Hablar de Francisco “El Maza” Rodríguez es hablar de uno de los defensas mexicanos más sólidos, longevos y respetados de las últimas décadas. Desde sus humildes orígenes en Mazatlán, Sinaloa, hasta levantar títulos con Chivas, jugar en Europa y defender con orgullo la camiseta de la Selección Mexicana en tres Copas del Mundo, el “Maza” escribió una historia de constancia, carácter y disciplina.
Pero más allá de los trofeos, su carrera representa la evolución de un futbolista que rompió fronteras, se reinventó en distintos equipos y dejó huella en cada club que defendió. Del Estadio Jalisco al Philips Stadion y de ahí a los estadios alemanes de la Bundesliga, Rodríguez llevó siempre el mismo sello. Hoy, retirado del fútbol, ha transformado su vida en un ejemplo de disciplina y motivación personal, demostrando que el espíritu de lucha no se apaga al colgar los botines.
De Mazatlán al sueño rojiblanco
En las calles de Mazatlán, Sinaloa, un niño alto y fuerte destacaba entre todos los demás. Su nombre, Francisco Javier “El Maza” Rodríguez Pinedo, nacido el 20 de noviembre de 1981, quien con apenas unos años ya mostraba una mezcla de fuerza, disciplina y una pasión inquebrantable por el balón.
Creció en un entorno humilde, donde la constancia fue su mayor virtud. Su físico imponente le valió el apodo de “El Maza”, heredado por su estructura sólida y presencia en la cancha. Desde joven soñaba con defender los colores de un club grande, y con apenas 16 años dejó su tierra para probarse con las fuerzas básicas de las Chivas de Guadalajara, uno de los equipos más exigentes y emblemáticos de México.
Allí comenzó su historia profesional, formándose en una cantera que moldeó su carácter y lo preparó para convertirse en uno de los defensores más importantes del fútbol mexicano en las dos primeras décadas del siglo XXI.
El debut con Chivas y la consolidación del muro
“El Maza” Rodríguez debutó en Primera División en el Apertura 2002 con las Chivas, bajo la dirección técnica de Daniel Guzmán. En un inicio fue suplente, pero su perseverancia y carácter lo llevaron a ganarse un lugar en la zaga central del Rebaño.
Su entrega, fortaleza física y liderazgo silencioso le permitieron convertirse en un referente de la defensa tapatía. En cada partido mostraba temple, valentía en los duelos aéreos y una confianza que transmitía seguridad a todo el equipo.
La recompensa llegó en el Apertura 2006, cuando Chivas conquistó el título de la Liga MX tras vencer al Toluca en una final histórica. El “Maza” fue una pieza clave durante toda la liguilla, imponiéndose con autoridad en los duelos defensivos, consolidando su nombre entre los ídolos del club.
Durante sus años en Guadalajara, el defensa mazatleco disputó más de 200 partidos oficiales, participó en torneos internacionales como la Copa Libertadores 2005 y la Copa Sudamericana 2006, donde llegaron a semifinales en ambas y dejando huella como uno de los defensores más confiables y respetados del fútbol mexicano.
Chivas fue su hogar, su cuna futbolística y el lugar donde forjó la identidad que lo acompañaría toda su carrera.
Del Rebaño al PSV Eindhoven
En 2008, el sueño europeo tocó a su puerta. Su rendimiento con Chivas y su presencia en la Selección Mexicana le abrieron las puertas del PSV Eindhoven, uno de los clubes más importantes de los Países Bajos.
Allí se reencontró con su compatriota, Carlos Salcido, con quien compartió defensa tanto en el club como en el Tri. Su adaptación fue rápida, su físico se ajustó bien al ritmo intenso de la Eredivisie, y su liderazgo le permitió ganarse la confianza del cuerpo técnico y de los aficionados.
Con el PSV, Rodríguez vivió noches europeas inolvidables, disputando partidos de Champions League y Europa League, enfrentándose a gigantes como el Atlético de Madrid y el Olympique de Marsella, elevando su nivel competitivo. Durante tres temporadas (2008–2011), jugó más de 90 partidos, anotó varios goles en jugadas a balón parado y se consolidó como uno de los defensores mexicanos con mejor rendimiento en el extranjero.
En Holanda aprendió de un fútbol más táctico, con una línea defensiva de alta exigencia. Su paso por el PSV no solo le dio títulos, como la Supercopa de los Países Bajos, sino también madurez profesional y una mentalidad ganadora.
Una nueva prueba en la Bundesliga
En 2011, el “Maza” dio otro paso adelante en su carrera al fichar con el VfB Stuttgart de la Bundesliga. El reto fue aún mayor, una liga más física, más veloz y con exigencia táctica en cada jugada.
Aunque su paso fue breve, dejó una buena impresión. Disputó cerca de 30 partidos oficiales, alternando titularidades con rotaciones, y demostró su capacidad para competir al más alto nivel. En Alemania reforzó su capacidad de anticipación, mejoró su salida con el balón y enfrentó delanteros de talla mundial, lo que terminó de pulirlo como futbolista de élite.
Su etapa europea, entre Holanda y Alemania, fue el reflejo del profesionalismo mexicano en el extranjero; sin grandes reflectores, pero con constancia, entrega y calidad.
Regreso triunfal a México
En 2013, el Maza regresó a México, pero esta vez para vestirse de azulcrema. Su llegada al Club América sorprendió a muchos, pues representaba al máximo rival de su amado Chivas. Sin embargo, su carácter profesional y su deseo de seguir compitiendo lo llevaron a dejar de lado los colores para enfocarse en el rendimiento.
Con el América, Francisco Rodríguez volvió a levantar un título de Liga MX en el Clausura 2013, logrando algo que pocos futbolistas han conseguido: ser campeón con Chivas y América, los dos equipos más grandes y populares del país.
En Coapa, su liderazgo y experiencia fueron fundamentales para una defensa sólida que combinaba juventud y veteranía. Disputó más de 60 encuentros con las Águilas, participó en torneos de Concachampions y dejó huella por su entrega incondicional.
Cruz Azul, Lobos BUAP y el adiós al fútbol profesional
Tras su exitoso paso por América, Rodríguez fue fichado por Cruz Azul en 2014, donde aportó su experiencia a una defensa que buscaba estabilidad. Aunque no logró títulos con “La Máquina”, fue un elemento constante, capitán en varios partidos y referente dentro del vestidor.
Posteriormente, en el ocaso de su carrera, se unió a Lobos BUAP, equipo con el que se retiró oficialmente en 2019. En Puebla, se convirtió en un guía para los jugadores jóvenes, compartiendo sus vivencias de más de 15 años como profesional.
Su retiro marcó el fin de una trayectoria que abarcó más de 500 partidos profesionales entre México y Europa.
El estandarte defensivo del Tricolor
El legado del “Maza” con la Selección Mexicana también es inmenso. Debutó en 2004 y rápidamente se convirtió en un habitual en las convocatorias del Tri. Jugó bajo las órdenes de técnicos como Ricardo La Volpe, Javier Aguirre, José Manuel de la Torre y Miguel Herrera.
Participó en tres Copas del Mundo:
- Alemania 2006, como suplente joven en una plantilla llena de figuras.
- Sudáfrica 2010, donde fue titular y mostró su liderazgo en la defensa.
- Brasil 2014, donde nuevamente fue clave en el esquema de Miguel Herrera.
En total, disputó más de 100 partidos internacionales, además de ganar dos Copas Oro, y jugar Copas América y eliminatorias mundialistas.
Con el Tri, vivió grandes momentos, como la clasificación al Mundial de 2014 tras la repesca ante Nueva Zelanda, y también enfrentó críticas por errores puntuales. Sin embargo, su compromiso con la camiseta nacional nunca se puso en duda. Fue el tipo de jugador que, aunque sin grandes reflectores, siempre dio la cara y jugó con el corazón por su país.
Del césped al fitness
Tras colgar los botines, el Maza Rodríguez decidió reinventarse. En lugar de seguir inmediatamente como técnico o directivo, apostó por su bienestar físico y personal. Hoy, vive en Puebla, donde se ha convertido en una figura del mundo fitness, compartiendo rutinas, consejos de vida y mensajes de motivación a través de sus redes sociales.
También ha cursado estudios y certificaciones para convertirse en director técnico, dejando abierta la puerta a una futura etapa en los banquillos.
“El fútbol me dio todo, pero ahora quiero devolverle algo desde otro lugar”, declaró en una entrevista. Su mensaje actual combina la disciplina deportiva con la superación personal, reflejo de su filosofía dentro y fuera de la cancha.
El legado de un guerrero silencioso
Francisco “El Maza” Rodríguez no fue el más mediático ni el más carismático, pero sí uno de los más constantes, disciplinados y respetados de su generación. Su carrera lo llevó de las canchas de Mazatlán a los estadios más imponentes del mundo, defendiendo con orgullo los colores de Chivas, América, Cruz Azul, PSV Eindhoven, Stuttgart y la Selección Mexicana.
Hoy, lejos del ruido de los estadios, el “Maza” sigue siendo un ejemplo de constancia y disciplina, recordado como uno de los grandes defensores mexicanos del siglo XXI y como un símbolo de trabajo y humildad que dejó huella tanto en México como en Europa.




