- Alejandro Anaya habló acerca del difícil contexto por el que atraviesa el país
- El director e investigador del CIDE Región Centro afirmó que ni el movimiento zapatista de 1994 ni los feminicidios de Juárez habían generado una movilización de tal magnitud
Para Alejandro Anaya Muñoz, director general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Región Centro, el actual contexto al que se enfrenta México responde a la peor crisis de derechos humanos que ha vivido el país desde hace más de dos décadas.
El especialista en temas de derechos humanos aseguró que los casos de Ayotzinapa y Tlatlaya son el principal reflejo de una realidad compleja, extendida de la lucha que se viene haciendo desde hace años contra y entre el crimen organizado, generando un contexto de violencia en la que, resultado de la infiltración de los grupos delincuenciales, los diversos niveles de gobierno permiten que el Estado sea parte de la violencia y por ende es incapaz de contener dicho fenómeno.
Indicó que la gravedad de la situación ha hecho que México entre en el punto central internacional por problemas de derechos humanos. Donde, subrayó, además de las clásicas organizaciones defensoras de los derechos tanto nacionales como internacionales, a través de Amnistía Internacional y Humans Right Watch, la Organización de las Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha realizado señalamientos y fuertes críticas al Estado mexicano.
El especialista en investigaciones sobre derechos humanos señaló que sumado a dichos organismos se encuentra un fenómeno poco común, donde los líderes políticos de diversos países y regiones intervienen para criticar la situación que se vive en México, algo que resulta poco común, al tratarse de pares en el ámbito internacional, como lo han manifestado la Unión Europea y recientemente Estados Unidos con su propuesta de apoyo para cooperar en las investigaciones sobre los 43 normalistas desaparecidos.
En lo que respecta a la presión internacional, el director del CIDE Región Centro advirtió que ha sido muy fuerte y hasta mayor que la generada en 1994 cuando surgió el levantamiento zapatista en Chiapas, y aún mayor que la conflictiva situación derivada del surgimiento de grupos de autodefensa en diversos estados del país, así como el fenómeno de los feminicidios en Ciudad Juárez, Chihuahua. En suma, adujo, no se había generado un movimiento de tal magnitud como el que se presenta en la actualidad, al cual todavía le resta mucho por avanzar.
Respecto la influencia de la Reforma de Derechos Humanos de 2011, tal y como ya han señalado algunos especialistas en la materia, aseguró que no ha sido suficiente para garantizar su aplicación, al argumentar “cambia la Constitución pero sigue siendo las mismas instituciones en la práctica”, estableciendo que no es únicamente un problema del marco legal, sino de las instituciones existentes, que son débiles e insostenibles.
Anaya Muñoz afirmó que los defensores de derechos humanos ya están ejerciendo presión y aprovechando la efervescencia de la problemática y la coyuntura, para hacer notar la situación y las respuestas necesarias ante la crisis.




