Pável Pardo, nacido el 26 de julio de 1976 en Guadalajara, Jalisco, no solo brilló en la Liga MX y la MLS, sino que conquistó Europa y dejó un legado imborrable en la Selección Mexicana. Conocido como “El Bebé” en sus inicios por su juventud y más tarde como “El Jefe” o “El Comandante” por su liderazgo en el campo, Pardo jugó como volante de contención, destacando por su visión de juego, precisión en pases, tiros de media distancia y solidez defensiva. En una carrera que abarcó 20 años (1993-2013), disputó 743 partidos oficiales y anotó 50 goles.
El debut con Atlas y la formación de un talento
La carrera de Pável Pardo arrancó en las canteras del Atlas F.C., el club de su ciudad natal, donde debutó profesionalmente el 3 de octubre de 1993 contra los Correcaminos de la UAT, en un partido de la Primera División mexicana. Con solo 17 años, entró al campo como mediocampista, posición que definiría su estilo, un volante de contención con gran capacidad para recuperar balones y distribuir el juego.
Con toques de lateral derecho bajo Marcelo Bielsa, Pardo jugó principalmente como mediocampista, aunque ocasionalmente adaptado a roles defensivos. En sus cinco temporadas con los Zorros, Pardo disputó 154 partidos de liga, anotando 7 goles en liga y 5 en copas. Fue uno de los talentos más prometedores de la cantera atlista, destacando por su madurez temprana. No ganó títulos, pero su desempeño lo llevó a ser reconocido como Mejor Defensa Lateral de la Liga MX en las temporadas 1996/97 y 1997, a pesar de su rol principal en el mediocampo. Al final del Torneo Invierno 1998, fue transferido, dejando una huella como un jugador disciplinado y con visión europea.
Un año de consolidación antes del salto grande
Tras dejar Atlas, Pardo firmó con los Tecos de la UAG para el Torneo Invierno 1998. Su estancia fue breve pero productiva, jugó 34 partidos de liga y marcó 5 goles, mostrando un nivel consistente que ayudó al equipo a clasificar a la liguilla, aunque no trascendieron más allá.

Este período sirvió como puente para su maduración, donde refinó su juego defensivo y ofensivo. Sin títulos en su haber, pero con un rendimiento sólido, Pardo llamó la atención de clubes mayores, lo que lo llevó a su transferencia al Club América en el Torneo Invierno 1999. Fue un año de transición clave en su carrera, demostrando su adaptabilidad en un equipo universitario.
La época dorada en el América
El salto al Club América marcó el pico de Pardo en México. Desde 1999 hasta 2006, se convirtió en titular indiscutible y capitán, participando en 19 torneos y anotando 27 goles en 310 partidos de liga. Sus logros incluyen dos títulos de Liga MX: el Verano 2002 y el Clausura 2005, donde fue pieza clave en ambas campañas. Además, ganó la Copa de Campeones de la CONCACAF en 2006, consolidándose como un líder en el mediocampo.
Regresó brevemente en el Clausura 2009 tras su aventura europea, extendiendo su estancia hasta 2011. En total, con las Águilas, jugó 330 partidos de liga (25 goles), 24 en copas nacionales y 55 en torneos internacionales (5 goles), sumando 409 apariciones y 30 goles. Su regreso en 2009 fue motivado por un deseo de estabilidad familiar, y aunque no sumó más títulos, reforzó su legado como uno de los centrocampistas históricos del club, reconocido en 2016 como tal.
Campeón con el VfB Stuttgart y el apodo de “El Comandante”
En 2006, tras su destacada actuación en el Mundial de Alemania, Pardo firmó con el VfB Stuttgart por cerca de 1 millón de euros, convirtiéndose en un pionero mexicano en la Bundesliga. Junto a su compatriota, Ricardo Osorio, fue clave en la histórica temporada 2006-2007, ganando la Bundesliga, el único título de liga en su carrera a nivel de clubes. Anotó el primer gol de un mexicano en la Bundesliga contra el Werder Bremen un 16 de septiembre de 2006 y en la UEFA Champions League contra Glasgow Rangers el 27 de noviembre de 2007.
En tres temporadas, jugó 71 partidos de liga (4 goles), 9 en copas nacionales (1 gol) y 12 en torneos internacionales (1 gol), totalizando 93 apariciones y 6 goles. Apodado “El Comandante” por su liderazgo y bajo porcentaje de pases fallados, se convirtió en capitán y fue clasificado en la revista Kicker como de “Clase Nacional” en 2006 y “Clase Internacional” en 2007. Su salida en 2008 se debió a motivos personales, pero dejó un impacto duradero como el primer mexicano en brillar en Alemania.
El capítulo final con Chicago Fire
Pardo cerró su carrera en la MLS con el Chicago Fire, firmando el 26 de julio de 2011. En dos temporadas, disputó 41 partidos de liga (2 goles) y 1 en copas nacionales, sumando 42 apariciones. Aunque no ganó títulos, aportó experiencia y liderazgo a un equipo en reconstrucción. Se retiró el 19 de enero de 2013, a los 36 años, para dedicarse a su familia, marcando el fin de una era con un total de 630 partidos de liga (43 goles) en su trayectoria clubística.
Trayectoria con la Selección Mexicana
Pardo debutó con el Tri el 31 de agosto de 1996 contra Francia (derrota 2-0), portando el dorsal 8. Acumuló 146 partidos internacionales y 8 goles, convirtiéndose en el tercer jugador con más apariciones en la historia de México, solo detrás de Claudio Suárez (177) y Andrés Guardado (más de 180).
Participó en categorías menores, como los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 con la Sub-23. En la absoluta, bajo entrenadores como Bora Milutinovic, Enrique Meza, Javier Aguirre, Ricardo La Volpe y Hugo Sánchez, brilló en:
- Mundiales: Francia 1998 (jugó los cuatro partidos) y Alemania 2006 (titular en todos, destacando con asistencias clave). No fue convocado para Corea-Japón 2002 por una crisis interna, ni para Sudáfrica 2010.
- Copas Oro: Ganó este título en 1998 y 2003.
- Copa Confederaciones: México como anfitrión se coronaron campeones en 1999; participó en 2001 y 2005.
- Copa América: Participó en 1999 (Paraguay) quedando en la tercera posición; y 2007, donde México fue eliminado en cuartos de final.
El eterno capitán que unió continentes
De un debut juvenil en Atlas a campeón en Alemania, Pável Pardo representa la perseverancia y el talento mexicano en el fútbol global. Su carrera, llena de liderazgo y momentos icónicos, lo posiciona como un ídolo eterno.




