- Estudio revela correlación entre depresión y relación docente-estudiante en universitarios.
- El 100% de los jóvenes evaluados mostró algún nivel de riesgo en consumo de alcohol.
- Inteligencia artificial y pandemia han modificado las formas de interacción social.
En el marco de un estudio reciente sobre salud mental en estudiantes universitarios de Guanajuato y Nayarit, Luis Felipe García Barragán, doctor en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México y docente de la Universidad de Guanajuato, compartió los principales hallazgos de una investigación que ha seguido la evolución del bienestar emocional en la comunidad estudiantil desde 2016 hasta 2024.
El especialista explicó que, a raíz de la pandemia por COVID-19, se produjeron transformaciones profundas en la salud mental de la población en general, pero con un impacto particular en los jóvenes universitarios, quienes enfrentaron la emergencia sanitaria en una etapa decisiva de su formación académica y personal.
Uno de los resultados más relevantes fue la identificación de una correlación significativa, superior a 0.5, entre la depresión y la interacción que los estudiantes mantienen con sus docentes, dentro y fuera del aula. Este hallazgo representa un foco rojo, ya que vincula directamente la calidad de la relación pedagógica con el estado emocional del alumnado.
‘Te puede interesar La UAA no se salvó de las afectaciones por las intensas lluvias‘
García Barragán detalló que otro de los puntos críticos es el consumo de alcohol. A través de la aplicación de la prueba AUDIT, diseñada por la Organización Mundial de la Salud, se encontró que el 100% de la muestra —integrada por más de 200 jóvenes— presenta algún nivel de riesgo. Aunque este patrón no se correlaciona con otras mediciones sobre salud mental, su presencia constante resulta alarmante y plantea interrogantes sobre las dinámicas sociales y familiares que influyen en este comportamiento.
El investigador subrayó que la normalización del consumo de alcohol en celebraciones y reuniones, sumada a la facilidad de acceso y a la búsqueda de autonomía propia de la edad universitaria, representan factores de riesgo que no deben subestimarse. En este sentido, llamó a reflexionar sobre el papel que juegan las instituciones educativas en la construcción de ambientes de acompañamiento y respeto, evitando convertirse en un factor negativo para el bienestar de los estudiantes.
Otro de los hallazgos que calificó como preocupantes es el incremento en los niveles de depresión severa. De acuerdo con la medición realizada en 2024, se detectó un aumento considerable en comparación con 2016, lo que exige medidas inmediatas para atender a quienes se encuentran en esta situación y para fortalecer estrategias institucionales de prevención y apoyo.
Finalmente, García Barragán señaló que fenómenos recientes como la irrupción de la inteligencia artificial también inciden en la forma en que los jóvenes se relacionan. Al igual que ocurrió durante la pandemia, la facilidad de interacción virtual puede generar aislamiento y dependencia de herramientas digitales, lo que subraya la necesidad de impulsar procesos de educación y orientación que promuevan un uso responsable de estas tecnologías.




