Ciudad de México.- La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, fijó una postura clara y contundente frente a los discursos anti-migrantes emitidos recientemente por líderes de otros países, al rechazar cualquier intento de criminalizar a las personas en contexto de movilidad y reiterar que la migración debe atenderse desde una visión de derechos humanos, cooperación y desarrollo.
A pregunta durante su conferencia matutina, la mandataria federal se refirió a expresiones provenientes de gobiernos como el de Estados Unidos y, más recientemente, de Chile, señalando que este tipo de discursos no sólo carecen de humanidad, sino que profundizan los problemas sociales y regionales.
“La criminalización de las y los migrantes no solamente es un acto de poca humanidad, sino que genera problemas. Desde la transformación siempre hemos planteado que la mejor forma de disminuir la migración es invertir en los países, ayudar, proteger a las personas y evitar la pobreza y la desigualdad”, afirmó Sheinbaum.
La presidenta subrayó que la mayoría de las personas migran por necesidad y no por elección, por lo que México nunca respaldará acciones que estigmaticen o persigan a quienes buscan una vida mejor. En contraste, reiteró que la postura del Gobierno de México es promover la cooperación para el desarrollo entre países, como una vía estructural para atender las causas de la migración.
Sheinbaum destacó que México ha asumido una política activa y solidaria con las personas migrantes que transitan o llegan al país, ofreciendo alternativas reales, como la posibilidad de empleo en territorio nacional, atención humanitaria, respeto a sus derechos fundamentales o, en caso de así decidirlo, repatriación asistida con apoyo gubernamental.
“Nuestra posición es clara: cooperación para el desarrollo, protección de las y los migrantes y siempre dar alternativas. Eso es lo que hemos hecho y ha funcionado, y esa seguirá siendo nuestra postura”, puntualizó.
En el marco del Día Internacional del Migrante, la presidenta reafirmó que México mantendrá una política exterior y migratoria basada en la dignidad humana, la solidaridad entre naciones y el respeto irrestricto a los derechos humanos, frente a cualquier narrativa que busque deshumanizar a quienes migran.




