Así fue el reclamo del obispo de Aguascalientes José María de la Torre, quien señaló puntualmente que la inundación que padeciera la catedral basílica los días pasados fuera debido a la mala planeación de obras en la plaza de armas que está haciendo el gobierno del estado. Así que hay nubes en el paisaje, tormenta en el romance.
Las afectaciones por la inundación es responsabilidad de quienes trabajan la obra, que por cierto ha dejado bastante mal plantado al gobierno del estado, pues se presumió mucho que estaría en el mes de agosto y luego que en el de septiembre, y pues la última promesa que tenemos es que se tendrá hasta el mes de octubre, no quita el dedo de la llaga respecto a ¿por qué los gobiernos hacen sus licitaciones y contrataciones con los peores funcionarios y servidores? Cómo es posible que se proyectara una obra como la remodelación de la plaza de armas sin tener certeza jurídica sobre la viabilidad de expropiación de una finca justo al lado del teatro Morelos, propiedad del señor Basilio Díaz Guerra, pleito legal que ahora costará millones al gobierno del estado si es que quiere concluir su remodelación. Realmente nadie asesoró esa obra, nadie previó el conflicto, o ensimismados olvidaron que hay otro poder y de pronto apareció la mano del gobierno federal porque pasan días y días, versiones y versiones pero no sabemos por qué el gobierno estatal no ha dado nombres de responsables de este atraso en la obra que estamos pagando cada una de las personas que habitamos Aguascalientes.
Así como esa obra que el mismo gobernador en un recorrido pudo constatar el retraso y la lentitud con la que se avanza, hay más obras en el estado que están en la misma o peor situación.
La ampliación de la carretera que va de Norias de Ojocaliente a Palo alto esta igual en el abandono, ya casi 10 meses de que iniciaran, hoy luce en el olvido, unas partes tienen carpeta asfáltica, otras no, piedras por todos lados, letreros de desviación que tienen meses instalados en los mismos lugares, caminos que ya nadie respeta.
La gente de estas comunidades sigue andando a pie de carretera con sus niñas y niños que van a la escuela, quienes van a su trabajo a la ciudad siguen caminando por el mismo peligro diariamente, los asaltos de bandidos en motocicleta se han vuelto comunes pero la gente no denuncia si lo que le quitan es lo de sus pasajes, sus comidas y eso a quién le importa, el estado “sigue progresando”. Desde luego que lo digo irónicamente porque es triste la forma en que los sectores más desfavorecidos del oriente de la ciudad se van quedando rezagados, sin voz, mientras otros cada vez tienen mayor poder y voz incluso para quejarse de la costalera esa que da mal aspecto en las inundaciones como dice el Obispo.
Esta carretera que les cuento permanece hasta el día de hoy sin ningún señalamiento, además de autos transitan camiones pesados, de carga, y personas a pie o en bicicleta, pero nada de eso será noticia hasta que venga un accidente lamentable y entonces los medios de comunicación volteen a decir que el lugar está en el olvido. Una nota, unos cuantos días pero nada se resuelve porque quien está a cargo de la planeación y ejecución de esta carretera no tiene que responder a la ciudadanía y quizá ni al gobierno del estado, quien prontamente mandó a poner su letrerito que comunica que esa obra se hace con recursos del progreso para todos.
El mal desempeño de los gobiernos pocas veces se evalúa, siempre se descalifica la percepción ciudadana, desdeñando la opinión pública, ¿cómo se puede modificar, cómo cambiarla? no hay otra forma que no sea respondiendo a las necesidades de esa misma sociedad. Pero hasta ahora no conocemos la capacidad autocrítica de ningún gobierno, siempre su tono complaciente suele justificar su mal funcionamiento.
El tema de las obras públicas, la mala planeación y pésima ejecución, su falta de compromiso, su retraso de tiempo, y en sí el incumplimiento, ha tenido eco porque en la obra de remodelación de la plaza de armas ha intervenido una voz de peso político, la del Obispo y de una forma hizo el mismo llamado que suele hacer el gobernador a sus funcionarios aunque con otras palabras les exigió que se pusieran las pilas.
Ya la semana pasada esa misma iglesia y la pequeña burguesía de Aguascalientes salieron a regañar al gobierno municipal, a indicarles que den menos permisos para la venta de fritanguería que daña el bello paisaje bajo el cual descansa la catedral y su nuevo piso, que por cierto también pagamos aunque haya quedado más abajo que el resto de la plaza de armas y ahora sirva de coladera.
La pregunta sigue siendo la misma ¿por qué se contrata a los prestadores de servicios y funcionarios más ineficientes, por qué nadie responde a la ciudadanía por el retraso y mal trabajo? ¿Acaso son pocos los millones que se cobran por dichas obras públicas?
Sin duda falta, urge un gobierno transparente, cuya principal misión sea combatir la corrupción de todas sus esferas, no hay otra forma de cambiar la mala percepción que tienen los gobiernos porque mientras continúen permitiendo este abuso de quienes brindan servicio a la ciudadanía siempre estará a la sombra el rostro del desvío de recursos.
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