Imagina ver a tu madre, hija o hermana herida bajo los escombros de un terremoto agonizando por su vida a pocos metros de rescatistas y hombres preparados para este tipo de crisis. Sin embargo, nadie puede rescatarla porque la ley prohíbe tocar a las mujeres a menos que sean varones familiares cercanos o maridos. Esta es la realidad de millones de mujeres que viven bajo el régimen de Afganistán.
Con la llegada del Talibán al poder en Afganistán hace 4 años, en agosto de 2021, las mujeres afganas sufren la crisis de derechos de las mujeres más grave del mundo. La esperanza de progreso y empoderamiento que había comenzado a tomar forma, ahora se ha transformado en una ola de restricciones y el camino hacia una agenda que pretende borrar por completo a las mujeres de la vida pública.
Según ONU Mujeres, Afganistán ocupa el segundo lugar en el mundo con la brecha de género más amplia, con una disparidad del 76% entre las mujeres y los hombres en los ámbitos de la salud, la educación, la inclusión financiera y la toma de decisiones. En términos generales, las mujeres afganas solo consiguen alcanzar el 17% de su potencial para tomar decisiones y acceder a oportunidades, mientras que a escala mundial este porcentaje llega al 60.7%. Respecto a esto, la directora ejecutiva Sima Bahous, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres señala: “Su potencial sigue sin aprovecharse, pero perseveran. Las mujeres afganas se apoyan mutuamente, dirigen empresas, prestan ayuda humanitaria y denuncian las injusticias. Su valentía y su liderazgo están transformando sus comunidades, incluso a pesar de las enormes restricciones a las que se enfrentan.”
Sin embargo, sus esfuerzos no parecen ser suficientes ante los talibanes, quienes argumentan que están actuando conforme a la sharia (ley islámica) y a la “cultura afgana”. Nazifa, una profesora de la provincia afgana de Mazar-e-sharif, ha denunciado las brechas de género, a esto agrega: “Nos dijeron que los talibanes habían cambiado. Nos dijeron que no estropearían los esfuerzos por lograr la paz. Nos dijeron que el mundo nos apoyaría. Sin embargo, hoy en día vivimos nuestra desgracia solas”.
De acuerdo a datos del Índice de Género 2024: Afganistán, el 78% de las mujeres jóvenes afganas no participan en la educación, ni pueden acceder a un empleo. Un porcentaje 4 veces superior al de los hombres afganos. Además, solo el 24% de las mujeres cuentan con un trabajo remunerado. Estos datos continúan en descenso ya que el camino hacia una igualdad ha sido brutalmente limitada bajo el régimen talibán.
¿Qué cosas están prohíbidas para las afganas?
- Estudiar: A finales de 2022, un decreto emitido por el Ministerio de Educación afgano expulsó por completo a las mujeres de los espacios de aprendizaje. Por un lado, las niñas de alrededor de 12 años vieron pospuesto indefinidamente su derecho a ir a la escuela. Y por otro lado, las mujeres mayores tuvieron prohibido el acceso a la enseñanza superior.
- Trabajar: Solo un número limitado de doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en ciertos hospitales de Kabul para atender únicamente a mujeres y niñas.
- Salir de la casa sin un mahram: Las mujeres en Afganistán no pueden salir de sus hogares a menos que estén acompañadas por un hombre de parentesco cercano como padre, hermano o marido. Esta regulación se extiende hasta el acto de desplazarse, ya sea en autobús, taxi o cualquier transporte.
- Hacer deporte: No pueden acceder a centros deportivos ni practicar un solo deporte.
- Ser vistas: Dentro de sus casas, no pueden asomarse por las ventanas o balcones. Además, no pueden ser fotografiadas o filmadas, ni publicar imágenes de ellas impresas en revistas o libros.
- Acceder a internet: El 30 de septiembre, los talibanes decidieron cortar el internet. Aunque la limitación duró 48 horas para la mayoría, ordenaron a los hombres que quitaran los celulares a las mujeres, a pesar de ser su medio principal informarse, comunicarse, para dar clases o llevar sus negocios.
Estos hechos confirman la estrategia de los talibanes: controlar, borrar y destruir a todas las mujeres afganas. La negación de sus derechos básicos, la limitación de sus oportunidades y la invisibilización de su lucha solo va a provocar una prolongada crisis económica y humanitaria. Sin embargo, a pesar del desalentador contexto en el que se encuentran, mujeres dentro y fuera de Afganistán se organizan, se reúnen y protestan a su manera, tratando de proteger y defender su libertad. Muchas de ellas nos siguen recordando que la búsqueda por la justicia aún no acaba, y nos piden a la comunidad internacional: “hablen de nosotras, no nos olviden”.




