Todos los políticos, sean de la filiación que sean, buscan por sobre todo tener una continuidad en el futuro de sus políticas o proyecto de país, o bien, perpetuarse en el mismo poder desde “la tribuna” debido a que si hay algo que se ha buscado tener como inamovible en el país es sobre todo el principio de “no reelección”, y aplicado con rigurosidad en la Presidencia de la República.
Una vez terminada la revolución, el primero que quiso acabar con este principio (y que lo logró pues fue reelecto) fue el presidente Álvaro Obregón, quien fue muerto a tiros como presidente electo. Después de él, Plutarco Elías Calles, más inteligente, lo que hizo fue poner en el poder a “títeres” y el poder entonces manejar el país a su antojo. Después de dos presidentes en cuatro años, eligió a un individuo leal, y que se le antojaba muy manejable, el desconocido Lázaro Cárdenas que una vez en el poder expulsó del país a Plutarco Elías Calles.
Desde entonces, los presidentes de la República sabían que una vez terminado su sexenio tenían que salir de la vida pública y recluirse en el anonimato político para que los siguientes actores políticos pudieran por un lado ser libres de hacer lo que quisieran y por otro evitar una guerra intestina aunque fuera desde el mismo partido y así fortalecer la vida política del país.
Los excesos del presidencialismo los tenemos ya muy vistos, desde un López Mateos que era un mujeriego empedernido, hasta un Echeverría que daba bandazos políticos a como amanecía el señor, desde la derecha extrema radical que a los enemigos los aplastaba de forma inmisericorde (el jueves de corpus es un ejemplo de ello) hasta la izquierda comunista de Castro y Cuba. Ni que decir de López Portillo que hizo subsecretario a su hijo, secretaría a su hermana y a su amante y se casó con la reina de las ficheras, la italiana de padres Yugoslavos, Alexandra Acimovic Popovic, alias Sasha Montenegro.
Carlos Salinas y su elección dio pie a que se acabara el presidencialismo como lo conocíamos, por un lado, la elección interna dio lugar a la escisión más importante de partidos políticos en México, creando la izquierda “moderna” mexicana (que no es más que un refrito del PRI presidencialista con Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y otros priistas de renombre) y por otro lado, haciendo gala de una forma de gobernar “diferente” en donde ya no se hablaría de México como un diminutivo sino como un país “con el potencial de ser de primer mundo” (tengo más de veinte años oyendo eso). Su panorama y perspectiva política era perpetuarse en el poder, a través de su círculo de amigos incondicionales. Primero, hacer presidente a Colosio, después a Ávila Camacho, seguiría Gurría y demás. La responsabilidad de ellos era hacer de México una potencia donde ellos serían la oligarquía, tal como la vimos en la Rusia post comunista. Desafortunadamente para él, vino el magnicidio de Colosio y la asunción por formas legales de Ernesto Zedillo que hizo hasta lo imposible porque no llegara al poder otra vez el grupo de Salinas al poder. Es por eso que le entrega a Fox y al PAN la presidencia con la oportunidad única de salir de ese sistema político, para ver cómo desaprovechó la oportunidad y no sólo eso, sino que de forma regresiva, quiso imponer a su candidato, Santiago Creel, sobre Felipe Calderón, perdiendo Fox, ganando Calderón, quien quiso aplicar la misma fórmula buscando imponer a Ernesto Cordero sobre Josefina Vázquez Mota, con terribles resultados para el PAN…. Y para el país.
Mientras tanto, el grupo de Salinas no se quedó con las manos cruzadas, sus mentes más brillantes fueron sacadas del país e incrustadas en los organismos internacionales más reconocidos, como Herminio Blanco, Gurría entre otros, para presionar los gobiernos de oposición desde el exterior por un lado, y por el otro forjando una nueva escuela de políticos en el PRI, que eran guiados por uno de los más venerados políticos priistas, el profesor Carlos Hank González desde el llamado “Grupo Atlacomulco”, y haciendo una estrategia diferente. El presidente no sería el más inteligente, ni el de mejores relaciones, su atributo principal sería su presencia, que como vieron con Fox, era lo que el electorado valoraba. De allí nace Enrique Peña Nieto. Su inteligencia puede ser cuestionada, pero su presencia arrastra sobre todo al público femenino y lo hace ganar. El viejo PRI renovado logró lo que ni el PAN ni el mismo viejo PRI pudo, lanzar reformas relevantes para el país. Una vez logrado esto, se buscará elevar un poco el crecimiento del país, pero sí veo un regreso de la oligarquía. Ahora que Carstens otra vez se escucha para presidir el FMI, sigue Carlos Salinas moviendo desde la “tribuna” sus hilos.
No veo una oposición real y fuerte con ideas claras y profundas, así que… pobre México, tan cerca del PRI y los partidos políticos y tan lejos de la democracia.
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