Así es esto
¡Adiós, Tío Mau! ¡Gracias por la Milarca!
Lo conocí como la mayoría de los mexicanos, cuando siendo alcalde de San Pedro Garza García, anunció la muerte, horas antes de ser descubierto el cadáver por las autoridades, de un conocido criminal en ese municipio; ojo por ojo, dijo prácticamente. En ese entonces creí que solo era un bravucón más, de estos que hay muchos en el norte, en especial en Nuevo León y su peculiar estilo de hacer política. No le seguí el paso hasta que lo descubrí, nuevamente, pero ahora en TikTok. Y ahí sí comencé a admirarlo.
Su faceta de influencer comenzó de la mano de su colección impresionante de objetos de todo tipo, no solo de arte, no solo paleontológicos y arqueológicos, sino otros que podríamos llamar sociales. Y esto me maravilló, conocer por su mano y su especial estilo del humor esos objetos me volaba la cabeza, pues junto con mis hijos somos coleccionistas de cosas similares, pero obviamente en su justa dimensión. Y es que el poder adquisitivo del tío Mau lo llevó a tener verdaderas joyas, algunos minerales o fósiles que prácticamente solo existen un par de ejemplares. Obvio nosotros no tenemos ese poder adquisitivo, así que coleccionamos cosas menores: un amonita, un trilobites, algún mineral menor.
Tenemos muchas cosas y somos de hecho el turista ideal, a donde vamos compramos algo, hasta piedras sin valor aparente (sí, una vez no recuerdo en cuál pueblo mágico, nos vendieron una piedra pintada como si fuera una ranita). Tenemos algunas piezas interesantes, por ejemplo dos ámbares, uno con hormiga y otro con una especie de zancudo (¡algún día crearemos nuestros propios dinosaurios!), una pluma fuente de lapislázuli, y unos topacios preciosos que además me encantan pues no los compré, sino que los recolecté en un paraje al que nos llevaron de la Universidad de San Luis Potosí cuando estuve en un verano científico universitario. En el caso de mancuernillas, tenemos de ámbar, de cristal murano, de jade guatemalteco, lapislázuli chileno, oro toledano, barro negro, una gran colección, y en todos los casos piezas económicas, no pasarán de los mil pesos.
Entonces, ver a un coleccionista como yo, pero a nivel superlativo, fue emocionante, fascinante y lo seguía en su TikTok sin perderme ninguno de sus videos. Tan impresionante que decidió crear su propio museo para compartirnos su preciosa colección, lo que habla de su generosidad, pues transformó una colección privada en un patrimonio público, no cualquiera lo haría. Por supuesto que teníamos que conocerlo, así que este año en marzo nos lanzamos en familia a visitarlo. Ser maestro siempre trae recompensas, y gracias a nuestra credencial, entramos gratis. De verdad qué museo tan espectacular, se disfruta a manos llenas, pues no es tan grande, entonces se recorre rápido y se aprecia a raudales.
La parte más grandilocuente es el sótano, lo que se llama el gabinete, que es donde están las piezas más valiosas. Un gabinete es el lugar que los viajeros dedicaban para mostrar las piezas que adquirían en sus periplos. No hay palabras para definir lo deslumbrante que es el del tío Mau, podrías pasar horas pues es tal la cantidad de piezas, que no basta con una visita para poder apreciarlas todas. Además, tiene dos techos renacentistas de una belleza espectacular, únicos en el mundo. Es una verdadera obra de arte en su conjunto, la Milarca se llama y está en mi top 10 de museos de México (Munal, Nacional de Antropología, la Milarca, Felguerez de Zacatecas, Jumex, Antropología de Xalapa, Muac, Mam, Soumaya y Casa Azul, en ese orden).
Murió el tío Mau la semana pasada, siendo alcalde con una recién aprobada licencia; y debo de confesar que me causó pesar; la conmoción en aquel estado norteño fue total y se dieron homenajes prácticamente de todos los sectores, creo que desde lo nacional no recibió los honores y reconocimientos que debía, pues aunque fue un político y empresario regiomontano, me parece que su importancia es nacional. En fin, que en paz descanse nuestro querido tío Mau, gracias por el museo y la hermosa colección.




