- La agrupación estrenará un documental que recorre tres décadas de trayectoria y experiencias compartidas.
- Preparan una gira con proyecciones y conciertos, además de un cuento sinfónico narrado por Mario Iván Martínez.
- Subrayan la importancia del disfrute, la autenticidad y la educación musical con sentido humano.
Durante su visita a Aguascalientes, la agrupación Los Patita de Perro compartió detalles sobre el estreno de su más reciente proyecto audiovisual: un documental que conmemora tres décadas de música, amistad y crecimiento artístico. Se trata de una película de poco más de una hora que condensa la historia de la banda desde sus primeros años hasta la actualidad, con material inédito de grabaciones, presentaciones y momentos personales.
El documental —explicaron— es una mirada íntima y emotiva a la evolución de un grupo que ha crecido junto con su público. “Es una reseña de niños que ya crecieron, que ya son adultos; de compañeros músicos y alumnos que ya se fueron”, compartieron. La producción se encuentra terminada y próximamente será proyectada en festivales y espacios culturales del país, con la intención de acercar al público a la esencia del grupo y celebrar de manera orgánica su trayectoria.
Además de este trabajo cinematográfico, Los Patita de Perro planean presentarse con una propuesta distinta: un cuento sinfónico creado por ellos mismos, con orquestación del maestro Juan Pablo Guillén y narración de Mario Iván Martínez. “Queremos traer ese proyecto a Aguascalientes porque es una obra espectacular, tan fuerte como lo que la gente escuchará en nuestros conciertos”, señalaron.
Respecto a la evolución de la ciudad, los músicos recordaron con nostalgia las primeras veces que visitaron el estado. “Nos gusta mucho venir. Hemos visto cómo ha crecido Aguascalientes, con una dinámica social muy interesante. A la gente le tenemos mucho cariño y agradecimiento”, expresaron, reconociendo también el trabajo de las autoridades culturales que impulsan estos encuentros.
Al hablar de su proceso creativo, coincidieron en que su método combina sencillez y complejidad. “Partimos de ideas básicas, con pocos acordes, pero las desarrollamos colectivamente hasta convertirlas en algo más profundo”, comentaron. Este proceso, afirmaron, es posible gracias a la comunicación musical entre los integrantes, un lenguaje que no depende de la teoría sino del entendimiento mutuo y la experiencia compartida.
Los integrantes insistieron en que el disfrute es el motor que mantiene viva su creación. “Antes que nada, hay que disfrutarlo. A partir del disfrute nace todo. La técnica y la composición se aprenden después”, señalaron.
Finalmente, reflexionaron sobre la manera en que los medios suelen enfocar la vida de los artistas. Consideraron necesario recuperar el interés por la música como arte y como herramienta de formación. “Hay que dejar una semilla distinta a los niños, porque el mundo que les espera es complejo, y la música es un buen canal para eso”, concluyeron.




