Cosas Veredes
Gaza, la frontera de la humanidad
La difícil situación que atraviesa la nación palestina vive estos días una etapa crucial, y quizá definitiva. Posiblemente la frontera ética de la humanidad se encuentra hoy en los límites de los territorios de Gaza y Cisjordania, donde la población palestina resiste y sufre la ofensiva israelí, que casi ya nadie duda en llamar “genocidio”.
Mientras las protestas en el mundo se intensifican y se realiza en Nueva York la “Conferencia de la ONU sobre la cuestión Palestina”, Israel se ha negado a hacer un alto al fuego o permitir el paso de ayuda humanitaria, alimentos y medicinas a los territorios cercados en Gaza, a pesar de las condiciones inhumanas que padece la población civil. El primer ministro israelí B. Netanyahu incluso ha calificado como terrorista a la “Global Sumud Flotilla” que pretende abrir un corredor humanitario en las costas de Gaza para llevar 500 toneladas de ayuda vital a la población.
La flotilla solidaria salió de Barcelona el 2 de septiembre integrada por 40 embarcaciones y 300 activistas pacifistas de 44 países (entre ellos, 6 mexicanos), y sufrió un ataque con un dron explosivo el 9 de septiembre en el puerto tunecino de Sidi Bou Said. Pero a la fecha hay ya 60 naves y 400 activistas acercándose a la isla de Siros en Grecia, donde su sumarán 6 embarcaciones más para enfilar rumbo a Gaza, pese a las amenazas del gobierno de Israel que, irresponsablemente, ha calificado a la caravana solidaria como “la flotilla de Hamas”, señalándola como un objetivo militar.
No obstante, ante la incapacidad del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer un cese al fuego por los sucesivos vetos de la representación estadounidense, la flotilla integrada por ciudadanos y ONGs, encabezada por Greta Thunberg y con apoyo global puede ser la posibilidad real de abrir un corredor humanitario en Gaza. Cosa inusitada en la historia universal. Pero como están las cosas, es saludable que suceda.
El lunes 22 de septiembre, por iniciativa de Francia y Arabia Saudita, se convocó la “Conferencia de la ONU sobre la Cuestión Palestina”. En coincidencia con la fecha, un grupo de más de 10 países encabezados por Gran Bretaña, Canadá, Francia y Portugal anunciaron su reconocimiento al Estado Palestino. De tal manera, son ya más de 150, de los 194 que integran la ONU. La propuesta que seguramente será ratificada será la “Solución de los dos estados: Israel y Palestina”, que plantea establecer el territorio de cada estado para que convivan como vecinos. La propuesta se discute desde hace décadas; en algunas etapas se gestionó y encaminó infructuosamente.
Es difícil ver con optimismo los frutos de la Conferencia, pues tiene como antecedente el veto impuesto por la representación de EUA a la propuesta del cese al fuego aprobada por la asamblea general de la ONU el 12 de septiembre. Y también el hecho de que el gobierno estadounidense negó la visa al presidente de Palestina Mahmud Abbas para asistir a la conferencia, de manera que tendrá que participar en forma remota.
Si la comunidad internacional no logra detener la ofensiva israelí en el corto plazo, existe la posibilidad real de que siga adelante la estrategia de limpieza étnica y genocidio que atenta contra la existencia de todo un pueblo, que con ello avance la ocupación de los escasos territorios palestinos, que su población sea sometida y desplazada a los países vecinos en condición de refugiados, como ya lo están varios millones de ellos en Líbano, Jordania, Siria, Egipto, y que la nación palestina termine despojada, desintegrada y dispersa.
Pocas veces se ha visto el sometimiento y la dispersión de una nación en la historia de la humanidad. Tal vez habría que recordar la destrucción de Cartago por Roma en el siglo II AC, o la propia diáspora judía del siglo I, que aún con sus múltiples y discutibles causas, no justifica que se cometa contra la nación palestina.
La humanidad y las naciones del mundo no aceptaron la criminal persecución del pueblo judío a manos del nazismo. Del mismo modo, las naciones del mundo no pueden contemplar impasibles la destrucción de la nación palestina. La ética, valores y reglas de convivencia que la humanidad ha construido después de 50 siglos: respeto a la vida humana, respeto al derecho internacional y limitar la crueldad y el uso de la fuerza en los conflictos, serían reducidos a añicos y polvo. Sería el fracaso de la ética universal en la convivencia entre los estados nacionales..
Difícil es hoy esperar que una coalición militar intervenga en Medio Oriente en el conflicto israelí-palestino. La punta de lanza de los ciudadanos del mundo que buscan la paz y dignidad va en caravana marítima. Con el riesgo de ser atacados o detenidos frente a las costas de Gaza, pero con la presión internacional, pueden lograr romper el cerco, desembarcar en los territorios ocupados y abrir un corredor por donde fluya ayuda y sobre todo esperanza.




