Aunque suene un poco misterioso y, a simple vista, no tenga mucho que ver el nombre con el objetivo, esta teoría nos habla de un trasfondo que muchas veces pasamos por alto e incluso no nos damos cuenta hasta que nos detenemos un momento a reflexionar sobre nuestras acciones. Al final del día, lo que hacemos y aportamos diariamente es lo que somos como seres humanos y ciudadanos.
La teoría del carrito de compras se viralizó en internet como una prueba de personalidad muy sencilla que, supuestamente, es capaz de determinar si una persona puede gobernarse a sí misma; es decir, tener la capacidad de hacer el “bien” o lo correcto sin que nadie le diga que lo tiene que hacer.

¿Qué dice la teoría del carrito de supermercado y cómo nos define moralmente?
Devolver el carrito de compras cuando vas al supermercado parece una tarea fácil y conveniente, en la que la mayoría puede reconocerlo como un acto apropiado o correcto. No necesitas que alguien te diga que lo tienes que hacer; simplemente es una acción con la cual no ganamos ni perdemos nada, pero sí habla sobre nuestros valores morales y sobre lo que consideramos justo y socialmente correcto.

Muchas veces esta decisión se toma en torno a una serie de valores y pensamientos en los que el ser humano sabe que, aunque no habrá castigos ni represalias en su contra, aun así decide hacerlo o no hacerlo. Al final, esta acción dice mucho más de lo que se podría interpretar a simple vista: es como realizar un acto de bondad que nace desde una buena intención e incluso desde un nivel de empatía hacia las demás personas o consumidores.
Más que una prueba de autocontrol, es un acto de empatía
Derivado de este tema de la “teoría del carrito de supermercado”, la psicóloga Cecilia Bravo señala que, para ella, este acto no define nuestro nivel de autocontrol, ya que dicha teoría debe abordarse desde un lado de empatía y no de gobernación en las personas. De acuerdo con su punto de vista, si eres de las personas que no regresan el carrito de compras, no necesariamente habla o define qué tan buena o mala persona eres.

Por otra parte, el usuario Ron Wolforth, en una publicación en Baseball Ranch, menciona que desde su punto de vista esta teoría se basa en la creencia firme de que nuestro carácter se define en gran parte por lo que hacemos cuando sabemos que nadie nos está mirando y por cómo tratamos a otras personas u objetos, sabiendo que no pueden hacer nada en nuestra contra. En este contexto, no llevar tu carrito de compras sí puede considerarse una falta de empatía hacia otras personas que lo pueden necesitar, aun cuando eres consciente de ello y tomas la decisión de no hacerlo.
Pequeñas acciones y gestos que demuestran el respeto hacia los espacios públicos
Lachlan Brow, psicólogo y fundador de la plataforma Hack Spirit, menciona que este tipo de acciones relacionadas con la devolución del carrito de compras reflejan una serie de cualidades importantes en la personalidad del ser humano. Desde su punto de vista profesional dentro de la psicología y el análisis del comportamiento humano, devolver el carrito es una muestra de respeto social profundo hacia los espacios compartidos, con los cuales se indica que la persona reconoce no estar sola y tiene la noción de que convive con otros.

Este tipo de gestos también es un signo de responsabilidad social, en el que podemos darnos cuenta de que el individuo no solo piensa en sí mismo, sino que valora la armonía y el bienestar colectivo. Esto permite identificar indicadores claros a partir de comportamientos que aparentemente son simples, pero que se convierten en muestras de cooperación, respeto y consideración, lo cual nos ayuda a construir una mejor imagen ante la sociedad y, sobre todo, un mayor entendimiento de lo que es éticamente correcto como ciudadano promedio.
Ser empáticos es un trabajo que se construye todos los días desde la conciencia social y la aceptación
Una gran parte de los psicólogos señala que, para desarrollar la empatía, es necesario ser conscientes de que somos engranajes de la sociedad que, de manera colectiva, hacen que todo funcione correctamente. No somos solo piezas individuales y, al tener esto en mente, podemos empezar a aprovechar cualquier actividad cotidiana para ser más empáticos y tener un mayor análisis de lo que sucede a nuestro alrededor.

Con toda esta información queda claro que no se trata solo de una teoría más surgida en internet, sino de un análisis sobre aquellas conductas que muchas veces normalizamos sin darnos cuenta de que estamos actuando mal o que incluso podríamos estar perjudicando a otras personas dentro de la sociedad.

Al final del día, también pone sobre la mesa nuestro sistema de valores, ese que de alguna manera rige nuestros comportamientos y moldea la imagen que proyectamos ante los demás. Aunque varios especialistas coinciden en que no debe tomarse como una definición estricta de autocontrol, la teoría del carrito de supermercado sí abre la conversación desde un punto de aceptación y reconocimiento de quiénes somos y de cómo estamos construidos moralmente.




