El suicidio es un hecho social, es un acto cuyo fin es sustraerse a las obligaciones y excluirse de la sociedad; las lesiones autoinfligidas varían con el sexo; en países en donde se han estudiado, las mujeres presentan tasas superiores de ideación suicida e incluso de intentos de suicidio que los hombres. Sin embargo, éstos consiguen consumar un mayor número de suicidios que las mujeres dado que sus métodos suelen ser más efectivos.
En Aguascalientes, sólo dos de cada diez que se quitan la vida son mujeres, pero la cifra aumenta a una de cada tres tratándose de personas desempleadas. El estado presenta el 2.25% del total de los suicidios a nivel nacional.
Por edad, el grupo más afectado se encuentra en etapa productiva, de los 15 a los 24 años de edad. El lugar de preferencia para cometer el acto es el hogar y las causas finales, que suelen precipitarlo, son los problemas por una mala dinámica familiar o por conflictos de pareja. Entre los hidrocálidos, se halló que las personas entre los 15 a los 34 años de edad representan más de la mitad del total de los suicidios (53%). La mayoría de los estudios externos han apreciado una correlación bien documentada entre el acoso escolar y el suicidio; incluso, el 17% de las y los jóvenes que sufren acoso escolar homofóbico llegan a atentar contra su vida.
Los estudios dedicados a los adolescentes indican que hay mayor propensión al suicidio si se experimentan mudanzas frecuentes a vecindarios muy diferentes; también, cuando se presentan expectativas demasiado altas o demasiado bajas por parte de los padres; incluso, cuando se tienen padres o cuidadores con autoridad excesiva o inadecuada. Influye también, la falta de tiempo de los padres para observar y tratar los problemas de aflicción emocional de los jóvenes y un ambiente emocional negativo con rasgos de rechazo o descuido.
En Aguascalientes con frecuencia lo que tenemos es el fenómeno del padre ausente por migración o por separación (la migración considerada como un indicador de violencia en sí mismo, desde el origen, tránsito y destino).
Los suicidios también se relacionan con el estado civil de las personas, de la siguiente manera: está más presente entre las personas solteras, separadas y viudas que entre las casadas. También en la entidad son más propensos a suicidarse los solteros que los casados. Algunas investigaciones han demostrado que la falta de seguridad económica, sí incrementa las probabilidades de suicidio; pero también se reconoce que para evitarlo el soporte social y familiar es un factor decisivo. El fenómeno afecta al rico, al pobre y a la clase media por igual, dependiendo de la presión de sus compromisos.
Es mayor la probabilidad de suicidio entre las personas que cuentan con una peor “red de seguridad” que entre quienes cuentan con ella. De hecho, un “Estado de Bienestar” que funciona como red de seguridad puede minimizar el efecto pernicioso del suicidio. Es necesario reducir las brechas sociales, económicas y educativas. La agresividad que siente el sujeto hacia “los otros” la puede dirigir tanto contra ellos como dirigirla hacia sí mismo y por eso se suicida.
Visto desde diversos ángulos, el suicidio se presenta en personas con vulnerabilidades tales, que hacen recordar a las viviendas de materiales ligeros alcanzadas por las crecidas de los ríos, cuyos excesos dejan al descubierto la impertinencia de los asentamientos establecidos.
La anomia social es en esencia una anormalidad, algo fuera de “norma”, una circunstancia deliberadamente atentatoria contra los estándares establecidos, tal como las márgenes de un río, que al rebasar sus límites máximos alcanza todo aquello asentado peligrosamente cerca de sí (curvas de nivel en los atlas de riesgos). Lo que es un hecho destacable, es que se puede prever que se presentarán damnificados en caso de anomia, y no prevenirlo resulta una omisión muy lamentable.
Hay en México una clara relación entre la delincuencia y el suicidio (gráfica 1) que permite prever una causa común entre estos efectos. Un común denominador es la economía, que presenta un alto coeficiente de correlación con los suicidios (gráfica 2). Para una serie analizada desde 1990 hasta el 2012, se pudo deducir que, en la medida que la economía en términos de PIB en miles de millones de pesos (MM$) ha venido a la alza, el suicidio también se ha presentado con regularidad también a la alza; lo que da pauta para pensar en que es la distribución del ingreso, y no el aumento del producto PIB lo que propicia las inequidades (desigualdades injustas y evitables) que el doctor Fernando Lolas marca como prioridades bioéticas por atender en América Latina.
Son las nuestras, concentraciones de recursos anomicas, desproporcionadas, asimétricas, cuyo “efecto demostración” permite dejar al descubierto, tanto las carencias de los más, como los excesos de los menos. Este modelo genera gigantescas necesidades insatisfechas.
El Secretario de las Naciones Unidas, Koffi Annan, declaraba con ocasión del Nobel de Economía entregado a Amartya Sen: “el mercado nunca existe en un vacío social y político (…), el gran logro del Dr. Sen ha sido reconectar la economía con la ética”. Por supuesto, que lo que quisiéramos ver es un enfoque que incorpore nuevas estrategias de desarrollo para países como el nuestro.
Qué hacer:
Victoria Camps asegura que la Ética debe cambiar a las personas y sus actitudes. Se trata de imaginar formas éticas que permitan encontrar nuevos y mejores equilibrios. La Bioética enseña a resolver conflictos, propicia que la gente asuma su responsabilidad. Hace posible que los derechos formales se vayan convirtiendo en reales, y que a la postre se cumplan. En Bioética se deben abordar todos los problemas de la desigualdad, utilizando el recurso de la interdisciplinariedad. Al final todos buscamos una mayor calidad de vida. Una materia no resuelta y que es inminente abordar es la movilidad social. Una sociedad inmóvil es la que no ofrece oportunidades de desarrollo, en oposición a aquella que premia el esfuerzo y permite avanzar a los individuos (independientemente de las condiciones en las que haya nacido).
La doctora en psiquiatría Carmen Tejedor, pionera de los programas de prevención del suicidio en España, afirma que la vergüenza social se debe a que “creemos que el suicidio es un acto libre y si hay libertad hay culpa, así que existe una especie de juicio popular que condena de antemano al suicida y a quienes le rodean”. Pero el suicidio no es un acto que se decide desde la libertad o desde una reflexión clara de nuestra situación: “Yo nunca he encontrado libertad en el suicida: siempre eran víctimas de un estado anímico alterado que no les permitía decidir libremente”, afirma la doctora Tejedor.
En Italia, un total de 149 personas se suicidaron en 2013 por causas económicas, lo que supone un aumento respecto a los 89 casos registrados en 2012, según un informe publicado por el Laboratorio de Investigaciones Socio-Económicas de la Universidad Link Campus de Roma. El estudio señala que la falta de dinero o la situación de una deuda impagable es la principal razón por la que la mayoría de los presionados suicidas decidieron quitarse la vida, el 72,5 % en 2013 o 108 casos.
Los estudios sociológicos demuestran que lo que aparenta ser un hecho individual, no es otra cosa que un hecho social, donde se relaciona la dependencia del individuo a factores externos y colectivos como son la cohesión social, la economía y la propia familia.
- Interés que se aprecia en un individuo o grupo de individuos cuando están inmersos en un grupo o entorno social determinado por pretender equiparar su nivel de consumo al del entorno o incluso al de una clase social superior a la suya y, por tanto, por adquirir el mismo tipo de bienes y servicios que les suministran el mismo grado de bienestar.
- Ver más en :http://blogs.duelia.org/el-duelo-por-suicidio/2013/09/05/hablar-del-suicidio-y-sus
