CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA. Regresemos a este ordenamiento que fue promulgado en Cádiz el 19 de Marzo de 1812, que teóricamente reconocía libertades y derechos para los que se convertirían de vasallos en ciudadanos tanto de la península ibérica como de sus posesiones que también dejarían de ser colonias para convertirse en provincias, y al que por primera vez debería sujetarse el rey cuando regresara.
TAMBIÉN SE JURA EN MÉXICO el 30 de Septiembre, con gran alegría de los criollos y clases oprimidas. Sin embargo, los peninsulares con altos cargos políticos y religiosos, así como los grandes propietarios de haciendas, minas, comercios, etcétera, protestaron al enterarse de que la constitución terminaría con los privilegios que les permitían saquear las riquezas y explotar a la población en forma inicua y presionaron al virrey, quien la derogó el 5 de Diciembre del mismo 1812, a pesar de que en España se mantenía vigente.
Esto reactivó la guerra de independencia que Morelos mantenía viva con los hechos referidos en nuestro artículo anterior.
1814 DEROGADA TAMBIÉN EN ESPAÑA. Cuando Fernando VII recuperó su trono gracias a la guerra sin cuartel que por su libertad opuso el pueblo a Napoleón, le pagó derogando la Constitución que reconocía sus derechos. Consecuencia inmediata, el recrudecimiento de la represión en la Nueva España.
INSURGENCIA EN DECLIVE. El refuerzo militar de España inclinó la balanza a favor de los realistas al derrotar y fusilar a Morelos, reduciéndose la insurrección casi sólo al foco de la Sierra Madre del Sur, comandado por el invencible Vicente Guerrero.
1820 CONSTITUCIÓN RESTABLECIDA. Cuando todo parecía perdido para la insurgencia, importantes sectores liberales del ejército español se rebelaron y el 10 de Marzo obligaron al rey a reconocer la Constitución, al mismo tiempo que se negaron a continuar combatiendo la guerra de independencia generalizada en las Américas. En México el virrey no tuvo más remedio que volver a proclamar la Constitución el 31 de Mayo.
EL MUNDO AL REVÉS. Alarmada la clase en el poder, que hasta entonces había combatido encarnizadamente a los independentistas, organizó la Conspiración de La Profesa con el propósito de luchar por esa independencia, pero no para establecer la República sino para evadir la aplicación de la constitución liberal impuesta desde España.
AGUSTÍN DE ITURBIDE. Seleccionaron entonces a este brillante militar realista que había combatido fieramente a los insurgentes, para convencerlos de independizar juntos al país.
CONSUMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA. Iturbide vio la oportunidad de recuperar prestigio después de haber sido destituido del ejército por graves denuncias y librado de una condena por corrupción aceptó de inmediato y, después de pactar con Vicente Guerrero el Plan de Iguala (documento pobre comparado con los de Morelos) el Ejército Trigarante entró triunfante a la Ciudad de México el 27 de Septiembre de 1821. Veamos ahora las consecuencias de la guerra de Independencia:
1821. El viacrucis iniciado en 1810 se intensifica: Vicente Guerrero, en un acto más ingenuo que generoso, le otorgó el mando de todas las tropas a Iturbide, quien prestó juramento como Emperador de México, dando preferencia en el gobierno a los conservadores y disolviendo el Congreso recién creado, lo que provocó la airada respuesta de los liberales que, aunada a la inconformidad popular por la mala conducción de la economía, lo obligaron a abdicar ante el mismo Congreso que había reinstalado en un intento inútil por recomponer la situación.
En 1823 se establece la primera República Federal. En 1824 se proclama la segunda Constitución (aún más pobre) en la que aparece por primera vez el arrastrado nombre de Estados Unidos Mexicanos. En 1835 se da marcha atrás y se establece la República Centralista. En 1846 se restablece la Federal.
Todo esto dentro de un desorden de trampas y traiciones entre realistas e insurgentes, monárquicos y republicanos, conservadores y liberales, federalistas y centralistas, más interesados en aniquilarse entre sí que en fortalecer a la Nación, confusión que aprovecha el extranjero para hacernos trizas: el despojo de Texas en 1836-1845; la primera invasión francesa de 1838; la invasión estadounidense de 1846-1848 con el desvalijamiento de la mitad de nuestro territorio; el pilón de La Mesilla en 1853; sus invasiones piratas de 1859; y para rematar la invasión napoleónica que pretendió imponernos un segundo emperador. Sólo para mencionar lo más relevante.
DOS PERSONAJES FUNESTOS: Dentro de los muchos que hay en nuestra historia, se destacan dos:
ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA. Este personaje fue el primero en levantarse en armas contra Iturbide; su acción aparentemente justa no tuvo otro propósito que iniciar su lucrativa notoriedad nacional. De ahí en adelante jugó en todos los bandos y a todos traicionó, provocando un gran daño a la Nación.
JOEL R. POINSETT. Perverso agente del gobierno estadounidense que engendró la mayor de las confusiones al traer al gallo masónico del rito yorkino para desplumar al del rito escocés, convirtiéndose en el artífice del mayor saqueo territorial que haya sufrido el país y en el constructor de los cimientos que sometieron a América Latina a la colonización de Estados Unidos mediante la Unión Panamericana de 1889 (transformada en OEA en 1948).
Un político pobre es un pobre político. Nuestro mayor problema actual radica en que estamos rebosantes de retoños de estos sátrapas nacionales y extranjeros que saquean nuestras riquezas en el río revuelto de nuestras torpes pendencias fratricidas, mientras ellos se enriquecen practicando el lema cardinal del mas destacado filósofo político mexicano que encabeza este párrafo.
ACLARACIÓN FINAL: No es probable sino seguro que habrá quienes discrepen de diversos aspectos de mi exposición, discrepancias de las que se podrían desprender discusiones más o menos largas mientras más o menos sustento tengan y de más o menos pasión estén cargadas; en todo caso, lo importante a mi juicio sería no sólo no rehuirlas sino por el contrario, que en esas discusiones estuviesen representadas todas las corrientes y que sus participantes especializados tuvieran la disposición de someter la pasión a las evidencias testimoniales para que de ellas se pudieran obtener conclusiones consensuadas, a partir de las cuales se pudiera obtener una historia más apegada a la objetividad que las incompatibles e intolerantes versiones que tenemos actualmente.
Si algo necesitamos los mexicanos es aceptar que no estamos cortados todos por la misma tijera, pero que es urgente contar con un común denominador que nos permita ser solidarios y luchar por los intereses de esta Nación a la que pertenecemos todos.
Para eso tendríamos que empezar por tener al frente de nuestras instituciones académicas a personas que no solamente no rehúyan el diálogo que les es consustancial, sino que lo estimulen para que sus integrantes dejen de ser marionetas de los grupos de poder sedientos de dinero y se conviertan en personas pensantes y ciudadanos completos al servicio de la humanidad.
Aguascalientes, México, América Latina
