La seguridad humana no es un tema de armas,
es un tema de vida y dignidad humanas
Informe sobre Desarrollo Humano 1994 (PNUD)
Amartya Sen, el gran economista de origen indio, antes de ser distinguido con el Premio Nobel de Economía, señaló que la seguridad humana es la ausencia de temor y de carencias. Delimitó en pocas palabras el universo de la seguridad; una creación multipolar, que requiere de la construcción de instituciones y el compromiso de la ciudadanía, para ser plenamente real.
Es preciso que las definiciones y los esfuerzos que realicemos en materia de desarrollo, cuenten con cuatro fundamentos imprescindibles: democracia libre, justicia social, seguridad ciudadana y protección integral del medio ambiente. De forma continua, la sociedad está llamada a reflexionar sobre su propia construcción histórica, para distinguir los dichos, los hechos, los actores del desarrollo y el rol que cada uno de ellos juega en la construcción social.
En esta búsqueda, es indispensable adentrarse en la complejidad de la sociedad y la densidad democrática, para ver el Estado, más allá de su abstracción esquemática de tres poderes y tres órdenes de gobierno. El Estado es -debe ser-la sociedad organizada. Su misión, no puede ser otra que la justicia y el bienestar ciudadano. Por ello, es necesario introducir nuevas formas de participación democrática que involucren a la sociedad en la definición y evaluación de las políticas públicas, en especial en asuntos tan sensibles y relevantes como la seguridad pública que en México es un tema estrechamente vinculado a la seguridad nacional y a la seguridad social.
Pensemos en una comunidad con futuro. Para organizar nuestras ideas y hacer que su conjunto tenga una funcionalidad comunitaria, el método se llama democracia, en la cual todos tenemos la responsabilidad de contribuir a diseñar y poner en práctica un desarrollo humano sustentable que, en efecto, sea con todos y para todos.
Es momento de inventar nuevas respuestas sin hacer a nadie a un lado. Mientras más excluidos haya, más amenazas pondrán en peligro a nuestra sociedad. En ese sentido, resulta imperativa una acción conjunta a partir de la participación ciudadana.
Debemos reconocer que los niveles de violencia que se han alcanzado en algunas regiones del país, rayan en el terror. Claramente, la pérdida de vidas y la violencia, tienen efectos negativos en otros ámbitos sensibles de la sociedad. En la economía, por ejemplo, inhiben las inversiones ya instaladas y pone en riesgo otras que están en curso.
Si bien Aguascalientes ha consolidado un clima de paz social en los últimos años, aún tenemos un vasto camino a recorrer para alcanzar mayor seguridad ciudadana a través de la prevención. Es cierto, los crímenes violentos se han reducido considerablemente. No obstante que hay mayor número de detenidos en flagrancia y que hemos visto incrementada notoriamente la tasa de recuperación de vehículos, no hemos logrado disminuir con mayor amplitud los delitos de robo a casa habitación y a vehículos.
Es fundamental la participación para construir la prevención. Ya que no se puede prevenir progresivamente sólo con más policías, armas y patrullas. Es indispensable la colaboración ciudadana para concretar políticas efectivas de prevención.
En ese sentido, en días pasados, el Congreso aprobó la iniciativa de Ley de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia con Participación Ciudadana del Estado de Aguascalientes. Esta legislación orienta sus esfuerzos a combatir el delito y prevenir la delincuencia con instrumentos de evaluación social y la participación de los ciudadanos.
Esta nueva legislación busca “transitar de un modelo reactivo, es decir, pasar de la simple persecución y el castigo, hacia un modelo preventivo que observa y evita las causas que originan el delito y la violencia”. Igualmente, plantea una coordinación más eficaz entre las autoridades, los cuerpos de seguridad y la sociedad civil organizada.
La ley crea el Centro Estatal de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia con Participación Ciudadana y el Observatorio Ciudadano. El primero, establecerá indicadores para medir el desempeño de los cuerpos de seguridad pública de los tres niveles de gobierno; y el segundo, nutrirá de información esencial en materia de seguridad, delitos, violencia y delincuencia en Aguascalientes.
A fin de que esta visión de política pública enunciada en la ley, no quede en el papel y en buenas intenciones, es necesario garantizar los derechos humanos, fomentar la cultura de la legalidad y coordinar acciones integrales para prevenir la violencia y el delito.
La primera responsabilidad es del poder público pero el actor central es el ciudadano, ya que, como demandante originario especialmente interesado en preservar un entorno comunitario seguro, será un efectivo factor de cambio al combatir la violencia con inteligencia colectiva. Con mayor participación ciudadana, extendiendo y garantizando los derechos sociales, podremos regenerar el tejido comunitario y la cohesión de nuestra sociedad.
Aguascalientes, como México, debe cambiar. Cambiemos.




