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domingo, diciembre 14, 2025

Carta a una señorita de París | A lomo de palabra por: Germán Castro 

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A Monsieur Nicolas Mercier

 

Todo parece tan natural, como siempre que no se sabe la verdad

Julio Cortázar, Carta a una señorita en París

Aura se mueve en bicicleta. También camina grandes trechos. Rara vez se sube al metro y casi nunca aborda un autobús. Hace un par de días, al término de la jornada, mientras aparcaba una bicicleta en una estación de Vélib’ Métropole localizada frente a una pequeña iglesia, un extraño se aproximó a ella…

– Excusez-moi, mademoiselle, permettez-moi de vous remettre cette lettre.

Y le extendió un sobre blanco. Escrito a mano con tinta azul, en el sobre decía: “Prenez ceci, il vous est destiné”, es decir, “Tome esto, está destinado a usted”. No falta mucho para que Aura cumpla diez años viviendo en París: conoce de sobra el abanico de timos, chapuzas y engaños que pueden desplegar las parvadas de embaucadores y petits arnaqueurs que pululan por las calles…

Ne vous inquiétez pas, mademoiselle, je ne vous demanderai rien en retour.

El desconocido -ya mayor, quizá cercano a los setenta- sonriendo afablemente le explicó que tenía el hábito de entregar cartas que él mismo escribía a las personas a las que sentía que estaban destinadas. 

Merci -Aura aceptó el sobre.

Antes de irse, el hombre le preguntó si era parisina. Aura respondió que no, que era mexicana, y él le contó que, hace años había entregado una carta como la que ahora le daba a ella a un señor que entonces fungía como embajador de México en Francia… ¡Y él, el diplomático, le había escrito de vuelta!

Bonsoir, Mademoiselle.

Bonne nuit, Monsieur.

Aura guardó la carta en su bolso y emprendió la caminata que le quedaba para llegar a su apartamento.

Esa misma noche Aura me llamó y me narró el suceso. Aún no había abierto el sobre. Le pedí que cuando lo hiciera me contara qué decía, cuál era el mensaje… Un par de horas después, desde el otro lado del Atlántico recibí en el teléfono varios audios de Aura: la traducción de lo que fue leyendo en la misiva:

Dice… Madame, Mademoiselle ou Monsieur… Apasionado de las citas y de aforismos llenos de sabiduría, tuve la idea de escribir a la gente con la idea de que pueda enriquecer su vida, y que, quizás, puedan enriquecer la mía también si me envían de vuelta tres citas o máximas que les gusten, ya sea de ellas mismas o de otros autores: citas de académicos, de escritores, de políticos y artistas, de deportistas y de otras personas… Tengo la gana… No, no la gana… tengo el propósito de solicitarle eso mismo a usted, Madame, Mademoiselle ou Monsieur, por la razón siguiente. Generalmente es por las vías… ¿Se dice las vías? Generalmente es mediante la televisión o de la radio, de la lectura de periódicos, que busco más personas que me ayuden a agrandar mi colección de aforismos. También me gusta pasear a pie y escoger al azar gente para entregarle una carta como esta, sin decirles de una tajada, de golpe, de qué se trata todo esto. ¡Sorpresa! En su caso, Madame, Mademoiselle ou Monsieur, es distinto. Hoy 12 de diciembre acompaño a mi hijo Martin a París a una cita con el dermatólogo, así que aprovecho la ocasión para distribuir algunas cartas a gente con la que me cruzaré durante este día. Esta es la sexta carta; está destinada a ser entregada en una capilla o en una iglesia, cosa que no he hecho en mucho tiempo. Yo no soy practicante, pero tengo un gran respeto por las religiones y por quienes las practican. Espero no haberle aburrido mucho con mi historia, pero me gustaría decirle que… ¡Ay, es que este señor escribe bonito, pero no muy legible! Ahora le digo al señor, señora o señorita, con todo mi corazón, que yo sería feliz de que me pudiera contestar. Estaría infinitamente agradecido. Sin querer molestar más, con la inmensa esperanza de leerlo en un futuro, le ruego aceptar mis distinciones…, no, mis sentimientos… Bueno, es que así se dice: … mis sentimientos distinguidos y más respetuosos. Muy cordialmente, Nicolas Mercier.

Con un simple saludo de su parte sería yo muy muy feliz. Gracias.

De las 2,184 frases de mi colección, me permito enviarle seis. Número 48: No hay más que dos cosas que sirven para la felicidad: creer y amar. La número 60: El hombre no es bueno ni malo, nace con instintos y aptitudes. Balzac. De la conversación sale la luz. Proverbio indio. Lo que busco en la vida es buena voluntad y un intercambio con los otros motivado… No sé qué dice aquí, no entiendo su letra aquí: motivado por no sé qué cosa… de un corazón recíproco. Y dice que esa fue una respuesta que tuvo una carta que dejó en una iglesia el 20 de octubre de 2020, y que el día 27 recibió la respuesta número 259. La número 1,146: Busca siempre el humano en el otro y jamás lo abandones… Nunca… Esto no entiendo… Nunca tiene sentido llorar, sino luchar… Y esta cita dice que se la dio María Isabel Gomes en el 2021, una dama muy vieja que en 1983 fue la jueza más joven de Francia, cuando tenía 23 años. Y para acabar, una cita que me regaló madame Brigitte Bardot: No le deseo la vida de una estrella, sería muy larga; y no le deseo la vida de una rosa, sería muy corta. Pero deseo que su vida sea bella como una rosa y brillante como una estrella.

Un placer haber compartido estas citas. Tenga excelentes fiestas de fin de año, amor, paz y felicidad. Un apasionado que espera todos los días al cartero con mucha impaciencia.

En un par de mensajes de texto, Aura me dice que piensa contestarle al señor Nicolas. En el mismo sobre, el hombre metió otro sobre doblado con su domicilio anotado al frente -vive en Cubry, una población francesa cercana a la frontera con Suiza- y un timbre postal. Yo también voy a escribirle. Planeo enviarle una copia de este texto, acompañado de su traducción al francés -misma que le pediré a Aura que haga-; espero que, más allá de los aforismos que le mande -supongo que le enviaré seis de sendos escritores latinoamericanos-, le sorprenda recibir una carta enviada desde la Ciudad de México. Aunque, bueno, ya lo escribió Marco Aurelio: “¡Cuán ridículo y extraño es aquel que se sorprende de cosa alguna de cuantas pasan en esta vida!”, un aforismo que seguramente ya estará en la colección de Monsieur Nicolas Mercier. 

@gcastroibarra

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