En las calles empedradas de Guadalajara, donde el eco de los balones resuena como un himno, nació Marco Jhonfai Fabián de la Mora, un 21 de julio de 1989. Con una zurda que parecía pintada por un artista y un corazón que latía al ritmo del fútbol, Fabián no solo se convirtió en un ícono del balompié mexicano, sino en un símbolo de resiliencia.
A sus 36 años, este mediocampista ofensivo ha vivido una carrera de altibajos; desde el oro olímpico hasta escándalos que sacudieron portadas, pasando por un título en Alemania y un reinado inesperado como jugador-presidente del Rangers FC en Andorra.
Raíces tapatías y el nacimiento de una estrella
Marco Fabián creció en la colonia Jardines del Bosque, Guadalajara. Hijo de Marco Antonio Fabián, exfutbolista de los 70, el fútbol corría por sus venas. A los 16 años, en 2005, ingresó a las fuerzas básicas de Chivas, el club más mexicano de todos. No era el más fuerte ni el más alto, pero su visión de juego convertía cada partido en un lienzo.
Su debut en Primera División llegó el 10 de noviembre de 2007, contra Jaguares de Chiapas, bajo la batuta de Efraín Flores. Entró al minuto 85 por Sergio Ávila, y aunque apenas tocó el balón, Chivas ganó 2-1. Ese día, el Estadio Jalisco sintió el primer destello de un “príncipe” que pronto sería adorado.
La primera era en Chivas
Entre 2007 y 2013, Fabián se convirtió en el alma creativa del Rebaño Sagrado. Su primer gol llegó el 2 de febrero de 2008, en una goleada 6-0 contra Morelia, donde la afición comenzó a corear “¡Marquito, Marquito!”. En 128 partidos, anotó 34 goles y dio 20 asistencias, números que lo consolidaron como el “10” soñado. Su mejor momento fue en la Copa Libertadores 2010; Chivas llegó a la final contra Internacional de Porto Alegre, y aunque cayeron 3-2 en el global, Fabián marcó un golazo en el duelo de vuelta, un zurdazo que silenció momentáneamente a los brasileiros. La afición lo veneraba, pero la presión de ser ídolo en un club como Chivas, donde cada error se magnifica, comenzó a pasarle factura.
El 15 de octubre de 2011, Fabián vivió una noche mágica; hat-trick contra Estudiantes Tecos (5-2), pero su celebración, simulando un “disparo en la cabeza” al “Venado” Medina, desató críticas. La directiva lo multó con 50 mil pesos por “falta de madurez”, un presagio de los problemas por venir. Fuera de la cancha, Fabián era un imán para los titulares sensacionalistas; fiestas en su casa de Zapopan hasta el amanecer, quejas de vecinos por el ruido, rumores de excesos con alcohol y compañía no deseada. En 2013, una lesión en el hombro fue la gota que derramó el vaso. Pidió su salida, argumentando “necesitar un cambio”, pero todos sabían que el peso de ser el referente del club lo había desgastado: “Chivas es mi casa, pero a veces hasta en casa te asfixias”, confesó años después en una entrevista de 2024.
El renacer y un título que marcó historia
En diciembre de 2013, Chivas lo cedió a Cruz Azul por dos años, un movimiento que parecía un exilio pero resultó en redención. Bajo el mando de Luis Fernando Tena, Fabián debutó con un empate 1-1 ante León, mostrando destellos de su calidad. En el Clausura 2014, la Máquina rompió una sequía de 17 años sin títulos de liga. En la final contra Tijuana, Fabián fue el motor creativo; pases milimétricos, desbordes y una intensidad que contagió al equipo. Cruz Azul ganó 2-1 en el global, y él levantó el trofeo con lágrimas en los ojos. En 50 partidos con los celestes, anotó 11 goles y dio 9 asistencias, demostrando que, lejos de la presión rojiblanca, podía brillar como nunca. Sin embargo, Cruz Azul no ejerció la opción de compra, y Fabián regresó a Chivas en 2015, pero solo por un semestre. En 15 partidos, marcó 2 goles, pero el amor con el Rebaño ya no era el mismo: “Ganar con Cruz Azul me enseñó que podía ser campeón en cualquier parte”.
El sueño europeo
En diciembre de 2015, el mundo se rindió a Fabián; el Eintracht Frankfurt de la Bundesliga lo fichó por 3.5 millones de euros, un salto histórico para un mexicano. Su primera temporada fue un sueño; 24 partidos, 7 goles, incluyendo un golazo de volea contra Colonia que se viralizó en Europa. La afición alemana lo apodó “Marquito, der Zauberer” (el mago). En la temporada 2017-18, llegó la gloria máxima: la DFB-Pokal y la Copa de Alemania. En semifinales contra Schalke 04, Fabián anotó un gol clave; en la final, contra el todopoderoso Bayern Múnich, fue titular y pieza fundamental en la victoria 3-1. Levantar el trofeo ante los gigantes bávaros fue, según él, “el momento más grande de mi carrera”. En total, jugó 50 partidos con el Eintracht y marcó 10 goles, pero las lesiones lo traicionaron. En 2017, una hernia discal lo llevó al quirófano, perdiéndose meses clave.. Su gran espina fue que nunca jugó Champions League.
De la MLS a Qatar y un regreso amargo a México
Tras Alemania, Fabián se convirtió en un trotamundos. En 2019, firmó con Philadelphia Union en la MLS. Su debut fue prometedor, gol contra Toronto FC, aunque perdieron 1-3. En 25 partidos, marcó 8 goles, pero las lesiones en la espalda y el tobillo lo limitaron. En 2020, dio un salto exótico a Al Sadd de Qatar, dirigido por Xavi Hernández. En 11 partidos, anotó 4 goles, pero el fútbol asiático no lo llenó: “Era dinero, pero no pasión”, admitió. Su regreso a México en 2020 con FC Juárez fue un intento de resurgir: 24 partidos, pero cero goles, y un escándalo que marcó su paso. En marzo de 2021, organizó una fiesta con el cantante, Adso Alejandro, en plena pandemia, violando protocolos sanitarios. La directiva lo separó 10 días y lo multó.
En 2022, Mazatlán FC le dio una última oportunidad en la Liga MX. Bajo el mando de Ricardo “Tuca” Ferretti, jugó 15 partidos y marcó un gol, pero su físico ya no era el de antes. Sin embargo, el fútbol tenía otros planes para él.
El reinado en Andorra
En 2023, Fabián sorprendió al mundo al unirse al FC Santa Coloma en Andorra, un breve paso de seis meses sin gran impacto. Pero la verdadera revolución llegó en enero de 2024, cuando compró el Rangers FC de Andorra, un club fundado en 1981 con una historia modesta pero ambiciosa. Como jugador, presidente y socio, Fabián armó un proyecto inédito: un “equipo azteca” con 12 futbolistas mexicanos, incluyendo a Víctor Alcaraz y David Andrade, rescatando talentos olvidados de las fuerzas básicas de México. En solo cuatro meses, logró lo imposible: en mayo de 2024, Rangers ascendió a la Primera División de Andorra tras vencer a Carroi 2-1 en el global en un playoff de infarto. Fabián fue titular en ambos partidos, corriendo como si tuviera 20 años: “Esto no es solo fútbol, es darles un futuro a los que nadie ve”, posteó en Instagram tras el ascenso.
En la temporada 2024-25, Rangers es una sorpresa, segundo lugar en la liga andorrana, con dos victorias, un empate y goleadas como un 4-0 que sacudió al país. Fabián organiza visorías en Guadalajara, buscando “diamantes en el limbo” de las canteras mexicanas.
Selección Mexicana
Con el Tri, Fabián es sinónimo de orgullo y arrepentimientos. Debutó con la Mayor en 2009 contra Bolivia, acumulando 43 partidos y 9 goles. Su cenit fue con la Sub-23 en 2012: goleador del Torneo Esperanzas de Toulon (campeón), clave en la clasificación a Londres 2012 y héroe en los Juegos Olímpicos. Anotó el 1-0 en semifinales contra Japón, su liderazgo fue vital para el oro histórico. Pero también hubo sombras; en la Copa América 2011, fue expulsado del equipo por una fiesta con escorts en Quito, junto a Giovani dos Santos y Jonathan Vidrio. La FMF lo sancionó seis meses y lo multó con 50 mil pesos.
En Mundiales, su paso fue discreto; Brasil 2014 (2 partidos), Rusia 2018 (1). Ganó la Copa Oro 2015 (subcampeón) y jugó la Confederaciones 2017 (cuartos).
El lado oscuro de un ídolo imperfecto
Fabián nunca esquivó los reflectores, para bien o para mal. En 2011, la fiesta en Quito marcó su carrera. En 2013, las quejas de vecinos en Zapopan por sus fiestas interminables llenaron titulares. En 2018, fotos semidesnudo con fans en Instagram durante una fecha FIFA contra Argentina desataron críticas; en Frankfurt, rumores de borracheras post-partido lo persiguieron. En 2021, la fiesta pandémica en Juárez fue la cereza del pastel.
Empresario, soñador y legendario
Fabián terminó la preparatoria en 2011 por exigencia de Chivas, pero no cursó universidad. Fundó una academia en Guadalajara enfocada en nutrición, psicología y fútbol, con un egresado fichado por Santos FC en 2016. Sus inversiones incluyen bienes raíces, un restaurante y una productora (KoolToon). En mayo de 2024, anunció un proyecto para “dar un futuro a los jóvenes mexicanos atrapados en las bases” y en julio, reafirmó: “No me retiro hasta jugar Champions con Rangers”. Su legado no es solo de goles, sino de abrir puertas en México, en Andorra, en el mundo.
Marco Fabián no es el héroe perfecto; es el mexicano real, con defectos y pasiones, que cayó, se levantó y sigue soñando. De las canchas de Chivas al reinado en Andorra, ha demostrado que el talento, cuando va con corazón, trasciende fronteras.




