Este jueves, la Federación Mexicana de Voleibol (FMVB) dio el banderazo oficial a la Liga de Voleibol Profesional de México (LVP MX), un proyecto que promete revolucionar este deporte en el país. Con un arranque programado para el 17 y 18 de enero de 2026, la liga debutará con ocho franquicias en la rama femenil, mientras que la varonil se sumará en septiembre del mismo año. Esto no es solo un torneo; es un sueño que lleva décadas gestándose.
Un golpe histórico: La LVP MX toma la cancha
El anuncio de la LVP MX, liderado por Jesús Perales Navarro, presidente de la FMVB y de la liga, no fue solo una conferencia de prensa; fue una declaración de intenciones. Avalada por la Federación Internacional de Voleibol (FIVB), esta liga promete ser la primera con una estructura profesional sólida y un alcance nacional que realmente represente a México. Con ocho equipos femeniles confirmados para el arranque y planes de expansión a 18 escuadras en el futuro, la LVP MX no solo busca profesionalizar el voleibol, sino también convertirlo en un espectáculo que conecte con las masas.
La temporada femenil iniciará con un formato dinámico: cada equipo jugará 14 partidos (siete de local, siete de visitante) en una fase regular que culminará el 18 y 19 de abril de 2026. Los cuatro mejores avanzarán a semifinales (23 y 24 de abril), y la gran final se disputará al mejor de tres juegos (29 de abril, 2 de mayo y, si es necesario, 3 de mayo). La rama varonil, por su parte, está programada para arrancar en septiembre, siguiendo un modelo similar.
Tres franquicias ya alzan la mano con orgullo: Tapatías de Guadalajara, Freseras de Irapuato y León Voleibol Club. Otras ciudades como Colima, Saltillo, Hermosillo, Ciudad Juárez, Ciudad Madero, Ciudad de México, Tepic, Estado de México y San Luis Potosí están en negociaciones para sumarse. El plazo para confirmar las ocho franquicias iniciales es el 31 de octubre de 2025, así que la expectativa crece como un saque flotante que nadie sabe dónde caerá.
¿Por qué México tardó en tener una Liga Profesional?
El voleibol en México es como ese amigo talentoso que nunca termina de despegar. A pesar de ser uno de los deportes más practicados en el país, con resultados destacados en categorías juveniles (como la medalla de plata en el Panamericano Junior o el subcampeonato en el NORCECA Sub-17 de 2023), México no había logrado consolidar una liga profesional de alto calibre. Pero, ¿por qué?
Primero, hablemos de la falta de inversión. Como explicó Perales, encontrar empresarios dispuestos a apostar por el voleibol ha sido un reto. A diferencia del fútbol o el béisbol, que acaparan los reflectores y los patrocinios, el voleibol ha luchado por encontrar su lugar en el mercado deportivo mexicano. Las franquicias son costosas, y los inversionistas suelen ser cautelosos cuando se trata de un deporte que, aunque popular, no tiene la misma exposición mediática.
Segundo, la falta de estructura. Aunque la Liga Mexicana de Voleibol (LMV), fundada en 2013, ha existido tanto en la rama varonil como femenil, no cuenta con el reconocimiento oficial de la FMVB como una liga profesional. Equipos como Tigrillas de la UANL, Tapatías de Jalisco o Virtus Guanajuato han brillado en este circuito, pero su alcance ha sido limitado, con solo seis o nueve equipos por rama y una estructura más enfocada en universidades que en un modelo profesional sostenible.
Tercero, el éxodo de talento. México ha sido un exportador constante de jugadores a ligas internacionales, especialmente en Europa, pero no ha tenido una plataforma nacional para retener a estas estrellas. Jugadoras como Maru Alemán, central de las Tapatías, han destacado la importancia de esta liga para dar visibilidad a las y los atletas mexicanos, permitiéndoles brillar en casa y fortalecer las selecciones nacionales.
¿Qué significa la LVP MX para el Voleibol Mexicano?
La LVP MX no es solo un torneo; es un cambio de paradigma. Aquí van las razones por las que este proyecto podría ser el game changer que el voleibol mexicano necesita:
- Profesionalización al máximo: Por primera vez, México tendrá una liga reconocida por la FIVB, con una estructura legal (Asociación Civil) y un modelo de negocio que busca ser rentable para los clubes. Los sueldos, inspirados en ligas como la española o portuguesa, rondarán entre 2,000 y 3,000 dólares mensuales, garantizando equidad entre ramas y un atractivo para los jugadores.
- Impulso al talento local: Cada equipo deberá incluir al menos seis jugadoras o jugadores de selecciones nacionales con vínculos al estado de la franquicia, asegurando que el talento local sea el protagonista. Esto no solo fortalecerá la identidad regional, sino que también dará oportunidades a jóvenes que sueñan con destacar en el voleibol profesional sin salir del país.
- Crecimiento deportivo y mediático: La LVP MX busca elevar el nivel competitivo de las selecciones nacionales, que han mostrado destellos de grandeza en torneos como los Juegos Centroamericanos o la Challenger Cup. Además, al ser un espectáculo profesional, se espera que atraiga patrocinadores y cobertura mediática, algo que el voleibol mexicano ha anhelado por años.
- Inspiración para las nuevas generaciones: Con ciudades como Irapuato y León liderando el camino, Guanajuato se posiciona como un epicentro del voleibol nacional. La llegada de la liga incentivará a más jóvenes a practicar este deporte, creando un semillero que podría llevar a México a competir con potencias como Italia, Brasil o Polonia, que dominan el ranking mundial.
México, listo para brillar
La LVP MX es más que una liga; es un manifiesto de que el voleibol mexicano puede ser grande. Es el momento de que este deporte, que ha vivido a la sombra de gigantes como el fútbol, salga a la cancha con la frente en alto. Con Tapatías, Freseras y León como pioneras, y la promesa de más ciudades uniéndose al sueño, el 17 de enero de 2026 marcará el inicio de una nueva era.
