En el vasto universo del fútbol mexicano, donde los sueños juveniles chocan con la dura realidad profesional, pocos relatos capturan tan vívidamente el sabor agridulce del talento como el de Marco Antonio Bueno Ontiveros. Nacido el 31 de marzo de 1994 en Culiacán, Sinaloa, este delantero de instinto letal irrumpió en la escena global como el artillero clave del Tri Sub-17 que conquistó el Mundial de 2011 en casa. Con un olfato goleador que lo llevó a ser invitado por el mismísimo Liverpool, las expectativas se elevaron al cielo. Sin embargo, su carrera profesional se convirtió en un periplo de préstamos, batallas por minutos y un éxodo internacional que lo llevó desde las canchas de la Liga MX hasta los gramados de Finlandia y Bolivia. Hoy, a los 31 años, Marco Bueno encontró un nuevo capítulo en la innovadora Kings League Américas con Olimpo United, donde su experiencia y goles reviveron el fuego de antaño.
De las FB de Pachuca a la gloria del Mundial Sub-17
La historia de Marco Bueno comienza en las academias juveniles del Club de Fútbol Pachuca, donde ingresó a los 13 años para forjar su destino entre balones y sueños. Bajo el sol abrasador de Hidalgo, el joven sinaloense destacó por su velocidad, su remate preciso y esa hambre voraz de gol que lo convirtió en una promesa nacional. Pero fue en 2011, con solo 17 años, cuando el mundo lo descubrió y el Mundial Sub-17 en México lo catapultó a la inmortalidad.
Como parte del equipo dirigido por Raúl Gutiérrez, Bueno jugó los siete partidos del torneo, anotando un gol en fase de grupos, así que su contribución no es solo numérica, sino simbólica. México levantó su segunda Copa del Mundo en esta categoría, y Bueno, con su dorsal número 11, se erigió como el héroe silencioso junto a figuras como Carlos Fierro, Julio Gómez y Jonathan Espericueta.
La prensa internacional lo aclamaba; el Liverpool Football Club, impresionado, lo invitó a probarse en Anfield y hasta firmó un precontrato. Aunque regresó a México por ser menor de edad, así que cuando cumplió la mayoría de edad, el club inglés sólo estuvo dispuesto a ofrecer un préstamo, lo cual el Club Pachuca rechazó; aún así el mundo del fútbol sabía que había nacido una estrella.
El debut profesional
El salto al profesionalismo llegó de inmediato. Cedido al Club León en la Liga de Ascenso (hoy Ascenso MX) para el Clausura 2011, Bueno debutó el 30 de julio de ese año contra el Club Tijuana, mostrando destellos de su potencial en la segunda división. Regresó a Pachuca para su estreno en Primera División el 8 de octubre de 2011, ante los Jaguares de Chiapas, sustituyendo al minuto 83. Pero es en el Clausura 2012 donde explotó bajo el mando de Efraín Flores. Con el dorsal 84, ganó el Balón de Oro al Novato del Año en el Clausura 2012, un reconocimiento que lo posicionó como el futuro del ataque tuzo.
Sin embargo, los minutos escasearon en la liguilla, y Bueno sumó solo unos pocos encuentros más, incluyendo un gol en derrota 2-1 ante Jaguares. Su llamado al Premundial de la Concacaf Sub-20 en 2013 reforzó su estatus, pero en el Mundial Sub-20 de Turquía ese mismo año, marcó un gol en la victoria 4-1 sobre Malí, aunque México cayó en octavos.
Ese fue el comienzo de una promesa que, aunque brillante, pronto se vio opacada por la competencia feroz en los planteles.
El laberinto de las oportunidades
La irregularidad golpeó pronto. En el Clausura 2014, prestado a los Estudiantes Tecos en el Ascenso MX, Bueno encontró su redención temporal. Anotó ocho goles y fue pieza clave en la conquista del campeonato, un título que validó su olfato en escenarios de alta presión. Regresó a Primera con el Deportivo Toluca en el Apertura 2014, por petición expresa del entrenador, José Saturnino Cardozo. En 14 partidos, marcó cuatro goles, mostrando versatilidad en un equipo contendiente. Su premio fue la convocatoria a la selección mayor para el amistoso contra Estados Unidos el 15 de abril de 2015, donde debutó como suplente de Luis Montes en una derrota 2-0, su única aparición absoluta, sin goles.
Toluca ejerció la opción de compra, pero al cierre del Clausura 2015, lo liberó. Bueno regresó al Club León para el Apertura 2015, en una segunda etapa discreta con pocos minutos. Paralelamente, en la Sub-23, brilló en el Preolímpico de la Concacaf 2015 donde México se coronó campeón, y él anotó dos goles en la goleada 4-0 sobre Costa Rica, pavimentando el camino a Río 2016. En los Juegos Olímpicos, jugó los tres partidos de fase de grupos sin anotar, en una eliminación temprana que dolió como un presagio.
El paso por Chivas y Monterrey
El 2016 marcó un punto de inflexión. Anunciado como refuerzo estelar del Club Deportivo Guadalajara el 25 de mayo, Bueno llegó a Chivas con el peso de ser campeón mundial juvenil. Jugó nueve partidos de liga, anotó dos goles y repartió cuatro asistencias, contribuyendo a la Supercopa MX ganada ese año. Pero los reflectores de la Perla Tapatía no lo favorecieron; la competencia con Ángel Zaldívar y Alan Pulido lo relegaron al banco.
El 3 de diciembre de 2016, el Club de Fútbol Monterrey lo adquirió por cuatro millones de dólares del León, una inversión que generó titulares. En el Clausura 2017, ayudó a conquistar la Copa MX, sumando su segundo título copero. Sin embargo, en liga, su paso fue efímero con pocos minutos, tres goles en total durante su estancia, y una sensación de potencial no explotado. Monterrey, con su plantilla estelar, lo vio como un proyecto a largo plazo que no cuajó.
Las aventuras internacionales
La década de 2018 lo convirtió en un trotamundos. Fichó por el Everton de Viña del Mar en Chile (2018-2019), donde disputó 17 partidos y anotó cuatro goles en la Primera División chilena, un rendimiento modesto en un torneo exigente. En 2019, cruzó el Atlántico al HJK Helsinki de la Veikkausliiga finlandesa, un salto audaz que duró solo unos meses con únicamente cuatro encuentros, cero goles, y un adiós prematuro por adaptación y minutos insuficientes.
Regresó a Sudamérica con el Oriente Petrolero de Bolivia el 24 de diciembre de 2019, en la División Profesional, pero su paso fue breve y sin impacto significativo. En 2021, llegó al Comunicaciones Fútbol Club de Guatemala, donde encontró estabilidad y jugó regularmente y hasta contribuyó a la Liga de la Concacaf 2021, su último título internacional a nivel profesional. En total, en clubes, acumuló 16 goles en más de 100 partidos, un registro que reflejó talento intermitente más que dominación.
El renacer en la Kings League
Febrero de 2024 trajo el giro y Marco Bueno se une a Olimpo United en la Kings League Américas, la liga de fútbol siete impulsada por Gerard Piqué que fusiona espectáculo, reglas creativas y pasión fanática. Bajo el formato de partidos cortos y alta intensidad, Bueno resucitó. El Olimpo United de “Chicharito” Hernández logró lo que ningún otro equipo en todo el universo de la Kings League, pues fueron líderes del calendario regular y coronaron su gran Split 2 con el título de la Kings League Santander Américas tras vencer a Persas FC en las Kings & Queens Finals de Toluca en 2024 siendo el capitán y líder ofensivo de un equipo que clasificó a la Kings World Cup Clubs en París 2025, formando una dupla letal con Brayan Hernández.
Una lección de persistencia en el fútbol mexicano
Marco Bueno colgó los botines profesionales en 2022, pero su legado vivió en las canchas de la Kings League y en la memoria de un México que soñó con su evolución. Campeón mundial Sub-17, artillero en Río y trotamundos incansable, acumuló trofeos como la Copa MX con Monterrey (2017), el Ascenso MX con Tecos (2014) y la Liga de la Concacaf (2021).
Su carrera es un recordatorio de que el talento promete, pero la perseverancia corona.
