En las entrañas de Guadalajara, donde el balón rueda como un río de lava y los sueños se forjan en el polvo de las canchas infantiles, nació un guerrero con melena salvaje y una zurda que corta defensas como navaja. Edson Ulises Rivera Vargas, el “Melenudo” que hace rugir a los Leones Negros, llegó al mundo el 4 de noviembre de 1991 en Jalisco, México. A sus 33 años, este delantero no es solo un goleador; es la encarnación de la garra mexicana, el hombre que dribló el rechazo de Atlas, las lesiones en Europa y los altibajos para coronarse como rey de la Liga de Expansión. Con más de 100 goles, un título de Liga MX, un bronce mundialista Sub-20, un Balón de Oro y un campeonato con los Leones, Edson lleva el tricolor tatuado en el alma.
Raíces rojinegras
Imagina a un pequeño de seis años, con ojos como brasas y el balón como extensión de su corazón, pateando en las inferiores del Atlas FC. Edson creció en las calles de Guadalajara, donde el fútbol no es un juego, sino una forma de vida. Durante siete años, pulió su zurda letal en las fuerzas básicas rojinegras, soñando con el Estadio Jalisco; pero el destino, caprichoso como un rebote en el área, lo mantuvo en la sombra. Su debut en Primera División llegó el 1 de febrero de 2013, contra Jaguares de Chiapas, victoria 2-1 en Chiapas, un pitazo que sonó a promesa. Una semana después, el 9 de febrero, clavó su primer gol profesional contra Atlante, un misil que selló el triunfo 2-1 y desató el grito de la Fiel.
Con Atlas (2013-2014, tras un regreso en 2012), jugó 38 partidos y marcó 2 goles. Su momento estelar fue la final de la Copa MX Apertura 2013 contra Morelia: empate 3-3, perdida en penales, pero Edson dejó su garra en el césped. Sin embargo, Atlas no vio en él al killer que era. En 2014, solo un gol en 33 duelos, su contrato venció en 2011, antes de debutar profesionalmente, y negociaciones fallidas por “exigir demasiado” lo lanzaron al otro lado del Atlántico. Edson no era un novato común; era una chispa lista para incendiar el mundo.
La aventura portuguesa que forjó su carácter
A los 19 años, Edson cruzó el océano con el hambre de un lobo. El 27 de agosto de 2011, el Sporting Braga de Portugal lo fichó como agente libre por cinco años, un hito que Atlas intentó bloquear, celoso de su joya perdida. Debutó en un amistoso el 5 de octubre de 2011 contra Vizela, 90 minutos, un gol en la victoria 5-2, el sueño europeo que prometía todo. En la Primeira Liga, su estreno fue el 9 de enero de 2012 contra Beira-Mar: titular, 60 minutos en el triunfo 2-1. Pero Europa fue un vendaval cruel; las lesiones lo relegaron al Braga B, donde acumuló minutos pero no gloria.
En diciembre de 2012, regresó a México con Atlas, pero la magia no volvió.
El renacer en México
El destino dio un giro en 2014. Santos Laguna lo firmó para el Clausura 2015, y Edson resurgió como fénix. Debutó con gol, jugó 35 partidos, marcó 9 tantos y levantó la Liga MX en la final contra Querétaro (5-3 global), su primer título grande. En 2016, pasó a Dorados de Sinaloa (2016-2017); 32 partidos, 12 goles, una temporada estelar que lo consagró como depredador del área. Luego, Zacatepec (2017-2018, Liga de Ascenso); 28 juegos, 5 goles, peleando por el ascenso en el barro del Ascenso MX. En Mineros de Zacatecas (2018-2020), vivió su etapa dorada; 64 partidos, 24 goles, con un olfato letal y asistencias que tejían jugadas de seda. Correcaminos de la UAT (2020-2021) lo vio en 28 duelos con 10 goles, manteniendo la llama viva. En Atlante FC (2021-2023), marcó 18 goles en 58 partidos, rozando el ascenso con el corazón potro latiendo fuerte.
El 12 de junio de 2023, Edson volvió a casa: Leones Negros de la UdeG, en la Liga de Expansión. ¡Y qué regreso! En su primera temporada (2023-2024), devoró la liga: 15 goles en la fase regular del Clausura 2024, más 3 en Liguilla, llevando a los melenudos a la final. En el Apertura 2023, lideraba la tabla de goleo hasta que una fractura de clavícula lo frenó, seis partidos, siempre con victorias o empates cuando anotaba. El 1 de julio de 2024, la Liga lo coronó: Balón de Oro al Mejor Jugador de la Temporada 2023-2024, superando a campeones con sus 18 goles totales y su impacto. “La vara está alta, pero somos familia”, dijo, con lágrimas en los ojos.
El clímax llegó en el Clausura 2025: Edson, el Melenudo imparable, lideró a Leones Negros al título contra Tampico Madero, su segundo campeonato (tras Santos), pero el primero como capitán de alma. En la temporada 2024-2025, suma 10 goles en 20 partidos, colocándose en el top 10 histórico de goleadores melenudos.
El bronce tricolor
Edson no solo brilló en clubes; el Tri lo vio como un diamante en bruto. En marzo de 2011, Juan Carlos Chávez lo convocó al Campeonato Sub-20 de Concacaf; entró de banca en los cinco juegos, pero su gol en semis contra Panamá fue puro fuego. México campeón ante Costa Rica, Edson con la medalla al cuello y el alma en llamas. Meses después, en la Copa Mundial Sub-20 de Colombia 2011, jugó cinco partidos (uno titular), marcó tres goles, un doblete ante Colombia y otro contra Francia. México conquistó el bronce, y Edson fue el héroe silencioso en el podio. Ese metal fue su bautizo aunque nunca llegó al Tri Mayor.
El legado del melenudo
Edson Rivera no colecciona trofeos; los forja con sudor y orgullo. Campeón Sub-20 de la Concacaf, bronce en el Mundial Sub-20, Liga MX con Santos, Balón de Oro Expansión, título con Leones Negros, y contando. Hoy, sueña con el ascenso a Primera o un llamado tardío al Tri Mayor. Con más de 100 goles en su carrera, Edson no es una estrella pulida; es un diamante en bruto que brilla más por sus grietas. En un fútbol de flashes, él es eterno.
