En México, el abandono infantil continúa siendo una de las problemáticas que más va en aumento. Aunque la ley lo castiga con cárcel, estas medidas que han adoptado para contrarrestarlo se han centrado en una perspectiva punitivista, más allá de aplicar estrategias integrales y efectivas para su prevención o la reintegración familiar.
¿Qué dice la Ley sobre el abandono infantil?
La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) y la organización Tejiendo Redes Infancia registraron 1,282 personas de 1 a 17 años fueron atendidas en hospitales de México durante 2024 por abandono o negligencia, lo que significa un aumento de 616.2% de niñas, niños y adolescentes. Esto también representa un aumento de 3.5% de tan solo 2023 a 2024.
De acuerdo con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a vivir en familia. Esa misma ley establece que las autoridades de todos los niveles de gobierno deben coordinarse para prevenir, atender y sancionar esta problemática, ya sea con leyes federales o medidas que aceleren la identificación y reconocimiento de estos casos.
Actualmente, se está buscando el aumento de sentencias en diversas entidades. Tal como el caso de Nuevo León, quien a inicios de abril anunció la entrada a una iniciativa de ley para “endurecer” las sanciones por el delito de abandono de menores. La misma Mariana Rodríguez, influencer, esposa del gobernador de Nuevo León y titular de AMAR, mencionó al respecto: “Este es un gran paso, porque actualmente el abandono se sanciona con penas mínimas y no se está castigando adecuadamente”.
Sin embargo, estas iniciativas de carácter punitivo no buscan la reintegración familiar ni el fortalecimiento de los entornos de cuidado, sino la criminalización de las familias o titulares de crianza e incluso del personal de salud. Además, ignoran las causas y consecuencias sociales que derivan de esta problemática.
¿Cuáles son las causas de esta problemática?
Según organizaciones, estos casos suelen darse en condiciones de urgencia extrema, ligada a la precariedad económica, violencia sexual y emocional, falta de acceso a servicios de salud, oportunidades, educación sexual y planificación familiar, hasta presiones culturales que provocan que las personas encargadas de la crianza de una infancia o adolescencia, sea de difícil acceso o prácticamente nulo.
Este fenómeno responde también a causas muy específicas como: embarazos adolescentes, incestos o violaciones, problemas de salud mental y hasta la depresión posparto. Como mencionó un integrante del Consejo Directivo de REDIM, “muchas madres toman estas decisiones en extrema vulnerabilidad, sin soporte institucional ni comunitario. El abandono refleja un Estado ausente que no logra llegar a los sectores en mayor riesgo”.
Es decir, esta problemática no se resolverá con sanciones, llamadas de atención o medidas que asusten a los responsables, que cabe mencionar, muchos de ellos resultan ser jóvenes menores de 23 años. Lo que se necesita para abordar este tema, es la implementación de estrategias de prevención y una red de protección efectiva para evitar que más infancias y adolescencias terminen desamparados.
¿Qué consecuencias derivan del abandono infantil?
Mientras que las autoridades buscan endurecer las penas por abandono infantil, también el discurso ciudadano suele centrarse en señalar y responsabilizar de manera directa a las madres, padres o cuidadores. Esta narrativa, más que abrir un análisis sobre las causas estructurales del problema, le resta responsabilidad al Estado.
Además de las secuelas psicológicas o signos de violencia que resultan del abandono infantil, las infancias y adolescencias quedan en manos del Estado, el cual debería ser el último recurso por la profunda herida de abandono o el trauma de la separación que deja esta problemática.
A pesar de ello, el trabajo de las autoridades aún deja mucho que desear. Persiste una fuerte desconfianza hacia instituciones como el DIF y otros centros de acogida, señalados con frecuencia por la falta de personal capacitado, recursos limitados o condiciones que no siempre garantizan un entorno seguro o confiable. Lo cual genera que los mismos cuidadores opten por abandonar a sus hijxs, mucho antes de considerar llevarlos a estas instituciones.
¿Qué se necesita para reducir los casos de abandono infantil?
A pesar de las creencias por parte del Estado, las medidas punitivas no atacan el problema de raíz.
En muchos casos, las mujeres y personas gestantes se ven obligadas a continuar con embarazos no deseados por falta de información, de acceso a servicios de salud reproductiva o por obstáculos legales, lo que deriva en situaciones de abandono o maltrato. ¿Qué pasaría si abriéramos la conversación hacia el acceso al aborto legal, seguro y gratuito como parte de una política integral de prevención? O bien, ¿qué pasaría si se agilizaran los procesos, trámites de adopción y se pudiera garantizar que la adopción sea una verdadera alternativa al abandono institucionalizado?
Frente a ello, es importante repensar el papel de tanto el acceso al aborto en México, como la adopción frente a esta problemática, siempre priorizando los sistemas de protección a las infancias, la implementación de políticas de prevención efectivas y la garantización de sistemas de salud que no dejen desprotegidas a las mujeres, hombres y personas a cargo de crianzas.




