cronistas de Comunidades y Ciudades Mexicanas, organismo que agrupa a una buena parte de los cronistas mexicanos.
Durante esos días nos escuchamos unos a otros; compartimos nuestras historias; nuestro orgullo matrio, las cosas que conforman nuestra identidad, aquello que delinea nuestra visión de la vida, y enriquecimos nuestra ánima con la experiencia de la ciudad norteña, dado que también se abrió la oportunidad para visitar museos, el Panteón de Oriente, estudios de cine, San Juan del Río y desde luego La coyotada, lugar donde nació mi general Francisco Villa, etc.
La imagen muestra a la representación aguascalentense en la cena ofrecida por el Ayuntamiento de Durango en el espléndido Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario.
Por cierto que utilizo el término república para referirme a esta reunión de cronistas de conformidad con uno de los significados que le otorga al término el Diccionario de la Real Academia Española: “Conjunto de las personas dedicadas a la literatura o a otras actividades humanísticas,” porque eso y más es la crónica. (Felicitaciones, ampliaciones para esta columna, sugerencias y hasta quejas, diríjalas a carlos.cronista.aguascalientes@gmail.com).




