Ambientalistas
Justicia ambiental sentiente
La trigésimo primera sesión del Seminario Permanente de Ética Ambiental y Animal se realizó el 8 de agosto de 2025, con sede en el Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En esta ocasión, se contó con la participación del doctor en Derecho César Arturo Sereno Marín, quien ha sido autor de artículos científicos y capítulos de libros que abordan temas de transparencia, acceso a la información pública, participación ciudadana y justicia ambiental. Fue miembro del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción (2019-2024).
Sereno Marín dirigió al público la presentación “Justicia ambiental sentiente y participación ciudadana”, cuyo objetivo fue reflexionar sobre un concepto de justicia ambiental. Inició explicando que la construcción del concepto “justicia social” tiene como fin permear en la legislación, señalando que la percepción de justicia determina la construcción de normas. Una noción de justicia especialmente relevante es la de noción dialógica, toda vez que considera que la razón humana parte de la comunicación y de las formas en que esta última influye en las decisiones que conllevan a la creación de normas que se consideran correctas.
Sobre esto último, es importante establecer qué se quiere proteger. Actualmente existe una crisis ambiental que se da en circunstancias diversas y crea realidades diferentes. Estas realidades influyen en las acciones que las personas emprenden para conservar y/o proteger la naturaleza; por otro lado, hay quienes observan que la contaminación y el cambio climático no son graves. La crisis ambiental no se percibe como una amenaza para algunos críticos, pues contrariamente señalan ciertos beneficios, como el aumento de bosques o la creciente producción de alimentos en algunas regiones del planeta.
En este sentido, para el ponente es necesario que aprendamos a escuchar a la naturaleza y ser conscientes de la problemática actual para que las personas trabajemos en ello, y puede ser atendiendo a las sugerencias de algunos pensadores. Sereno Marín, propone a Javier Zubiri, quien empleó el concepto de la inteligencia sintiente. Con esto se refiere a que el sentir humano y la intelección (lo intelectual) aunque son actos distintos, pueden complementarse en un momento específico que conduce a una aprehensión de la realidad. Esta explicación es útil para entender que las personas pueden sentir la realidad ambiental como un fuego que quema, es decir, los problemas ambientales pueden generar sensaciones negativas que se quieren evitar.
Por lo anterior, Sereno Marín comparte los siguientes cuestionamientos: ¿cómo sentir la realidad ambiental? ¿Cómo establecer la realidad como un elemento fundamental de un marco legal para que se tomen decisiones en favor del medio ambiente?
Si se parte de la realidad y se involucran los sentidos, se puede reaccionar de manera instintiva o racional. En este instante surge la libertad, es decir, podemos elegir cómo actuar a partir de una realidad que estamos experimentando, y que, por consiguiente, aprendemos de ella. Aquí cobra especial relevancia actuar a partir de una conciencia ambiental informada, de un diálogo que involucre a todas los actores: personas, tanto expertos en el tema como aquellos que viven en diferentes zonas geográficas y la naturaleza para otorgarle voz. En suma, se habla de una justicia ambiental sentiente.
Es necesario que, como ciudadanos, nos involucremos en temas públicos vinculados al medio ambiente, ya que sin participación ciudadana difícilmente habrá justicia ambiental. Los tipos de participación que se abordan refieren a dos tipos de mecanismos: institucionalizados y no institucionalizados. El primero refiere a las decisiones y procedimientos formales de las instituciones en las que los ciudadanos pueden participar, al respecto, se apunta que los mecanismos institucionalizados en México carecen de un buen diseño porque no permiten un diálogo para intercambiar opiniones y experiencias de diferentes sectores. Un ejemplo son las manifestaciones de impacto ambiental, en el marco de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, que tienen como objetivo prevenir, mitigar y restaurar daños ambientales; por otro lado, no garantizan la colaboración, la participación o la socialización ciudadana, además, la información de dicho estudio es reservada por asuntos de acceso a la información. Ahora bien, los mecanismos no institucionalizados son acciones que abonen a crear conciencia, desde la ética ambiental, sobre los problemas ambientales actuales. Estos mecanismos pueden darse a través de actividades como el activismo, marchas y participaciones en redes sociales y/o medios de comunicación como podcasts, entre otras.
Aunado a lo anterior, Sereno Marín apunta que una tercera forma de participación ciudadana es el consumo responsable. Consta de reflexionar sobre nuestro consumismo y emprender acciones concientizadas como la compra de ciertos productos y el uso que hacemos de ellos, así como observar la cantidad de residuos que se generan y limitar el uso de plásticos de un sólo uso.
Para finalizar, el doctor presenta una reflexión sobre las disputas entre lo ético y lo jurídicamente posible, para ello, expone el caso de una granja de pulpos en las Islas Canarias. En España, existe una norma que permite la acuacultura desde 1985, desde entonces no se había suscitado ningún conflicto hasta que en 2021 se aprobó la solicitud de una empresa para establecer una granja para producir pulpos en cautiverio. La realidad ha demostrado que los pulpos tienen capacidad de aprender sobre su entorno e incluso sentir dolor, particularmente en las condiciones de un cautiverio que restringen la libertad y generan sufrimiento. Este escenario es potencialmente relevante para generar cuestionamientos y reflexiones sobre la viabilidad ética y legal de permitir este tipo de prácticas considerando la capacidad que tienen los animales de entender y sentir, así como analizar el costo que requiere producir este tipo de granjas y las consecuencias que podría tener su replicación en otros países.
Se concluye en que el diálogo permanente es necesario para lograr la justicia ambiental. Es fundamental que la ciudadanía se informe al respecto y participe activamente en el cuidado del medio ambiente, de igual manera, es imperativo que los tomadores de decisiones en los tres poderes de gobierno (ejecutivo, legislativo y judicial) observen in situ las condiciones ambientales en diferentes áreas geográficas y perciban la realidad. De esta manera, se supera la actuación basada en expedientes y se logra una resolución eficaz de los problemas ambientales.
Se invita al lector a consultar la sesión completa en el canal de YouTube del Seminario Permanente de Ética Ambiental y Animal: https://www.youtube.com/watch?v=yNVey2eFvtE&t=13s
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