- Ya existe un recorrido informal de templos visitados con frecuencia, como la Catedral y el Templo de San Marcos
- Municipios como Asientos, Tepezalá y Rincón de Romos cuentan con templos y espacios de interés histórico y cultural
El turismo religioso en Aguascalientes es un fenómeno que se ha construido de forma gradual y espontánea, por lo que no puede ni debe forzarse, señalaron representantes de la Diócesis de Aguascalientes, al referirse al interés que generan los templos y espacios sacros del estado entre visitantes.
El sacerdote Rogelio Pedroza explicó que, a diferencia de otros productos turísticos planeados desde su origen, el turismo religioso suele surgir con el tiempo, a partir del arraigo histórico, cultural y arquitectónico de los recintos. Indicó que en Aguascalientes ya existe un recorrido informal de templos visitados con frecuencia, como la Catedral y el Templo de San Marcos, sin que ello haya sido resultado de una estrategia impuesta: “No es algo que se pueda forzar. Estos recorridos se han ido formando poco a poquito, conforme las personas van descubriendo el valor de los espacios”.
Añadió que, si bien se podría pensar en esquemas como visitas guiadas o rutas definidas, estos requerirían planeación cuidadosa, estudios previos y contenidos adecuados, para evitar interpretaciones incorrectas o improvisadas sobre la historia y el significado de los inmuebles. En ese sentido, destacó que cualquier iniciativa tendría que realizarse de manera ordenada y con información verificada.
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Pedroza indicó que municipios como Asientos, Tepezalá y Rincón de Romos también cuentan con templos y espacios de interés histórico y cultural, que podrían integrarse en una reflexión más amplia sobre turismo religioso, siempre que se haga con seriedad y sin imponer dinámicas ajenas a su contexto.
Por su parte, el párroco Marco Antonio Díaz Olvera, encargado del área de Arte Sacro, señaló que actualmente se observa un mayor interés por conocer los espacios religiosos desde una perspectiva cultural, artística o patrimonial, más allá de la motivación estrictamente religiosa.
Explicó que el reto está en ordenar este interés, sin desvirtuar el sentido original de los espacios, ya que muchas personas se acercan por el valor histórico, la arquitectura o las imágenes, más allá del peregrinaje, lo que ha generado un nuevo tipo de visitante.
Finalmente, coincidieron en que el turismo religioso puede convivir con otras formas de turismo cultural, pero subrayaron que su desarrollo debe responder a procesos naturales, al interés genuino de las personas y a una adecuada planeación, evitando convertirlo en una estrategia forzada o meramente promocional.




