Feliz Navidad, estimado lector, aunque no tenga el gusto de conocerle le deseo que haya pasado una cena en compañía de familiares, amigos, personas cercanas y comitiva decembrina que nunca falta, es decir, aquellas que no conocía y que ahora ya forman parte de su directorio telefónico. Qué coincidencia, no cree, la fiesta que más convoca y une a la sociedad esté cerca del fin de año, esto genera un ambiente nostálgico, emotivo y hasta de esperanza. Espero haya escrito su carta al niño Dios, a Santa o a los Reyes Magos, a cualquiera de estos tres emblemáticos personajes de la época. ¿No la hizo, qué, ya no cree en ellos? Entonces ¿cuándo fue la última vez que les escribió y que les pidió algo? En verdad no es cosa de niños, es tan serio como cumplir en su empleo, cuidar a sus seres queridos, apoyar a los que más lo necesitan o demandar justicia.
Recuerde ese momento, la noche antes de la llegada de los regalos, seguro no podía dormir y cuando le vencía el cansancio, no lo recuerda bien si lo soñó o vio a estás míticas figuras convertidas en luz entrar a su hogar; seguro al despertar la duda permanecía sobre la visión, lo que era una realidad eran sus regalos, ahí estaban, lo que había pedido o bien algo similar pero nunca fallaron, y entonces la emoción, el júbilo la alegría y el agradecimiento, claro no era otra cosa que la recompensa por un año bien portada o portado, se lo había ganado.
Entonces qué pasó, por qué dejó de escribirles, ya no cree en ellos, o no se portó bien a lo largo del año.
La condición son 12 meses de buena conducta para que al final, en los últimos días de diciembre podamos ver reflejado nuestro esfuerzo y disfrutar lo que anhelamos con tanta ilusión.
Si se le pasó escribir la carta pero se portó bien, no se preocupe seguramente recibió algún presente, no los haga menos pueden estar en cualquier lugar, en su misma rutina los puede encontrar, por ejemplo, ¿tiene trabajo, el próximo año lo conserva? Ahí tiene; por muy superfluo que parezca, ese es uno de los mejores regalos para nosotros los mexicanos y sino me cree pregunte a su alrededor, seguramente encontrará a más de dos personas que no serán recontratadas en enero o que esté 2014 les fue difícil conseguir empleo. Sin lugar a dudas es un gran regalo, de los buenos; si mantiene su empleo podrá seguir manteniendo a su familia, podrá pagar las deudas, tal vez ahorrará aunque sea un poquito y eso lo mantendrá tranquilo, seguro no se enferma y podrá generar el sustento para usted y los suyos.
Otro de esos regalos que no se pueden desaprovechar y que son muy demandados por todos nosotros, es la salud, sin ella no puede trabajar, por consiguiente no hay dinero.
El niños Dios, los Reyes y Santa siempre tienen una gran dotación para todos, es cuestión de pedirla a tiempo y poner de nuestra parte, si usted fumó, tomó y se alimentó con exceso no espere a que estos personajes, aun con la facultad divina que tienen, hagan milagros.
Entonces, trabajo, salud, ¿qué otro regalo es básico incluir en su cartita? honradez, antónimo de corrupción, lo comentaba en mi columna anterior, esa que titulé “A tres de acabar”, en efecto querido peregrino, estamos tan ocupados con nuestra intervención en el maratón Guadalupe Reyes que se nos olvidan ciertos puntos finos como este que le menciono y que tantos problemas pudiera evitar si todos lo llevamos a la práctica.
Los mexicanos por naturaleza nacemos con toda la carga energética de la honradez, recuerde sus primeros pasos en esto de la sociabilización, fue honrado en el maternal, ni se diga en el preescolar, le encantaba cantar, correr, caminar de la mano de su mamá o papá, jugar con sus compañeritos, hermanos o primos, si le pedían que compartiera de la golosina que estaba saboreando, tal vez lo pensaba pero a final de cuentas la compartía con todo y babas. En todo caso si algún pequeñín la molestaba o le molestaba lo reportaba de inmediato con la maestra o en su defecto se armaba de valor y repelía la violencia con violencia, claro una práctica que no era bien vista por su maestra y que a la larga le ocasionaría problemas en casa.
A lo que quiero llegar es a que recuerde cuándo detectó síntomas de no-honradez, cuando copió por primera vez en una prueba, cuando le dijo a sus papás una mentirita, cuándo fue, bueno, pues ese momento trascendental en la vida de los mexicanos debió ser eliminado por alguien honrado, si lo cacharon copiando, entonces la maestra le pudo llamar la atención, quitarle la prueba, mandarlo a la dirección, llamar a sus papás y estar en la cuerda floja peligrando la permanencia en el centro escolar o bien… su maestra se hizo de la vista gorda y le dijo “Enriquito, ¿qué haces, mijo?” Nada, maestra, ¿por? ALTO.
En ese momento la respuesta era, pues copiando, maestra, qué no ve y usted no hace nada.
Y así crecimos, fuimos alimentando nuestra no-honradez sin que nadie se diera cuenta de tan grave error, así que no nos queda más que pedirle a los tres míticos personajes mencionados en esta extraña intervención de fiestas decembrinas que además de salud y trabajo, trabajo y salud incluyan honradez, mucha honradez para así acabar con el México corrupto e iniciar el México honrado que tanto deseamos y necesitamos.
Felices fiestas otra vez a los lectores que anden por ahí.
Twitter: @ericazocar
