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Dos gigantes de la industria mexicana, Peñoles y Altos Hornos de México (AHMSA), mantienen en ruinas la línea ferroviaria Coahuila–Durango, una vía de casi mil kilómetros concesionada desde 1998.
Lo que alguna vez fue un proyecto estratégico para el norte del país hoy es una muestra de negligencia y abandono: tramos desmantelados y saqueados para venderse como fierro viejo, así como comunidades enteras desconectadas.
Nuestro corresponsal en CDMX, Demian Duarte, hoy llevó el tema a La Mañanera para conocer la postura de la presidenta ante la impunidad de las millonarias empresas mencionadas, que violan la ley al no dar mantenimiento a los bienes concesionados que alguna vez les redituar a la hora de transportar carbón, pero hoy simplemente son un problema que más bien defrauda al Estado.
El abandono y daño patrimonial se agrava porque, pese a que los mencionados recibieron inversiones públicas por más de 1 mil millones de pesos durante los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, no rehabilitaron las vías ni cumplieron con los compromisos de operación.
La concesión vence en febrero de 2028, pero las condiciones actuales son de un deterioro total.
Una concesión que se volvió ruina
La Línea Coahuila–Durango fue entregada en 1998 por un periodo de 30 años a partes iguales a dos empresas: Industrias Peñoles, y Grupo Acerero del Norte, controladora de AHMSA, firma que hoy se encuentra en quiebra y con sus activos en litigio.
Trasciende que desde hace años es visible, en servicios como Google Earth y Google Maps, que su desatención y que prácticamente ya no existe:
De los casi mil kilómetros de vía principal, más de 300 kilómetros entre Durango y Zacatecas fueron desmantelados. Los ramales secundarios, que debían extender el servicio hacia Chihuahua y Zacatecas, nunca se construyeron. La velocidad de operación, que debía alcanzar los 65 km/h, no supera los 15 km/h en algunos tramos, lo que hace imposible el transporte de carga o pasajeros.
Aun así, ni la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) bajo poder de Jesús Antonio Esteva Medina, ni la Agencia de Trenes y Transporte Público Integrado (ATTRAPI) dirigida Andrés Lajous, han tomado medidas para exigir la restitución o recuperación de la vía.
¿Qué está esperando el gobierno federal para resolverlo, con la coyuntura del gran plan ferroviario del gobierno en turno?
La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum
Durante la conferencia de prensa mañanera, nuestro corresponsal Demian Duarte informó y preguntó directamente a la presidenta Claudia Sheinbaum sobre la situación: una vía en ruinas, concesionada en 50% a una empresa quebrada y la otra negligente, y a solo unos años de regresar al Estado.
Sheinbaum reconoció que el tema está siendo revisado. Recordó que la línea se utilizaba para transportar carbón hacia AHMSA y que la recuperación económica y legal de la siderúrgica será clave para definir el futuro del tramo ferroviario.
“Esperamos que este año la jueza que lleva el caso de AHMSA resuelva en favor de los trabajadores. Queremos que otra empresa retome la operación, que se haga justicia y se recupere esta zona industrial tan importante para Coahuila”, declaró la mandataria.
La presidenta adelantó que el gobierno federal no descarta recuperar el control de las vías una vez que se resuelva el conflicto con AHMSA.
Un problema que no termina en Coahuila
El caso de la línea Coahuila–Durango no es aislado. En Sonora, la vía Nogales–Cananea–Agua Prieta, concesionada a Ferromex, enfrenta una situación similar: infraestructura abandonada, trenes que apenas circulan y más de 25 años sin mantenimiento real.
Esa concesión vence en 2029, y su exclusividad termina en 2026. El artículo 11 de la Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario establece que solo podrán prorrogarse las concesiones si los titulares han cumplido con las condiciones originales y mejorado las instalaciones y servicios.
Nada de eso ha ocurrido, siendo que más bien se ha incurrido en daño patrimonial.
En cuanto a la vía Nacozari que conecta Nogales, Cananea, Naco, Nacozari de García, basta ver las siguientes fotografías para ver que Ferromex está en una negligencia igual o peor que AHMSA y Peñoles.
Parte de su ruta en abandono es la siguiente:

Así la vía Nacozari:



El 31 de Agosto de 2026 sería la fecha límite para una renovación de esta concesión que claramente Ferromex abandonó hace bastante, evidente por el deterioro y por detalles básicos como que su velocidad máxima apenas llega a los 15 km/hr, cayendo en una inseguridad para carga y pasajeros debido a la desatención por 25 años.
Es un hecho: sería un crimen renovar la concesión a las actuales empresas que están incurriendo en negligencia
Permitir una nueva prórroga a empresas que han sido negligentes, incumplidas y abusivas sería un acto de imounidad. La ley es clara: sin mejoras, no puede haber extensión de plazo.
Revocar estas concesiones abriría al gobierno federal una oportunidad relevante de reactivar la antigua ruta, la zona económica e incluso generar más empleo.
Por ejemplo, se vislumbraría:
- Retomar el control y operación gradual del sistema ferroviario nacional.
- Facilitar proyectos de trenes de pasajeros en regiones como Sonora y Durango.
Un asunto de justicia y soberanía
Más allá de lo técnico, el abandono de estas vías representa un crimen al Estado por parte de AHMSA y Pelores: infraestructura pública concesionada para el desarrollo que hoy yace destruida.
La presidenta Sheinbaum ha prometido revisar el tema. Con las medidas adecuadas, no sólo se estaría corrigiendo una omisión histórica, sino recuperando parte del control sobre los rieles del país, esos que hoy avanzan a paso lento entre el óxido, la deuda y la impunidad.




