Tal como lo dijo en fecha reciente la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la carne de Sonora “es otra cosa” y es un producto muy distinto al que se consume en el resto del país, razón por la que se ha tenido una consideración importante respecto a impulsar la reconversión del sector ganadero, de uno enfocado a la producción de pie de cría, a uno que sea capaz de desarrollar toda la cadena de valor, desde el nacimiento, hasta el punto de venta.
Esta determinación nace a partir del cierre de la frontera de Estados Unidos a la exportación de ganado en pie, pero creo que lejos de ser una maldición, se trata de un hecho afortunado, que obliga, al no haber otras opciones, a los muy rejegos productores de ganado sonorenses a modificar un esquema al que por décadas han estado acostumbrados.
Queda claro que es cómodo e incluso rentable producir becerros de alta calidad genética y después venderlos en altos precios a través de la frontera para que rancheros de Estados Unidos hagan el trabajo de engordarlos y procesarlos.
Sin embargo por más tradicional que sea ese esquema, no deja de ser una actitud comodina, en donde se esta abandonando la posibilidad de obtener ganancias realmente notables, bajo el argumento de que es muy caro mantener, engordar, sacrificar, procesar, empacar, congelar y comercializar el producto.
Es sin duda una visión anacrónica de un negocio que está demostrado puede ser muy rentable, que cuenta con demanda para el producto de alta calidad en el mercado interno y en el mercado de exportación.
La lógica del no se puede y mejor tener la visión del cómo no hacerlo, es la que ha imperado, al final del día los rancheros sonorenses exportaban 340 mil cabezas de ganado en pie al año, solo se tenía n que preocupar por que las vacas se preñaran y después parieran los becerros, para al cabo de 6 meses llevarlos al mercado de exportación.
Donald Trump y sus políticas proteccionistas cambiaron la lógica del mercado y en este momento es el gusano barrenador el pretexto, seguramente pasado mañana habrá otro, el caso es que no hay la intención de abrir la frontera al ganado mexicano, por más maromas, piruetas y negociaciones que los ganaderos quieran emprender.
Afortunadamente el gobernador Alfonso Durazo, originario de una región ganadera al final de cuentas, entiende del tema y ha observado tanto como opera el negocio de la carne en Estados Unidos, como las posibilidad enormes que tiene la carne nacida y procesada en Sonora.
Él promovió está idea y se determino a cambiar la lógica de un. Mercado que se basaba en producir becerros, para exportarlos y después comprar la carne ya procesadas mismo que antes adquirió los animales. Es de tal nivel la distorsión del mercado que si bien Sonora exportaba 340 mil becerros, después compraba 40 mil toneladas de carne en Estados Unidos.
Yo el tema se lo plantee a la máxima autoridad nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien entendió con claridad que seguir así, equivalía a la idea de vender naranjas y después comprar el jugo, es decir, aquí es la economía de Sonora y de México las que están perdiendo.
Ayer el gobernador Alfonso Durazo ya dió la buena nueva, el plan de reconversión del sector ganadero arrancó, y para comenzar se trabaja en la entrega de maquinara y sementales bovinos, con un a inversión de 810 millones de pesos.
El proyecto tiene implicaciones más allá de eso, pues insisto se trata de darle la vuelta al mercado y tener la capacidad de sustituir la carne de que se importa de Estados Unidos por producto 100% sonorense y llevarlo a los mercados de alto poder de compra y alto consumo que existen en México, comenzando por Sonora y siguiendo por la Ciudad de México y algunos destinos turísticos de alto nivel.
Pronto se pasará a la segunda fase, que es financiar la engorda, para lo que se requiere de corrales, forraje y grano y después se construirá un centro especial para los distintos procesos que se necesitan para lograr un producto de alta calidad.
A través de este programa se beneficiarán hasta mil unidades de producción pecuaria que cuenten con un máximo de 50 vientres.
Adicional a la entrega de sementales bovinos, se otorgaron 13 maquinarias para 23 municipios, con una inversión de 15 millones 428 mil pesos, de las cuales nueve de ellas ya fueron entregadas en Álamos, Rosario, Quiriego, Navojoa, Huatabampo, Bacerac, Huachinera, Bavispe y Nácori Chico; y en esta ocasión corresponde la asignación para Arizpe, Bacoachi, Cajeme, Bácum, Tepache, Moctezuma, Divisaderos, Huásabas, Granados, Villa Hidalgo, Arivechi, Sahuaripa, Bacanora y Yécora.
Hay que entender, y a los productores de ganado les cuesta trabajo asimilarlo, que Sonora tiene ya un prestigio nacional e internacional por la calidad de su carne de res, y que podríamos estar ante una verdadera mina de oro, si todos los que integran el sector se ponen a trabajar en pos del objetivo común de transformar a la ganadería en una verdadera fuente de riqueza y en un factor de desarrollo.
