- Ya la presionan las corrientes políticas para “llevar agua a su molino”
- Uno de los candidatos es acosado por diputados federales y senadores
La sucesión empresarial en Aguascalientes se convirtió en una “manzana de la discordia”, a la que ya asoman corrientes políticas que se la quieren llevar a contienda electoral de 2015, que arranca oficialmente este martes 7 de octubre.
Contrario a los estatutos del Consejo Coordinador Empresarial, modificados apenas el pasado 6 de septiembre, que establecen que no aceptará injerencias de los partidos políticos, diputados federales y senadores buscan acercamientos con los precandidatos, particularmente el mejor ubicado en las tendencias, para ofrecerle “apoyo” a su candidatura.
Esta sucesión empresarial en Aguascalientes es, con mucho, la más importante de los últimos tiempos, porque ofrece un escenario nacional que hace un año no existía, el de las Reformas Estructurales, que desde muy diversos puntos de vista supone crecimiento económico y en consecuencia, mayor responsabilidad empresarial.
Hay quien dice que durante los doce años de gobiernos panistas en Aguascalientes se estancó el crecimiento -por ejemplo, se crearon menos empleos en aquellos años que en los últimos tres años diez meses- y la iniciativa privada perdió su capacidad de interlocución ante el sector público; sin embargo, en 2008 el PRI no pudo impedir que se reeligiera el entonces presidente del CCE, Felipe González Ramírez.
En Aguascalientes no se ha podido replicar el resurgimiento del sector privado nacional, a partir de la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia, por ejemplo, con Claudio Xavier González Laporte, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y sucesor de Juan Sánchez Navarro (1913-2000), legendario ideólogo empresarial, quien en 2000 le apostara sólo un centenario al impensado triunfo de Vicente Fox, porque no creía que fuera a ganar.
Su mano, la de González Laporte, y la de su hijo, Claudio X. González Guajardo, presidente de Mexicanos Primero, están no sólo en las dos iniciativas presidenciales preferentes, primeras en aprobar en su momento el Congreso de la Unión, que prometieron cambiarle el rostro a México, en lo sindical y lo educativo.
En 2010, cuando 34 cámaras, colegios y asociaciones empresariales participaran para elegir a Miguel Ángel Godínez Antillón al frente del CCE, la mayoría de ellas no habían pagado sus cuotas y por lo tanto, no tenían derecho al voto, así estaban de desorganizados.
Una de las cámaras que no pagaban sus cuotas en aquel entonces fue la Coparmex, como tampoco lo hacía en este 2014, por eso no fue invitada el pasado 6 de septiembre a la asamblea que modificó los estatutos; posteriormente pagaría sus cuotas para poder participar en este proceso.
Uno de los “protocolos” no escritos del empresariado aguascalentense es el inicio de sus procesos electorales en el mes de noviembre del año que corresponda. Por ejemplo, el 7 de septiembre de 2012, Godínez Antillón, César González y Humberto Martínez Guerra, contendieron por la presidencia del CCE. A Godínez lo propuso la CMIC, de la que era expresidente; a González, la Coparmex y a Humberto, la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas. Este último nunca logró subirse al ring.
El 13 de octubre siguiente, Miguel Ángel sería electo por mayoría abrumadora como nuevo presidente de la Iniciativa Privada local. Dos años antes, en 2010, su antecesor, Salvador Esqueda, contendería precisamente contra Godínez Antillón y la enviada de última hora por Luis Armando Reynoso Femat, María Eugenia Sánchez.
Aquella ocasión la asamblea electoral fue en Puerto Vallarta, se había corrido la voz que se tenía ya todo listo a favor de “la empresaria candidata del gobernador”. Salvador Esqueda recuerda aquella anécdota: “Ustedes (la mayoría de los reporteros) no saben cómo somos los empresarios, en esto de las elecciones internas”…
El día de las elecciones, en la primera vuelta, de 34 presidentes de cámaras, asociaciones y colegios, sólo 33 se apuraron a pagar sus cuotas el mismo día y votaron, sólo falto de hacerlo una: La Coparmex. Se registraron doce votos a favor de María Eugenia, doce para Salvador y nueve para Godínez Antillón. En la segunda vuelta, Sánchez y Esqueda se dieron con todo pero ganó el primero con 17 sufragios, contra 16 de “la candidata del gobernador”.
