En el vertiginoso mundo del periodismo deportivo mexicano, pocos nombres generan tanta pasión y controversia como Álvaro Morales. Conocido como “El Brujo” o “Alvarito”, este guatemalteco de nacimiento y mexicano de corazón ha marcado más de dos décadas en los medios, desde las páginas impresas hasta las pantallas de televisión y, sorprendentemente, los banquillos de fútbol. Su trayectoria no es solo un relato de ascensos profesionales, sino una historia de audacia, críticas afiladas y una evolución inesperada hacia la dirección técnica.
Del medio impreso a la radio
La pasión de Álvaro Morales por el deporte no nació en un estudio reluciente, sino en las trincheras del periodismo impreso y radial. Todo comenzó en 1997, cuando, aún muy joven, se unió a la revista Golazo International, un semillero de talentos para cronistas emergentes. Dos años después, en 1999, dio el salto a la radio con la extinta estación Superdeportiva 1188 AM, donde cubrió eventos con la frescura de quien devora cada gol como si fuera el último: “Empecé en el Metro Rosario y tomé un camión a Tlalnepantla: así empezó la historia”, recuerda Morales en su bio oficial de ESPN, evocando esos días de traslados humildes y hambre por narrar.
Pero no se quedó en la radio. En paralelo, se formó como cronista deportivo en el prestigioso Centro de Capacitación Raúl del Campo Jr., un bastión para futuros narradores. Su currículum académico tampoco es menor; egresado de Ciencias de la Comunicación en la UNAM, donde incluso fungió como profesor adjunto, Morales combinó la teoría con la práctica callejera.
El salto a la prensa
El año 1999 fue pivotal. Morales aterrizó en el diario La Afición, el pulso diario del aficionado mexicano, donde se desempeñó como reportero, editor y columnista durante cuatro años intensos. Cubrió desde la Liga MX hasta eventos internacionales, como narrador de la Liga de Béisbol Mexicana en 2000, donde fue la voz del estadio de los Tigres Capitalinos y cronista en sus giras.
Su pluma no se limitó a un solo medio. Colaboró con publicaciones como Milenio Semana, Cambio, Deep y hasta ESPN Deportes La Revista, demostrando versatilidad en un ecosistema donde el fútbol reina, pero el análisis multidisciplinario abre puertas. Estos años forjaron su estilo: directo, sin filtros, siempre con un ojo en la táctica y otro en el show: “No soy de los que endulzan la derrota; el deporte es crudo, como la vida”, confesó una vez en una columna.
La consolidación en ESPN
El gran quiebre llegó en 2003, cuando Álvaro Morales se unió a ESPN Deportes como reportero de radio en ESPN Deportes Radio. Rápido como un contragolpe, en 2006 ya era presentador de SportsCenter en México y comentarista en ESPN Radio Fórmula. Programas como Cronómetro, junto a pesos pesados como David Faitelson y José Ramón Fernández, lo catapultaron a la fama. Pero fue en 2015 cuando alcanzó la cima y fue ascendido a moderador de Fútbol Picante, el debate más candente de la televisión deportiva mexicana. Aquí, Morales se convirtió en un analista reconocido, pero también en un imán para la polémica. Su estilo directo y polémico, con críticas feroces a figuras como Lionel Messi, Roberto “Piojo” Alvarado o incluso entrenadores como Ricardo “Tuca” Ferretti, le ha ganado legiones de fans y detractores por igual. ¿Recuerdas su explosión en vivo contra el Piojo en 2024, llamándolo con groserías que casi le cuestan su puesto? O su burla al Tuca en 2025, que desató un intercambio viral en redes.
A lo largo de sus 22 años en ESPN, Morales ha narrado Liga MX, Mundiales Sub-20 y eventos globales, siempre con ese toque guatemalteco-mexicano que mezcla ironía y pasión. Rumores de su salida en 2025 por un comentario desafortunado con Pedro Pascal o una oferta millonaria de Fox, lo pusieron en el ojo del huracán, pero fuentes cercanas confirman que renovó contrato, asegurando su presencia en ESPN AM y más debates acalorados.
De la UNAM al banquillo con Licencias de la FMF
Más allá de los micrófonos, Morales nunca dejó de aprender. Su paso por la UNAM no solo lo certificó como comunicólogo, sino que lo posicionó como educador. Pero el verdadero plot twist llegó durante la pandemia de COVID-19. Aislado, pero inquieto, devoró cursos de análisis táctico, videoanálisis y entrenamientos. Esto lo llevó a la Escuela Nacional de Directores Técnicos (ENDIT) de la FMF, donde se graduó en la generación 2020-2022, ¡compartiendo aula con Paul Aguilar! y obtuvo las licencias de director técnico, incluyendo la élite Licencia A de la UEFA-FIFA, que lo habilita para dirigir equipos de Sub-17 femenil, Liga TDP (Tercera División) y hasta Sub-20 en competiciones profesionales: “Esos conocimientos teóricos y de cancha los quería poner en práctica”, dijo al recibir su título en febrero de 2023, avalado por la FIFA para dirigir en México e internacionalmente.
De analista a entrenador
No conforme con el papel, Morales debutó en los banquillos en 2022 como auxiliar técnico del Valle de Xico FC (comercialmente América Coyoacán, sin relación con las Águilas de la Liga MX). En esta franquicia de Liga TDP, acumuló experiencia en 15 partidos: 1 victoria, 2 empates y 12 derrotas, con 7 goles a favor y 62 en contra. Crudos números, sí, pero valiosos lecciones.
Aunque ya no está registrado allí, su incursión abrió puertas. En 2025, se candidateó para dirigir al América, su equipo del alma, y ha coqueteado con ideas locas, como pedir el Tri para un brasileño en detrimento de Javier Aguirre.
Su amor por el América
Pero el giro más irónico llegó en 2018. Álvaro Morales, quien durante años fue un detractor acérrimo del América, llamándolo “el equipo más odiado de México” y burlándose de sus títulos “inflados” mientras defendía a muerte al Cruz Azul, su equipo del alma, anunció su cambio de equipo tras la final del Apertura donde las Águilas vencieron a La Máquina. El otrora villamelón confeso, que juraba lealtad a los celestes y celebraba cada tropiezo americanista en Fútbol Picante pero todo eso dio un volantazo de 180°: “Fueron años de tortura cruzazulina; el América me conquistó con su grandeza”, declaró entonces, desatando memes, acusaciones de oportunismo y hasta la famosa ‘maldición de Alvarito’ por la sequía inicial de títulos. De detractor feroz a el mayor fan y defensor del tricampeón.
Admiración, críticas y un toque de magia
Álvaro Morales no es solo un cronista; es un fenómeno. Si su carrera enseña algo, es que el fútbol no tolera mediocres: o brillas o te apagan. Morales brilla con fuego propio, polémico pero auténtico.




