- La presidenta de Movimiento Ambiental, Guadalupe Castorena, advirtió que la construcción de fraccionamientos en Aguascalientes avanza sobre áreas naturales, entre ellas La Pona, donde ya se proyecta una avenida como primer paso
- La activista comparó esta situación con lo ocurrido en Cobos y El Cedazo, donde la urbanización derivó en pérdida ecológica y patrimonial, afectando incluso zonas fósiles y arroyos
- Castorena recordó la resistencia histórica del grupo S.O.S. La Pona, que durante dos décadas defendió la zona, y alertó que sin una acción firme de autoridades y sociedad civil, el ecosistema corre el riesgo de desaparecer
La Pona es una de las últimas reservas ecológicas en Aguascalientes y enfrenta riesgos por los nuevos fraccionamientos que se pretenden construir en la zona, advirtió la presidenta de la asociación Movimiento Ambiental, Guadalupe Castorena.
En entrevista para LJA.MX, destacó que cualquier desarrollo habitacional debe contar con el aval de las autoridades federales, estatales y municipales. Reconoció, sin embargo, que las asociaciones ambientalistas no se dan abasto para vigilar todos los casos.
“Quizá piensan que estamos en contra de la construcción de fraccionamientos, pero la verdad es que se está haciendo una devastación, pues ni siquiera hay que ser científico, político o ambientalista para saber cómo está toda nuestra ciudad”, expresó.
Explicó que esta situación no ocurre en un solo punto, sino en varias zonas del estado. Como ejemplo, mencionó el sur de la ciudad, donde antes se podía llegar del Bosque de Cobos en 15 minutos y hoy es casi imposible por la proliferación de fraccionamientos en lo que antes eran áreas naturales.
Respecto a La Pona, detalló que existe un proyecto para abrir una avenida que conecte desde el Canal Interceptor hasta el segundo anillo, lo que considera el inicio de futuros desarrollos habitacionales. Señaló que este es un patrón común: primero se construyen vialidades y después los fraccionamientos.
“Lo que está ocurriendo en Cobos es crónica de una muerte anunciada. Es igual a lo que pasó en El Cedazo, que juraban que no se iba a tocar el arroyo y en un inicio no se tocó, pero ya con la gente que empezó a irse comenzó toda una devastación”, indicó.
Castorena advirtió que este tipo de proyectos ocasionan la pérdida de patrimonio histórico y ecológico. En El Cedazo, dijo, quedó destruido el acervo arqueológico porque todo terminó enterrado, y eso es lo que no debe ocurrir en el Bosque de Los Cobos, considerado un área fósil.
Recordó que La Pona ha resistido gracias a la lucha de grupos como S.O.S. La Pona, que durante más de 20 años trabajaron para protegerla mediante charlas en escuelas, recolección de firmas y gestiones ante autoridades. “Si no hubiera sido así, ya no estaría La Pona”, comentó.
Añadió que el desgaste en la defensa ambiental es real y cuestionó si las nuevas generaciones tendrán la misma resistencia. Reconoció que, históricamente, los ambientalistas han sido “la voz que clama en el desierto”, pero ahora existe un contexto de restauración ecológica.
Finalmente, advirtió que mientras otros temas sociales como la niñez o la cultura logran colocarse en la agenda pública, lo ambiental sigue avanzando lentamente. “Si para lo ambiental tiene que haber devastación, creo que lo están haciendo muy bien”, concluyó con ironía.




