Para Marcelita y Rubencito
Queridos hijos: Hoy tenemos que dejar atrás la flojera de las vacaciones y reiniciar con la rutina de despertar a deshoras de la madrugada, para ir a la escuela. Ya sé que a las seis de la mañana no es tan temprano como muchas personas tienen que levantarse, pero para nosotros, que en vacaciones estuvimos despertando al filo de las diez de la mañana, sí lo es. Así que les diré como en los viejos tiempos: duro y adelante, reiniciemos un nuevo ciclo con toda la emoción del mundo.
La escuela es uno de los inventos más importantes de la humanidad, además es relativamente nuevo, en México apenas y tendrá unos 100 años que se instituyó de forma obligatoria para todos los niños; la escuela es nuestra segunda familia, los profesores y compañeros resultan ser además, una suerte de parientes por necesidad, pues pasamos ocho horas o más con ellos; nos enojamos, somos felices, peleamos, contamos chismes, tal cual si fueran justamente nuestra familia; por ello, les pido que sean sumamente empáticos, que entiendan que así como para ustedes es difícil este arranque, para todos los demás es igual.
Sé que a veces puede ser aburrida. A todos nos aburre de alguna u otra forma; sufrimos en ella, de alguna u otra forma. Sin embargo, lo que recibimos a cambio supera con creces los tiempos oscuros. Y no me refiero al conocimiento, de suyo importante, pues nos da cimientos para la vida, sí, ya sé que no todo lo que nos enseñan en la escuela tendrá repercusiones útiles en el día a día, pero qué le vamos a hacer, esos son los programas de los expertos y pues a cumplirlos. Me refiero a las cosas extra académicas: principalmente los amigos.
La amistad que se forja en los centros de educación es fundamental para nuestra vida, ahí encontramos auténticos hermanos de vida que se suman a los de sangre. Es más, a veces peleamos menos con los primeros que con los segundos (¿O no Rubencito y marcelita?). En lo personal mis mejores amigos se dieron en los centros educativos y excepcionalmente en otros lugares. Incluso, el amor lo conocí en la Universidad, su madre entró a la carrera de derecho y tuve la fortuna de encontrarla (¡tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio, y coincidir!). Así que, después de todo, la escuela es lo mejor que les puede pasar. Y a su mamá y a mi también, eso de tener que cuidarlos todos los días de vacaciones si bien fue maravilloso, podemos dejarlo atrás en aras de que aprendan mucho.
Duro y adelante, que esta frase los acompañe (¡junto con la fuerza!) durante el próximo ciclo escolar; y en aliciente, les tengo que decir que el calendario de la SEP, tiene muchos días inhábiles y puentes de viernes técnico que les hará más benigna la rutina diaria, les prometo que esos días descansarán, ya sea con viajes cortos que haremos como siempre, o de plano quedándonos en el sofá (¡sofá! ¡sofá! ¡sofá! dicen las Huntrix, en Las Guerreras del Pop).




