¡Imagina cruzar la meta como campeón olímpico, ondear la bandera de tu país y recibir una llamada del presidente para felicitarte… solo para que te quiten la medalla minutos después! Esta es la historia de Bernardo Segura, el marchista mexicano que se convirtió en símbolo de perseverancia y frustración en el mundo del atletismo. Con un récord mundial aún vigente y un bronce olímpico en su palmarés, su trayectoria en la marcha atlética es un relato épico de triunfos, descalificaciones y lecciones inolvidables.
De San Mateo Atenco al escenario mundial
Bernardo Segura Rivera nació el 11 de febrero de 1970 en San Mateo Atenco, un municipio del Estado de México conocido por su tradición en el calzado, pero que también vio nacer a uno de los grandes talentos del atletismo nacional. Desde joven, Segura mostró aptitudes para el deporte, enfocándose en la marcha atlética, una disciplina que exige no solo resistencia física sino también una técnica impecable, ya que los atletas deben mantener siempre un pie en contacto con el suelo, bajo pena de descalificación.
Sus primeros pasos en el atletismo profesional lo llevaron a competiciones regionales, donde rápidamente destacó por su velocidad y disciplina. A principios de los 90, Segura ya era una promesa mexicana, representando a su país en eventos internacionales y estableciendo las bases de una carrera que lo llevaría a lo más alto del podio… y también a momentos de amarga decepción.
Construyendo un campeón
La carrera de Bernardo Segura despegó en la década de 1990 con victorias que lo posicionaron como uno de los mejores marchistas del continente:
1992: Ganó el oro en los 20 km de la Copa Panamericana de Marcha en la Ciudad de Guatemala, con un tiempo de 1:24:09. Este triunfo marcó su entrada al élite panamericano.
1993: Bronce en los 20 km de la Universiada de Verano en Buffalo, Estados Unidos. Sin embargo, sufrió su primera gran descalificación en los Campeonatos Mundiales de Atletismo en Stuttgart, Alemania, un revés que lo motivó a perfeccionar su técnica.

1994: Otro oro en la Copa Panamericana de Marcha en Atlanta, con 1:24:15. Ese mismo año, el 7 de mayo, estableció el récord mundial en 20,000 metros marcha en pista con un tiempo de 1:17:25.6, una marca que aún se mantiene como récord mundial, continental y nacional. ¡Un logro impresionante que lo catapultó al estrellato!
1995: Bronce en la Copa Mundial de Marcha de la IAAF en Pekín, China, pero no terminó (DNF) en los Mundiales de Gotemburgo, Suecia, debido a problemas técnicos.
Estos años formativos demostraron su potencial. Segura no solo era rápido, sino que poseía una resistencia mental que lo diferenciaba. Su mejor tiempo personal en 20 km marcha en ruta fue de 1:19:06 (en 2003), y en 10 km, 39:30 (en 2001), cifras que lo colocaban entre los mejores del mundo.
La cima del éxito
A finales de los 90 y principios de los 2000, Bernardo Segura vivió su época dorada, acumulando medallas y victorias que lo convirtieron en ídolo mexicano:
1996: Plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Maracaibo, Venezuela.
1999: Oro en los 20 km de los Juegos Panamericanos en Winnipeg, Canadá, y oro en la Copa Mundial de Marcha de la IAAF en Mézidon-Canon, Francia. Estos triunfos lo consolidaron como favorito para las Olimpiadas.
2000: Oro en la Copa Panamericana de Marcha en Poza Rica, Veracruz, con 1:22:47. Ese año, también ganó la Copa Mundial de Marcha en Mézidon-Deauville, aplastando a la competencia.
2003: Plata en los Juegos Panamericanos en Santo Domingo, República Dominicana.
Las Olimpiadas: Gloria y drama en la máxima competencia
Bernardo Segura compitió en tres ediciones olímpicas, dejando huella en cada una:
En Atlanta 1996 tuvo su debut soñado. Obtuvo el bronce en los 20 km marcha, convirtiéndose en el primer marchista mexicano en ganar una medalla olímpica en esta distancia. Un momento de gloria para México.

Luego, en Sídney 2000, el capítulo más controvertido de su carrera. Segura cruzó la meta en primer lugar, celebrando con la bandera mexicana y recibiendo una llamada de felicitación del entonces presidente, Ernesto Zedillo. Sin embargo, minutos después, los jueces lo descalificaron por tres advertencias: haber perdido contacto con el suelo en los últimos 20 minutos de la prueba. Esta decisión generó indignación en México y en el mundo deportivo, convirtiéndose en un símbolo de la subjetividad en las reglas de la marcha. Segura, devastado, declaró que fue una “injusticia”, y el incidente inspiró debates sobre la equidad en el atletismo.

Y por último, Atenas 2004. No terminó la prueba (DNF), marcando el fin de su era olímpica.
La polémica de Sídney 2000
El incidente de Sídney es, sin duda, el más recordado. Bernardo Segura, titular del récord mundial en pista, lideró la carrera y terminó primero, pero las advertencias por “flotación” (perder contacto con el suelo) lo privaron del oro.

La descalificación llegó después de su celebración, lo que amplificó el drama, además ya había posado para fotos y hablado con la prensa. Esta “medalla fantasma” se convirtió en un ícono de la mala suerte en el deporte mexicano, inspirando documentales, libros y discusiones sobre reformas en las reglas de la marcha. Segura lo describió como “el momento más doloroso de mi vida“, pero también como una lección de resiliencia.
Del deporte a los cargos públicos
Tras el retiro competitivo, Segura incursionó en la política, combinando su experiencia deportiva con el servicio público:
- Inició en el PRD. Fue el primer medallista olímpico mexicano no afiliado al PRI.
- Fue diputado federal (1997-2000), donde impulsó reformas a la Ley General del Deporte.
- En 2000-2003, dirigió el Instituto del Deporte del Distrito Federal (nombrado por Andrés Manuel López Obrador), aunque renunció por acusaciones de tráfico de influencias (sin consecuencias penales).
- Candidato a presidente municipal de San Mateo Atenco en 2000.
- Posteriormente se unió a Morena.
- En 2012, fue candidato a diputado federal por el Partido del Trabajo.
- Fue diputado local en el Congreso del Estado de México.
- Aspiró a dirigir la CONADE en varias ocasiones (2019-2020), posicionándose como candidato ante posibles salidas de Ana Guevara, aunque no lo logró.

Su paso por la política refleja su compromiso con el fomento deportivo, proponiendo reformas para mayor presupuesto y coordinación entre instituciones.
Inspiración para generaciones
Tras Atenas 2004 y descalificaciones en los Mundiales de 2005 en Helsinki, Bernardo Segura se retiró del atletismo competitivo. Hoy, a sus 55 años, se dedica a promover el deporte en México, participando en eventos como entrenador y conferencista. Su legado va más allá de las medallas, es un ejemplo de tenacidad en una disciplina subestimada, y su historia ha motivado a marchistas mexicanos como Andrés Olivas.
Bernardo Segura no solo rompió récords; rompió barreras para el atletismo latinoamericano; ¿su mayor lección?, que en el deporte, como en la vida, a veces la victoria no está en el podio, sino en la lucha por llegar a él.




