Arreglando ventanas rotas es un libro de criminología y sociología urbana publicado en 1996 por George Kelling y Catherine Coles, en el cual sus autores tratan las estrategias para contener el crimen en los vecindarios urbanos.
El libro tuvo como antecedente un artículo intitulado Ventanas Rotas de James Wilson y el propio Kelling que se publicó en 1982 en The Atlantic Monthly. La teoría de las ventanas rotas utiliza como base la premisa de que las conductas antisociales son comúnmente resultado inevitable del desorden. Una ventana rota en un edificio, si no era reparada pronto, resultaba preludio para que todas las demás fueran pronto dañadas. Es decir, las conductas criminales y antisociales se agravan donde ya hay descuido, suciedad y maltrato a los bienes públicos.
El resultado de la teoría de las ventanas rotas ya había sido reportado por el Dr. Philip Zimbardo, psicólogo e investigador del comportamiento, quien en 1969 condujo el siguiente experimento: dejó dos autos de la misma marca, modelo y color en la calle, uno en Palo Alto, California, y otro en el Bronx, en Nueva York. El primero permaneció una semana intacto, mientras que el otro fue robado y semidestruido. No obstante la suerte del automóvil de Palo Alto cambió cuando el propio Zimbardo le rompió un vidrio. Su conclusión fue que un auto con una ventana rota, envía el mensaje de que es un auto que a nadie importa, y por tanto se le puede desvalijar.
Otro ejemplo de la misma conducta se materializa cuando se acumula basura en un lote baldío. Entre más desechos se van acumulando, la gente que por ahí pasa se acostumbra a utilizar ese lugar como tiradero.
En la Ciudad de México, a principios de los setenta, la entonces Regencia de la Ciudad puso en circulación camiones de transporte urbano de pasajeros, que el pópulo rápidamente los bautizó como Delfines y Ballenas. Hasta finales de la misma década, las condiciones de mantenimiento de dichas unidades fueron buenas. Sin embargo, un poco antes de 1980 las unidades empezaron a deteriorarse. Pintas pequeñas con pluma en los asientos, seguidas por cortes de navaja, hasta llegar a la destrucción de las estructuras de madera de los asientos y por último, el quebrantamiento de las ventanas. Para cuando fueron sustituidos por los camiones de la conocida Ruta 100, por decreto presidencial del 25 de septiembre de 1981, casi todos eran por completo inservibles.
Los autores de Arreglando ventanas rotas sostienen que una estrategia adecuada para prevenir el vandalismo es arreglar los problemas cuando éstos aún son reducidos, así una estrategia para contener el vandalismo, es reparar las ventanas rotas, recuperar los espacios abandonados, limpiar las aceras, atacar las transgresiones menores como orinar o arrojar basura en la vía pública con todo el peso de la ley, acciones que contribuyen en su conjunto para que en los vecindarios los comportamientos antisociales no se intensifiquen, para conseguir así una comunidad más limpia, más cuidada, con ausencia de agentes que estimulen la comisión de delitos.
Si una comunidad presenta, total o parcialmente, signos de deterioro y aparenta no importar a nadie, mostrará como consecuencia un aumento del delito y otras conductas antisociales. Las manifestaciones más comunes de este deterioro son las ventanas rotas y las muestras de vandalismo de los edificios abandonados. De hecho, como en el experimento de Zimbardo, sirven como inductores para ocasionar epidemias de inseguridad.
Rudolph Giuliani, cuando fue alcalde de Nueva York en 1994, implementó como políticas públicas los programas “calidad de vida” y “tolerancia cero” para tratar de contener a la delincuencia. Las principales acciones iniciaron pintando y arreglando las estaciones y vagones del metro, prohibiendo las pintas, deteniendo a quienes bebían, se orinaban y arrojaban basura en la vía pública y en las instalaciones del metro, tolerancia cero a la evasión de multas administrativas, acciones todas encaminadas a contribuir en el orden público.
La Secretaría del Ayuntamiento, de acuerdo al Código Municipal de Aguascalientes, tiene, entre otras atribuciones, la de coordinar a las dependencias de la administración pública municipal a fin de mantener el orden público, vigilando que las actividades de los particulares se desarrollen dentro de los límites de respeto a la vida privada, a la paz y a la moral pública.
En noviembre de 2003 el Banco Mundial publicó una guía didáctica para municipios sobre prevención de la delincuencia y la violencia a nivel comunitario en las ciudades de América Latina, una de las recomendaciones principales tiene que ver con atender con eficiencia y oportunidad las funciones básicas encomendadas por ley a los municipios.
Habiendo concluido el séptimo mes del gobierno municipal encabezado por el Ingeniero Juan Antonio Martín del Campo, he logrado constatar que las quejas y peticiones que se presentaban los miércoles ciudadanos, sobre las deficiencias en la prestación de los servicios públicos, han decrecido considerablemente, y al verificar la oportuna respuesta brindada por las áreas administrativas a las quejas presentadas, se ha logrado contar con indicadores que me permiten asegurar que las condiciones de mantenimiento de la Ciudad de Aguascalientes, y sus servicios públicos, empiezan a generar un cambio ya palpable en la comunidad.
Todos los días quienes colaboramos en el gobierno municipal de Aguascalientes, trabajamos intensamente para restablecer el orden en algunas áreas de la administración municipal en las que encontramos caos.
Apostilla
Desde aquí mis más sinceras felicitaciones al oficial Julio César Armas Camarena, elemento de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Aguascalientes, quien el sábado pasado ayudó a una mujer en trabajo de parto en su vehículo particular, recibiendo en excelentes condiciones a sus bebés (gemelos), demostrando actitud de servicio y el esfuerzo extra que se requieren en las funciones diarias. ¡Enhorabuena!
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