Entrevista: Mix Alejandra
Redacción: Mire Reyes
El pasado 5 de diciembre de 2025, el Congreso de Guanajuato marcó un hito en la historia de los derechos humanos en México, al aprobar el Matrimonio Igualitario y la prohibición de las mal llamadas terapias de conversión (ECOSIG). Este logro resuena con una fuerza particular, al ocurrir en uno de los estados con mayor tradición conservadora y panista del país.
Sin embargo, el triunfo no fue un regalo, sino la culminación de una batalla que se extendió por más de 15 años. Isaac Banda, activista y fundador de Guanajuato Libre, compartió en una entrevista con @terceraviamx los detalles de esta lucha que, aunque celebrada, deja un sabor agridulce por el tiempo que tardó en llegar.
Una Victoria Demorada y con Incertidumbre
La primera iniciativa sobre el matrimonio para parejas del mismo sexo se presentó hace más de una década. Desde entonces, las propuestas fueron sistemáticamente enviadas a la “congeladora” legislativa. Guanajuato carece de una ley interna que obligue a dictaminar iniciativas en un tiempo estimado, lo que permitió este estancamiento.
El activismo se enfrentó constantemente a la hegemonía de un partido que por 30 años mantuvo una agenda sumamente conservadora.
La votación final, aunque previsible por los movimientos internos, estuvo cargada de tensión hasta el último momento. Existía una gran incertidumbre sobre si los votos del partido mayoritario se mantendrían firmes.
Al final, la mayoría del PAN, sorprendiendo a muchos, votó a favor de las dos iniciativas. Isaac Banda describió la sensación: “Lo veíamos venir, pero cuando pasó no lo creíamos, todavía como de ‘ahorita vamos a despertar y va a ser un sueño’”.
El Matrimonio Como una Llave Maestra
El activista destaca que la aprobación del matrimonio igualitario, aunque llegó tarde, es un paso fundamental. Como él señala, el matrimonio es una llave que abre más derechos a las poblaciones de la diversidad.
Las necesidades de la comunidad en Guanajuato se han desactualizado; ahora se requiere avanzar en la Ley de Identidad Trans, leyes contra el acoso escolar y otras índoles. Las realidades de las personas disidentes de género varían enormemente, no es lo mismo la capital que municipios más pequeños como Dr. Mora o Xichú.
La velocidad con la que se concretó la última iniciativa —presentada por Morena y aprobada en unos cuatro meses— dejó ver que el proceso pudo haberse agilizado desde hace mucho tiempo. El cambio de contexto político, con una nueva gobernadora que arropa la agenda de la diversidad, influyó para que la agenda de derechos bajara por fin al Congreso.
El Monitoreo Constante y la Deuda Pendiente
Ahora, el trabajo de colectivos como Guanajuato Libre se enfoca en asegurar la efectividad de las reformas, monitoreando que no existan retrocesos o violaciones a los derechos humanos. Una ventaja única en el estado es la existencia de una Subsecretaría de Diversidad Sexual y de Género.
Esta instancia gubernamental facilita la vinculación de las organizaciones para canalizar quejas y asegurar la capacitación de instituciones como el Registro Civil o la Fiscalía. Este proceso permite una respuesta rápida que antes solo era posible a través de marchas y exigencias directas.
En cuanto a las ECOSIG, Guanajuato se suma a la lista de estados que las prohíben. No obstante, Isaac advierte que la prohibición es insuficiente. La deuda histórica persiste porque estas terapias inhumanas continuarán camuflajeadas. Lo crucial es sensibilizar a la población para que denuncie si es víctima de estas prácticas que atentan contra la dignidad y libre decisión. El activista compartió ser un sobreviviente de estas terapias.
Un Modelo de Esperanza para Otros Estados
El hecho de que Guanajuato, con su arraigado conservadurismo, haya logrado estas conquistas, lo posiciona como un modelo de esperanza para otros estados del país. Isaac Banda envía un mensaje a los activismos de entidades como Aguascalientes, que aún carecen de derechos básicos: “Si Guanajuato ya pudo, ¿por qué nosotros no?”
El logro es una reafirmación de que la perseverancia en la lucha es clave, a pesar de los 15 años de estancamiento. Isaac, quien inició su activismo enfocado en el matrimonio igualitario, expresó la profunda emoción de este momento: “Es una esperanza mínimo saber que las generaciones que me siguen ya van a poder gozar sus derechos, su libertad sexual, reproductiva, de género, de identidad.”
El mensaje final para la comunidad activista es claro: a pesar de ir lento, se está avanzando. Estos momentos, dice, hacen que valga la pena cada lucha, cada confrontación, y renuevan la esperanza de que, en un futuro, no sea necesario crear organizaciones porque los derechos ya serán una lógica humana.




