Por: Jesús E. Ramírez Ramírez
Líder de los trabajadores de la Confederación Regional Obrera Mexicana en Aguascalientes
Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo, conforme a la ley (…) Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos…
Artículo 123 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Deseo comenzar esta entrega con un fraternal agradecimiento a nuestro director Francisco Aguirre Arias por la oportunidad de entrar en contacto con los lectores de LJA.MX a través de artículos de opinión. Muchas Gracias de Verdad.
Primer momento: las bases
El primero de mayo se conmemora en nuestro país el Día del Trabajo y desde muy diversos ámbitos, diversos actores usan esta fecha para lanzar desde sus trincheras, obuses y toda clase de artillería para imponer su verdad. Discursos anodinos vertidos desde la esfera oficial que ya nadie cree y demandas laborales que sólo han servido de catarsis de los trabajadores cuyos líderes, en la generalidad, han defraudado su confianza y entonces podemos escuchar y leer tronantes discursos que en los hechos muy poco cambian la vida de los trabajadores y sus familias.
En esta ocasión quiero compartir con ustedes una serie de datos que buscan estimular su capacidad de análisis y aportar elementos para un debate serio y constructivo en el terreno laboral, a propósito del Día del Trabajo.
Durante el gobierno de Porfirio Díaz, no obstante el crecimiento económico registrado en ese periodo de nuestra historia, los beneficios del desarrollo no llegaron a la clase trabajadora ni a los campesinos. La minoría dominante sentó sus bases para afianzarse en una oligarquía sustentada en la posesión de grandes extensiones de tierra con fines de explotación. (Miguel Santiago Reyes. Los Salarios en México, 2011)
La revuelta social de 1910 tuvo entre sus resultados la liberalización de la fuerza de trabajo de las haciendas para participar en el proceso de industrialización. Con la promulgación de la Constitución en 1917, dio paso a la instauración de un nuevo orden en el que se preveía una forma de vida y relaciones sociales con mayor equidad, como el salario, entre otras. Letra muerta hasta nuestros días.
Así las condiciones de vida de los trabajadores eran las propias del modelo feudal; una clase trabajadora subyugada, no libre, dependiente de largas jornadas de trabajo a cambio de impagables deudas en las tiendas de raya. En contrapartida, una clase dominante, concentradora de la riqueza y del poder político.
Segundo momento: la globalización
La crisis de los años ochenta, conocida por la década perdida, fue el escenario de mayor caída del salario del 65 por ciento en su poder adquisitivo considerando como año de referencia 1976. De acuerdo con datos del Inegi, en 1993 (un año antes de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, el salario en la industria manufacturera en México era de 1.9 dólares por hora-hombre, en cambio para Estados Unidos era de 11.6 dólares, para Francia de 7.6 y para Chile de 1.4. dólares.
Siete años después, en medio de lo que se podría llamar el pleno auge de la globalización en México, los salarios, no mostraron absolutamente ninguna mejora en términos absolutos, pero además, muestran un deterioro comparado con los otros países mencionados. Así, mientras que a fines de 1999, el salario manufacturero en México sigue siendo de 1.9 dólares, en Estados Unidos subió a 14 dólares, en Francia a 8.5 dólares y en Chile a 2.2. El deterioro relativo es bastante considerable. En 1993 el salario mexicano era equivalente a una sexta parte del salario estadounidense, para 1999 se convierte en una séptima parte. El salario francés era 4 veces superior al mexicano en 1993, en cambio, en 1999 era ya 4.5 veces mayor. De igual modo el salario chileno era un 70% superior al salario mexicano, para 1999 es superior en un 120%. (Hilario Bacelata, Empleo Salarios y Política Social, 2010)
En el análisis del especialista Hilario Bacelata, destaca además que la evolución del salario en México, tampoco tuvo una correspondencia con el ritmo de crecimiento de la producción industrial. Y explica que la producción industrial en E.U. creció de 1993 a 1999 un 22.3 por ciento y el salario creció un 20.7. En Francia la producción industrial creció un 14 por ciento y el salario lo hizo un 11.8, en cambio en México la producción industrial creció un 30.1 por ciento y el salario simple y sencillamente no creció.
Una primera e inmediata conclusión, es el no estar de acuerdo en que se sigan posponiendo los criterios en política salarial y se ponga este proceso al servicio del gran capital. Porque hablamos de liberalización. De aldeas globales. Pero no hay liberalización, no hay globalización, no hay ese trabajador global reflejado en el salario. Si los salarios se globalizan, entonces el trabajador puede pagarse sus requerimientos de salud, de vivienda, de despido si no es eficiente y productivo, de esparcimiento y educación, etc.
Seguramente habrá grandes transformaciones, pero hoy al conmemorar el Día del Trabajo hay algo que inexorablemente no cambia, se finca todavía el progreso del capital, en la sobreexplotación del trabajo.
