- A los cuatro años comenzó a dibujar inspirada por su padre; hoy presenta su primera exposición individual
- El Veneno de la Tinta reúne piezas elaboradas únicamente con pluma, técnica que simboliza constancia y libertad creativa
- La familia de Alexa Miroslava celebra con orgullo el talento y la determinación que la han llevado a abrirse camino en el arte
Durante la inauguración de la exposición El Veneno de la Tinta, realizada en el BachUAA central -conocido también como Prepa Petróleos-, la joven artista Alexa Miroslava Candela Serafín compartió la emoción de presentar por primera vez una muestra individual compuesta por dibujos realizados exclusivamente con pluma. Acompañada por sus padres, Israel Candelas y Brenda Serafín, la estudiante de 17 años recordó cómo desde pequeña encontró en el arte una forma de expresión y conexión familiar.
“Desde los cuatro años me gustaba dibujar porque veía a mi papá hacerlo, y yo quería dibujar igual de bonito que él”, relató Miroslava, quien ha participado en varias exposiciones colectivas y hoy celebra su primera muestra personal. El nombre de la exposición, explicó, surge de la técnica misma: “La tinta se expande por los dos lados de la hoja, como si fuera veneno. Por eso se llama El Veneno de la Tinta”.
Su padre, Israel Candelas, recordó con humor los concursos de dibujo que organizaba con ella cuando era niña: “Nunca la dejaba ganar, quería que aprendiera a superarse, y hoy está la prueba: me ha superado”, comentó orgulloso. Por su parte, Brenda Serafín reconoció que nunca imaginó ver a su hija llegar tan lejos: “Me sorprende y me llena de orgullo el talento que tiene. Jamás pensé que alcanzaría esto”.
Para la familia, el arte se ha convertido en un espacio de unión y aprendizaje. Aunque Israel estudió informática, siempre tuvo gusto por el dibujo, una afición que heredó su hija y que ha sabido transformar en disciplina: “Le digo que estudie una carrera, pero que nunca deje de hacer lo que ama. Ella ahora estudia para tatuar personas, y eso también es arte”, comentó.
La joven artista reconoce que la escuela demanda tiempo, pero asegura que el dibujo le brinda equilibrio y tranquilidad: “Es algo que me apasiona, me relaja. A veces no tengo mucho tiempo, pero siempre encuentro un momento para dibujar”, compartió.
Con El Veneno de la Tinta, Miroslava abre una nueva etapa en su trayectoria, marcada por la constancia, la sensibilidad y el acompañamiento de sus padres: “Más que nada, siempre le he dicho que haga lo que le guste”, expresó su madre. La exposición representa no solo el talento de una joven promesa del arte local, sino también la historia de una familia que convirtió la inspiración cotidiana en un legado creativo.




