Rodrigo Patricio Ruiz de Barbieri, mejor conocido como “Pony” Ruiz, es uno de los extranjeros más icónicos y queridos en la historia de la Liga MX. Nacido el 10 de mayo de 1972 en Santiago de Chile, este mediocampista ambidiestro de apenas 1.65 metros de estatura recibió su apodo por su fuerza, velocidad y resistencia, cualidades que lo comparaban con un pequeño pero indomable pony. Durante casi dos décadas en México, acumuló más de 638 partidos en Primera División, anotó 118 goles y repartió cerca de 200 asistencias, convirtiéndose en el máximo asistidor histórico del fútbol mexicano. Su precisión en los centros, desbordes por las bandas y visión de juego lo transformaron en un ídolo inolvidable, especialmente en la Comarca Lagunera.
Inicios en Chile y su llegada a México
La carrera profesional de “Pony” Ruiz comenzó en su natal Chile con Unión Española, donde debutó en 1992 y jugó hasta 1994, marcando 17 goles en 58 partidos. Su talento no pasó desapercibido y en un amistoso contra el Real Madrid, el entrenador, Alfredo Tena, quedó impresionado y lo llevó a México. En la temporada 1994-1995 fichó por el Puebla FC, su puerta de entrada al balompié azteca; allí disputó 67 partidos, anotó 10 goles y dio 9 asistencias en dos campañas sólidas que le abrieron las puertas a equipos más grandes. Su explosión llegó en Toros Neza (1996-1999), donde formó parte de uno de los equipos más recordados y carismáticos de la época, junto a figuras como Antonio Mohamed, Germán Arangio y Miguel Herrera. En Neza, “Pony” desplegó su magia con desbordes eléctricos y asistencias precisas; aunque el club no logró títulos, que hay que recordar que estuvieron muy cerca en el Invierno del 97, fue aquí donde se ganó el cariño del público mexicano por su entrega y calidad.
El amor eterno con Santos Laguna
Sin duda, el capítulo más glorioso y extenso de la carrera de “Pony” Ruiz fue su paso por Club Santos Laguna, donde jugó en dos etapas (2000-2006 y 2010-2011) y se convirtió en una auténtica leyenda viva. Llegó en enero del 2000 para el Torneo Verano y rápidamente se integró al ataque guerrero.En su debut semestre, Santos alcanzó la final, aunque cayó 7-1 en el global ante Toluca. Una lesión en cuartos de final lo dejó fuera de la liguilla, pero eso solo fue el preámbulo de lo que vendría.
El punto culminante llegó en el Verano 2001, cuando “Pony” formó una dupla letal con Jared Borgetti. Sus centros milimétricos alimentaron al goleador mexicano, y juntos lideraron a Santos hacia su segundo título de liga en la historia. En la final contra Pachuca, los Guerreros se coronaron campeones por marcador de 4-3 en el global, y “Pony” fue pieza clave en toda la campaña, jugando todos los partidos y contribuyendo con goles y asistencias decisivas. Este fue el único campeonato de liga que el chileno conquistó en México, pero su impacto trascendió trofeos.
Durante su primera etapa (2000-2006), “Pony” disputó 293 partidos oficiales, anotó alrededor de 63 goles y repartió 80 asistencias. Fue líder en asistencias de la liga en múltiples temporadas (2002, 2003 y 2005), y su sociedad con Borgetti y luego con Matías Vuoso, aterrorizó defensas. Ganó también la Interliga 2004, que clasificó a Santos a su primera Copa Libertadores.
En 2006 dejó el club temporalmente, pero el amor por los Guerreros era mutuo. Regresó en el Apertura 2010 para una segunda etapa, donde sumó más partidos y se convirtió en el extranjero con más apariciones en la historia de Santos (más de 328 juegos en total con el club). Aunque ya como veterano tuvo menos minutos, su presencia en el vestidor fue invaluable. En reconocimiento a su legado, Santos Laguna erigió una estatua suya junto a la de Jared Borgetti en el Territorio Santos Modelo, inmortalizándolo como uno de los Guerreros Eternos.
“Pony” es recordado en Torreón no solo por sus números, sino por su carisma, profesionalismo y esa conexión especial con la afición. Pasarán décadas y los laguneros seguirán hablando del tridente Pony-Borgetti-Vuoso como uno de los más letales en la historia del fútbol mexicano.
Otras etapas y su retiro
Tras su primera salida de Santos en 2006, “Pony” jugó en Tecos UAG (2007-2010), donde fue intercambiado por Daniel Ludueña. Luego tuvo breves pasos por Veracruz donde descendió en 2008, en Pachuca siendo refuerzo para Libertadores y regresó a Tecos antes de su emotivo retorno a Santos.
En 2013, a los 41 años, colgó los botines con Estudiantes Tecos en el Ascenso MX, tras más de 630 partidos en México. Su retiro fue discreto, pero su legado es inmenso. Solo dos tarjetas rojas en toda su carrera hablan de su fair play y disciplina.
Selección chilena y vida personal
Con la Selección de Chile jugó 7 partidos, incluyendo Copa América 1993 y 1995, además de eliminatorias anotando únicamente 1 gol. Su paso fue breve debido a críticas en prensa y pocas oportunidades así que se naturalizó mexicano y hoy es un embajador del fútbol en ambos países.
Del banquillo inferior a la pasión por formar talentos
Tras colgar los botines, “Pony” Ruiz no se alejó del fútbol y rápidamente incursionó en los banquillos, demostrando la misma inteligencia táctica que lo caracterizó como jugador. Comenzó en Estudiantes Tecos en la Tercera División a partir de 2015, donde dirigió durante varias temporadas (alrededor de seis torneos), logrando un título histórico en la campaña 2016-2017 que significó el ascenso a la Segunda División (Liga Premier). Su trabajo en fuerzas básicas fue fundamental para reconstruir al club zapopano.

En 2020, dio un salto al ser anunciado como director técnico de Lobos BUAP en la efímera Liga de Balompié Mexicano, un proyecto ambicioso que buscaba revivir al equipo poblano, pero que se disolvió rápidamente tras pocos meses.
Posteriormente, regresó a categorías de desarrollo con Irritilas FC de San Pedro de las Colonias, Coahuila, en la Liga TDP (Tercera División Profesional), donde ha estado involucrado en periodos clave, incluyendo roles de dirección técnica y asesoría deportiva. Actualmente, “Pony” Ruiz continúa ligado a Irritilas FC como asesor principal en el comité deportivo, colaborando estrechamente en la formación de jóvenes talentos y en la planeación del equipo que busca el ascenso, manteniendo viva su conexión con la Comarca Lagunera y su pasión por el fútbol base.
El Legado del “Pony”
Rodrigo “Pony” Ruiz no necesitaba altura para dominar el campo; su inteligencia, técnica y corazón lo convirtieron en un gigante. En Santos Laguna encontró su casa eterna, donde ganó un título histórico, rompió récords de asistencias y dejó una huella imborrable. Hoy, como entrenador en categorías de formación y asesor en Irritilas FC, sigue inspirando a nuevas generaciones con su experiencia y humildad, así que si buscas un ejemplo de perseverancia y pasión por el fútbol, el “Pony” Ruiz es la definición perfecta.




