En el fútbol mexicano, hay nombres que resuenan como ecos de una afición que nunca olvida. José Joaquín “Shaggy” Martínez es uno de ellos, un chilango nacido el 22 de febrero de 1987, con el alma de barrio y la garra de quien sabe que cada partido es una batalla por la gloria. Apodado “Shaggy” por su look desenfadado, ese cabello largo y la vibra de quien siempre tiene un chiste bajo la manga, este lateral derecho no solo ha recorrido las canchas de la Liga MX por casi dos décadas, sino que ha forjado una carrera que es puro corazón mexicano. De canterano del América a héroe improbable en Morelia, de romper la maldición de 23 años con Cruz Azul a reinventarse en la Kings League a los 38, Shaggy es la prueba de que el talento, la humildad y la perseverancia pueden escribir una leyenda.
De las calles de la CDMX a las fuerzas básicas del América
Shaggy no nació con una pelota de oro en la mano. A los seis años, en un barrio chilango donde el ruido de la ciudad ahoga los sueños, su hermano mayor lo arrastró a un equipo amateur. “El fútbol era escape, no plan de vida”, confesó en una charla con ESPN en 2020.
Ahí empezó todo: patadas en la tierra, sudor bajo el sol implacable y esa entrega que lo define. Su parecido con el personaje de Scooby-Doo le valió el apodo “Shaggy” desde chamaco –”por el pelo largo y la cara de ‘todo chido’”, bromea él mismo en entrevistas–, pero en la cancha, ese look bohemio esconde un motor incansable.
Rápidamente, su talento lo llevó a las fuerzas básicas del América, el equipo de sus amores (o al menos, eso creía). Entró a las inferiores en la escuela de fútbol del club, escalando categorías con un estilo vertiginoso; rápido como un rayo por la banda derecha, desequilibrante en el uno contra uno y con una visión que lo hacía jugar de lateral, mediocampista o hasta extremo si el DT lo pedía. Luis Fernando Tena, el eterno formador de talentos aztecas, lo vio brillar y lo subió al primer equipo para el Apertura 2007. Pero el debut oficial llegó un año después, en el Apertura 2008, bajo las órdenes de Ramón Ángel Díaz. Fue un fogonazo: 38 partidos en Primera División con las Águilas, pero en una era de vacas flacas. “El equipo no andaba bien; clasificamos a liguillas, pero eran fracasos para un grande como América”, recordó. Técnicos como los Tena, Díaz, Jesús Ramírez y Manuel Lapuente lo dirigieron, pero la competencia feroz de extranjeros y canteranos estelares, lo mandaron al banquillo. A los 21 años, Shaggy ya sabía lo que era pelear por minutos. Lección mexicana número uno: El talento solo no basta; hay que morder el polvo.
El nomadismo guerrero
El América no era para él en ese momento, así que Shaggy tomó el camino duro; el ascenso. En 2009, aterrizó en Zacatepec de la Segunda División, donde debutó profesionalmente el 5 de agosto de 2005. Ahí, con 22 años, mostró su polivalencia. De Zacatepec pasó a Socio Águila, un equipo efímero, y luego al Necaxa en 2011. Con los Rayos, su tenacidad brilló; jugó en Ascenso MX, contribuyó al regreso a Primera en 2016 y acumuló minutos valiosos. “En Necaxa aprendí a ser constante; me limitaban en América, pero aquí podía encarar y subir”, dijo en AS México.
El gran salto llegó con Pachuca en 2016, vía Grupo Pachuca y tuvo dos etapas con los Tuzos. La primera (2016-2018) lo vio como suplente de lujo, pero la segunda (2018-2020) fue su consolidación. Debutó en Concachampions, Copa MX y hasta Mundial de Clubes. Y los trofeos; dos títulos de Liga MX (Clausura 2016 y Apertura 2022). En total, con Tuzos fueron más de 50 partidos, goles clave y esa entrega que lo hizo indispensable. Pero Shaggy no era de quedarse quieto; en 2019, un préstamo a Mineros de Zacatecas en Ascenso lo pulió más, recordando sus raíces humildes.
En México, Shaggy encarna al futbolista azteca puro; formado en el sistema, polivalente por necesidad (juega por derecha, izquierda, medio), y con esa garra que viene de saber que un contrato no es garantía. Ha disputado 304 partidos en todas las categorías, con 11 goles y 11 asistencias, no números de crack, pero de utility man eterno. Y como mexicano, su orgullo por el Tri juvenil (seleccionado sub-20) lo marca: “Representar a México es lo que me mueve”, ha dicho.
El alma de Morelia y el sueño cumplido en Cruz Azul
A los 32, cuando muchos piensan en retiro, Shaggy explotó. En 2019, llegó a Monarcas Morelia, hoy extinto y se convirtió en ídolo. Un año mágico con una liguilla histórica, goles de chilena (¡sí, de chilena!), y una conexión con la afición que lo idolatraba. Fans disfrazados de Scooby-Doo en el estadio; Shaggy, el tipo que no se rinde, liderando a un equipo en crisis: “En Morelia jugué como sé: constante, encarando”, recordó. Ese click tardío lo humanizó, prueba de que el fútbol mexicano premia la perseverancia, no solo el hype juvenil.
El pico llegó en Cruz Azul en julio de 2020. Vendido por Pachuca por una cifra modesta, llegó a la Noria como “el veterano humilde”. Bajo Juan Reynoso, a quien nombra como ídolo top 3 de la Máquina, junto a Miguel Marín y Christian Giménez, Shaggy fue clave en la Novena, el título de Guardianes 2021 que rompió 23 años de sequía. En la final vs Santos, su entrega en defensa y apoyo ofensivo fue vital: “Llegar a Cruz Azul fue bendición; el estrés de semis vs Pumas, con compañeros paralizados, lo superamos juntos”, contó en ESPN 2023. Jugó 70+ partidos, goles y ese carisma que calmaba la presión celeste.
Pero el final dolió. En 2023, a los 36, lo cortaron: “Me corrieron por viejo; no por rendimiento, sino por edad”, confesó en MARCA MX 2024. Salió sin explicaciones, junto a ‘Cata’ Domínguez y Corona, culpados por fans frustrados. “Agradecido en malas y buenas”, dijo. Tuvo ofertas, pero priorizó la familia.
Vida personal
Shaggy no es sólo botines y barridas. Casado desde joven con Georgina, sus posts en Instagram son puro amor familiar: viajes, risas con los peques y mensajes de fe.
En 2023, sacó su licencia de director técnico vía ENDIT en Morelia. Y su podcast en YouTube (Shaggymtzxlabanda) que trata sobre charlas con ex compas, chismes y risas, mostrando su lado emprendedor.
De la Liga MX a las Kings League
Retirado del profesionalismo en 2023, Shaggy no se rindió. En 2024, debutó en Kings League Américas con Peluche Caligari (de Werevertumorro y El Escorpión Dorado). En octubre de 2024, cambió a Olimpo United, presidido por Chicharito Hernández, con ex-Liga MX como Víctor Milke, Rodolfo Salinas y Marco Bueno. Dirigido por Alejandro Castro, fue un referente.
En 2025, la noticia bomba; se une como jugador franquicia a Galácticos del Caribe en Kings League hasta que su podcast explotó.
A sus 38, Shaggy es más que un ex jugador: podcaster, formador potencial, ícono de la resiliencia mexicana. Su carrera de más de 15 años en Primera, 2 títulos de Liga MX, además de un ascenso con Necaxa, ídolo en Morelia y Cruz Azul, es el espejo de miles, no el más talentoso, pero el más guerrero.
Shaggy Martínez es un recordatorio de que el fútbol azteca late en los que persisten.
