La enfermedad renal crónica es un padecimiento caracterizado por la pérdida progresiva e irreversible de la función de los riñones, proceso que suele desarrollarse durante años sin presentar síntomas específicos, lo que provoca que en muchos casos el diagnóstico se realice cuando el daño ya es avanzado.
Guadalupe Ricalde Ríos, directora de la clínica de hemodiálisis CARINT Aguascalientes, explicó que esta enfermedad no aparece de forma repentina ni responde a una sola causa. “La enfermedad renal crónica es la pérdida de la función de nuestros riñones y generalmente es de forma paulatina. Como los síntomas son muy generales, nos damos cuenta cuando el problema ya está muy avanzado”, señaló.
Detalló que los riñones cumplen múltiples funciones esenciales: eliminan toxinas a través de la orina, regulan la cantidad de agua en el cuerpo, equilibran electrolitos como potasio, fósforo y magnesio, reabsorben calcio y producen eritropoyetina, hormona fundamental para la generación de glóbulos rojos. Cuando estas funciones se pierden, el organismo comienza a deteriorarse de manera progresiva.
Entre las causas de la enfermedad renal crónica, la especialista indicó que muchos casos se clasifican como de etiología no determinada, ya que al momento del diagnóstico los riñones suelen estar reducidos de tamaño, lo que impide identificar el origen del daño. Sin embargo, existen causas secundarias frecuentes en México, como la diabetes mellitus, especialmente tras más de 10 o 15 años de evolución, y la hipertensión arterial, aunque no siempre es claro si esta es causa o consecuencia del daño renal.
También existen enfermedades renales primarias que se originan directamente en el riñón, como la esclerosis focal y segmentaria, identificada en Aguascalientes y cuya causa se considera multifactorial.
Respecto a los síntomas, Ricalde Ríos explicó que estos aparecen cuando ya se ha acumulado una gran cantidad de toxinas en el cuerpo, dando lugar al llamado síndrome urémico, que puede provocar pérdida del apetito, náuseas, vómito, alteraciones gastrointestinales, trastornos del sueño, anemia, cambios neurológicos, temblores, calambres, confusión, alucinaciones y, en casos graves, alteraciones cardiacas.
En las etapas avanzadas de la enfermedad, cuando la función renal se encuentra severamente comprometida, es necesario iniciar terapias de reemplazo renal, como la diálisis peritoneal, la hemodiálisis o el trasplante renal. La hemodiálisis, explicó, requiere sesiones de tres a cuatro horas, generalmente tres veces por semana, tiempo indispensable para eliminar toxinas y electrolitos peligrosos.
Advirtió que suspender o reducir el tratamiento representa un riesgo grave para la vida del paciente. “No se trata sólo de sacar agua. Si no se eliminan las toxinas, especialmente el potasio, el paciente puede presentar arritmias y llegar incluso a un paro cardiaco”, señaló.
Sobre la situación en Aguascalientes, la especialista indicó que la enfermedad renal crónica se ha observado con mayor frecuencia debido a una combinación de factores como deshidratación recurrente, exposición prolongada al sol, contacto con insecticidas y humo de quemas agrícolas, consumo elevado de bebidas azucaradas, dietas altas en sodio y alimentos ultraprocesados, así como cambios en los hábitos de vida y alimentación.
Finalmente, enfatizó que la prevención y detección temprana son fundamentales, destacando que el examen general de orina permite identificar alteraciones renales antes de que aparezcan síntomas. “Si tienes antecedentes familiares de enfermedad renal, debes hacerte al menos una vez al año un examen de orina, aunque te sientas bien, porque cuando ya hay síntomas, el daño suele ser irreversible”, concluyó.
