El senador de Morena, Gerardo Fernández Noroña, ha demostrado estar al pendiente de lo que hacen y publican en sus redes sociales los demás funcionarios de oposición, donde recientemente criticó la supuesta ausencia de una postura a favor del “Estado laico” en la diputada panista Kenia López Rabadán y su visita a la Basílica de Guadalupe, un acontecimiento que abrió la conversación sobre la definición de este término y el derecho del Estado a mantenerse libre frente al ejercicio de una religión.
En México, alrededor del 77 % de la población total se identifica con la religión católica, ocupando el segundo lugar en toda Latinoamérica, por debajo de Paraguay, cifras que cobran mayor sentido cuando se abordan temas como el “estado laico” y la delgada línea entre el derecho a las creencias personales, se sea o no funcionario público.

Noroña cuestiona si existe un principio del Estado laico en México
En el marco del Día de la Virgen de Guadalupe, una de las festividades más significativas en todo México, la diputada del PAN, Kenia López Rabadán, acudió al recinto religioso de la Basílica, donde también aprovechó para compartir fotografías de su visita, en las que además aparece acompañada por Margarita Zavala, también diputada del PAN durante la LXVI Legislatura.
Con un mensaje de felicitación y una petición por el pueblo de México, la publicación llegó a ojos de Fernández Noroña, quien la replicó en su cuenta principal, pero con un mensaje totalmente diferente.
El senador agregó una frase en la que cuestionaba dónde había quedado el Estado laico del país, lo que detonó una serie de discusiones entre usuarios que apoyaban su punto de vista y otros que lo consideraron como un cuestionamiento selectivo. En respuesta, algunos usuarios le recordaron antecedentes y posturas sobre expresiones religiosas tanto de AMLO como de Claudia Sheinbaum.
¿Qué es el estado laico y cuál es su diferencia frente a las creencias personales?
Para entender mejor la importancia de este tema, es oportuno definir ambos términos, ya que ninguno de los dos debe ser categorizado de la misma manera, y mucho menos utilizar uno u otro para desmeritar o desvalidar acciones a favor de un sistema de creencias individual.
El Estado laico es aquel que mantiene una clara separación entre el gobierno y las religiones; sin embargo, esto no quiere decir que dentro del gobierno no puedan existir creencias o manifestaciones personales, siempre y cuando estas no atenten ni se usen para promover o favorecer algún tipo de religión. Es por ello que, en muchas ocasiones, existe una delgada línea entre los intereses personales y los colectivos, tal y como sucede en este caso en particular.
Es importante señalar que un estado laico también implica libertad religiosa de pensamiento, educación pública sin enseñanza religiosa obligatoria y la igualdad ante la ley para todo tipo de personas, sean o no creyentes, ya que ser un estado laico significa que dicho Estado no debe adoptar ni imponer un mismo sistema o estructura religiosa para el pueblo.
¿Entonces, esto quiere decir que están mal los señalamientos que hizo Noroña en contra de la diputada?
Si hablamos desde la manera en la que lo abordó, sí, porque no es justo que a alguien se le cuestione o critique sobre la supuesta finalidad de sus creencias personales. Esto no solo ocurrió con la diputada, sino también con varios funcionarios que, durante este día conmemorativo y especial para la religión católica, mostraron su devoción a su sistema de creencias sin incentivar ni motivar al pueblo de manera directa.

Lo que no está bien es que algunos funcionarios aprovechen esta “felicitación” pública para disfrazar los buenos deseos al país con comentarios pasivo-agresivos hacia la actual administración del gobierno, sobre todo cuando es de conocimiento público que la presidenta del país no comparte las mismas bases y creencias religiosas que la mayor parte de los mexicanos, a quien también se le llegó a criticar por señalar que este día se trataba de un “símbolo cultural”, comentario que muchos interpretaron como una desvalorización de la fe del país.

Aunque bajo los términos y las leyes el Estado debe estar apartado de la religión, la realidad es que resulta imposible que dentro de las distintas administraciones no exista alguien que no profese la misma religión católica. Y aunque esta no debe ser utilizada como escudo en contra o a favor de un partido político, el discurso sí importa al tratarse de funcionarios públicos; sin embargo, esto no les debe impedir hacer públicas sus creencias, siempre y cuando no atenten contra los derechos y la libre expresión de los ciudadanos.




