¿Sabías que el espéculo vaginal, un instrumento médico utilizado para examinar el interior de la vagina, nunca ha sido modificado desde su invención?
Solo tuvieron que pasar 150 años para que surgiera una alternativa más amigable con nuestros cuerpos, menos traumática y más intuitiva. La innovación fue presentada con el nombre de Lilium, inspirándose en el lirio, fabricado con un material flexible, suave al tacto y compatible con los procesos de esterilización médica. Y no es casualidad que las personas detrás de este diseño, sean dos mujeres.
La oscura historia detrás del espéculo vaginal
Si alguna vez has sentido nervios, tensión o temor al acudir a un consultorio ginecológico para tu chequeo anual, no eres la única. Se estima que entre el 21% y el 64% de las mujeres experimentan ansiedad o miedo durante estos procesos, incluso provocando que una gran parte de ellas decidan evitarlo por completo.
¿A qué se debe este miedo? Pues, tradicionalmente, el espéculo vaginal ha sido presentado de una sola forma: frío, duro, metálico, incómodo y a menudo asociado con el dolor. De hecho, si googleas imágenes pareciera que estamos presenciando un instrumento de tortura medieval, pero es sencillamente un instrumento metálico, con forma de pistola, que se utiliza cotidianamente sin que nadie cuestione su apariencia intimidante y la sensación incómoda al introducirlo en nuestras vaginas.
Desde sus orígenes, no estaba diseñado para ser placentero o amable con el cuerpo femenino. El espéculo como lo conocemos fue desarrollado por el médico James Marion Sims con el objetivo de separar las paredes vaginales, lo suficiente como para que el personal de salud pueda explorar el canal vaginal y el cuello uterino con mayor claridad. En pocas palabras, es una herramienta esencial para los procesos del papanicolau, colposcopias, la toma de muestras o la detección del VPH.
Inicialmente, fue probado en mujeres esclavizadas, por supuesto que sin su consentimiento y sin alguna forma de cuidado o prevención, como el uso de anestesia. Actualmente, ya existen espéculos de diferentes formas y dimensiones que pueden adaptarse a las variaciones del tamaño y elasticidad de la vagina de cada mujer. También, se toma en cuenta la forma en la que se introduce evitando generar molestias e intentando escuchar primero a las pacientes.
Sin embargo, no han logrado reducir que el proceso resulte incómodo o doloroso para muchas. Y esto se debe principalmente a dos cosas:
- Tensión muscular, que provoca una contracción involuntaria de los músculos, provocada por el miedo, la ansiedad o los nervios de acudir a una consulta ginecológica.
- Condiciones médicas, las cuales incluyen el liquen escleroso, la atrofia vaginal y el vaginismo. Todas estas condiciones pueden provocar que la piel sea menos elástica, más propensa a desgarros o contracción de músculos y dolor crónico.
Un producto hecho por mujeres para mujeres
Las mujeres detrás del proyecto Lilium tienen nombre, cara e historia. Se trata de Tamara Hoveling y Ariadna Izcara Gual, ingenieras e investigadoras de la Universidad Técnica de Delft en Países Bajos. Su interés por este tema viene desde sus propias vivencias, en donde revelan que nunca ha sido placentero el uso de espéculos e incluso se preguntaban por qué tenía ese aspecto tan aterrador.
A partir de estos cuestionamientos, se plantearon una idea que nunca antes se había considerado: rediseñar la salud femenina, empezando por el impopular espéculo vaginal. Hoveling, una de las investigadoras detrás de este proyecto, mencionó: “He recibido muchos correos electrónicos de mujeres que me han dicho que en realidad no van al ginecólogo por culpa de este aparato, porque tienen miedo, porque han tenido una experiencia traumática, así que en realidad es muy peligroso para su salud por culpa de este simple dispositivo que no les hace justicia”.
A lo largo de su investigación, realizaron encuestas a diversas mujeres, diseñaron bocetos inspirados en la forma original y decidieron lanzar un prototipo y avanzar hacia una posible producción comercial.
El proyecto Lilium aún está en pañales, pero eso no lo hace menos serio. Para su lanzamiento oficial se necesitan: pruebas de ergonomía, búsqueda de materiales durables para perfeccionar el prototipo, la obtención de certificaciones de seguridad, realizar ensayos en personas y conseguir la autorización para su comercialización. Y para financiar estas etapas lanzaron una campaña de crowdfunding, en la que en tan solo 2 días, recaudaron 100 mil euros, superando la expectativa inicial.
Es necesaria la mirada femenina en el mundo de la salud
Aunque todavía no existe una fecha confirmada para que el Lilium llegue a los consultorios ginecológicos en alguna parte del mundo, su sola presentación ya ha encendido conversaciones en todas partes, y ha puesto bajo la lupa las históricas prácticas médicas que llevan décadas siendo normalizadas, pero que requieren con urgencia una perspectiva de género.
Para Tamara, la atención y el respaldo financiero que han recibido es mucho más que un apoyo económico: “Es una señal. Es una prueba de que hay gente que realmente quiere un cambio, de que existe un problema real y de que las soluciones actuales del mercado no son las mejores”, afirma.
La llegada de este nuevo espéculo trae consigo conversaciones incómodas, pero necesarias: es necesario transformar el panorama médico en términos de salud de las mujeres. Para ello, empecemos por cuestionar las prácticas normalizadas, comencemos a exigir mejores condiciones en el campo de la medicina y cambiemos la narrativa de los espacios centralizados en las experiencias masculinas, siempre apostando por una medicina más igualitaria.




