Especialistas coinciden que el factor preponderante que se encargó de que la economía mexicana no haya conseguido salir de su estancamiento fue la Reforma Fiscal, la cual ha jugado en contra para los consumidores mexicanos desde su instauración.
Para ello, el Gobierno Federal que encabeza Enrique Peña Nieto a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público generó falsas expectativas con las Reformas Estructurales (Fiscal y Hacendaria) recortando su meta de crecimiento para el Producto Interno Bruto (PIB) y reconociendo el débil desempeño que ha tenido en los últimos meses la economía mexicana.
Recordando el libro del economista Manuel Sánchez González “Economía Mexicana para Desencantados” quien en su presentación mencionaban que en México, al parecer, todo mundo entiende de economía pues en su mayoría todos opinan sobre el tema”; existe un mar de confusión sobre esta rama ya que son muchas las opiniones que se derivan al escuchar o leer todos los días a cualquier persona de distinto oficio u ocupación que nos ilustra sobre tal o cual de los grandes problemas económicos nacionales y a continuación sobre su “solución evidente”.
Porque lo cierto es que, en el mundo real, quienes tienen peso decisivo sobre el diseño y la puesta en práctica de la política económica no son, por lo común, economistas profesionales. Y es frecuente que cuando los tomadores de decisiones acuden a buscar el consejo de los economistas, realmente quieren sólo una validación de sus prejuicios.
Ante ello, considero que para influir de verdad sobre la naturaleza y devenir de las instituciones económicas; sobre el contenido y evolución de la política económica; y, en fin, sobre el progreso económico de la sociedad, es absolutamente indispensable participar en el debate público y en la confrontación de las ideas.
Con esta alusión no pretendo contribuir aún más a la reprobación ciudadana que está tendiendo el Gobierno Federal por la nula viabilidad de los efectos de la Reforma Fiscal, Ya lo decía Stephen Covey, el desaparecido autor más influyente de no-ficción de los años 90 con su libro “Los Siete Hábitos de la gente altamente efectiva”, que las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes” y por consiguiente, el editorial de esta ocasión pretende abonar a la perspectiva ciudadana sobre la necesidad imperiosa de corregir el rumbo en esta materia.
Una inquietud compartida es que son casi dos años y está a punto de concluir el primer tercio del actual gobierno federal que inició sus funciones el 1 de diciembre de 2012, en que Luis Videgaray Caso llegó a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y el crecimiento económico de México simplemente no arranca.
Un área fundamental para el crecimiento de la economía es la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), institución encargada de las finanzas públicas y responsable del sistema financiero mexicano que tiene prácticamente injerencia en todas las decisiones importantes que ocurren en todos los niveles del país, siendo pilar de la administración ya que interactúa con todas las áreas de gobierno, con todas las entidades federativas y los sectores productivos del país.
Las expectativas fueron en su inicio bastante altas, sin embargo, la desilusión ha sido inminente. Videgaray Caso -“el cerebro detrás de las reformas económicas del Presidente Peña” como lo mencionó el semanario inglés The Economist– no ha sabido conducir el rumbo de una estabilidad financiera óptima para el país y no ha respondido a la ciudadanía por qué nuestro país no crece a los ritmos que debería a pesar la aprobación de grandes reformas económicas, que, presuntamente, detonarían los ingresos de los mexicanos.
Las explicaciones de Hacienda sobre el bajo crecimiento han sido muchas. Desde el cambio de sexenio, la falta de reformas estructurales, la crisis europea, las lluvias y destrozos ocasionados por los ciclones “Ingrid” y “Manuel”, el fortalecimiento de la economía estadounidense y recientemente la violencia con la lamentable desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero, desde el pasado 26 de septiembre de este año, el cual detonó un movimiento a nivel nacional e internacional para exigir al gobierno mexicano que aparezcan con vida. Hay que admitirlo, necesariamente “le pega” al crecimiento económico, pues esta percepción, ante los ojos de los inversionistas se ve afectada y evidencía totalmente a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, quien ha demostrado no tener un plan de contingencia ante estas eventualidades.
Las Reformas Hacendaria y Fiscal impulsadas por el Gobierno Federal no es un tema menor ni sencillo. Aumentar impuestos o proponer algunos nuevos nunca ha sido ni será popular. Basta con ver los diversos intentos que a lo largo de los años se han realizado en México para llevar a cabo reformas fiscales y el éxito obtenido en términos de recaudación.
Ciertamente nuestro país recauda poco, de ahí que se necesitan mayores ingresos, pues no hay política pública sin recursos, y actualmente el gasto del gobierno es superior a los ingresos. Lo anterior, aunque no es grave hasta ahora, dista mucho de ser una situación deseable, sobre todo si se da de manera constante y recurrente.
Ante este escenario el Partido Acción Nacional a través de su representante en el Senado y concretamente en la Comisión de Hacienda y Crédito Público, Martín Orozco Sandoval presentó en días pasados iniciativas de reforma a la Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR) para contrarrestar las repercusiones económicas y sociales que está provocando la Reforma Hacendaria en todos los sectores del país con el objeto de generar importantes beneficios para la clase trabajadora así como para el sector empresarial.
Aspectos como reformas a la inversión inmediata de los empresarios para que reactiven la economía mediante una pronta recuperación de su inversión por la deducción de impuestos; adiciones de nuevas tarifas de ISR a MiPyMEs quienes producen el 72 por ciento de los empleos, y generan el 52 por ciento del PIB. Reformas que beneficien al sector de de pequeños contribuyentes, donde haya un régimen de excepción para aquellos pequeños comerciantes que obtengan ingresos de hasta 750 mil pesos anuales. Para estímulos fiscales al pago de honorarios a médicos con intereses que se paguen por casas, primas de seguros de gastos médicos mayores y colegiaturas, entre otros, sin que haya un tope en estos gastos personales.
Además de la reducción de la tasa del ISR para las personas morales que pagan el 30 por ciento, a excepción de los grupos de sociedades que sean consideradas como integradoras e integradas, y también buscar la deducción de todas las prestaciones que se le dan a los trabajadores para incentivar su productividad ya que el capital humano para todos nosotros es sumamente prioritario en todos los aspectos de mejora.
Reconocer la nula viabilidad que están teniendo los efectos de estas Reformas Estructurales (Fiscal y Hacendaria) del Gobierno Federal no es malo. Lo que sí es lamentable y se debe censurar, es seguir navegando en la simulación y la generación de falsas expectativas a los mexicanos quienes depositaron su confianza en las actuales autoridades y cuya responsabilidad es indudablemente, el corresponder con ética. responsabilidad, honestidad y espíritu de servicio en el quehacer gubernamental como los dignos servidores públicos que nuestro país requiere y demanda.
