Tal vez hasta con un poco de ingenuidad y dejándome llevar por la efervescencia de la nota y del momento, me encuentro frente a la noticia de ocho columnas que acapara la atención de la mayoría de los pobladores del país del nunca jamás, y por qué no darme la oportunidad de no oponer resistencia al suceso, si es parte del pan y circo al que todos tenemos derecho, por lo menos esos gustitos no están dosificados a consecuencia de la crisis económica ni política por la que atravesamos.
Ya sabe, me refiero al despido de Miguel Herrera como técnico de la Selección Nacional de Futbol Soccer y no a las repercusiones que tendrá dentro del ambiente futbolístico, sino las diferentes lecturas que los miembros de la sociedad le pueden dar, esas interpretaciones que serán muchas y que solamente servirán para gastar tinta y tiempo de lectura. Entonces usted dirá, Azócar se contradice feamente, está diciendo que es puro gastadero de tinta y de tiempo tocar el tema, por qué o para qué lo aborda.
Pues verá, el tema me parece relevante si considera que los hechos de violencia son reprobables en cualquier ámbito o giro laboral; en este caso, el director técnico de un equipo deportivo representativo de esta bellísima y pacífica nación, nada más y nada menos que del conjunto que más mercadotecnia recibe y que menos resultados da, el que está en boca de todos aunque finjamos ser antifutbol o intelectualoides alérgicos al deporte, ese mero, el Tri, no el de Alex, sino el de la Federación Mexicana de Futbol, el jefe de los muchachos, aquel señor Herrera que por su aparente carisma saltó a la fama no sólo como entrenador o director técnico, sino como figura pública, como imagen de marca para productos varios, hasta para partidos políticos, de pronto amigo de todos, admirado por los mexicanos incluyendo al otro jefe, al supremo, que dicho sea de paso tiene más pifias dignas para pedir su renuncia.
Miguelón de personalidad rústica, arremete contra sus críticos y los golpea con justa razón… Según él, claro está. Se imagina cuántos casos como estos se dan todos los días a todas horas en todo el territorio nacional, muchos no cree, seguramente si hace memoria recordará alguno donde una persona cercana a usted estuvo involucrado, como víctima o como agresor, eso es un hecho. Lo que marca la diferencia en este caso es que, como apunté párrafos arriba se trata de una figura pública y polémica, ideal para generar controversia y distraernos de los verdaderos problemas por lo que atravesamos. La información reza que este personaje de fina estampa no perdió la oportunidad de descargar su furia contra sus detractores o críticos más incisivos y golpeó a Christian Martinoli después de discutir con Luis García, ambos conocidos comentaristas deportivos de TV Azteca.
El hecho, como era de esperarse levantó ámpula y despertó la indignación sobre todo en los pasillos del cuarto poder, aquel que de alguna manera puso en los cuernos de la luna al ahora mal hombre, y no descansaron hasta ver rodar la cabeza del Piojo. Decio de Maria presidente electo de la Federación Mexicana de Futbol dio a conocer la separación del cargo, afirmando que “La violencia no cabe en la sociedad, en la familia y mucho menos en ningún deporte. Nadie que quiera imponerse con agresiones y no con ideas y conceptos sobre el principio de la libertad de expresión puede ser miembro de la FMF. La afición mexicana merece respeto, personas íntegras que respetan lo que deseamos que sea el futbol nacional, un espectáculo sano, familiar, que nos una es nuestra pasión”. Conmovedoras las palabras de don Decio, una declaración magistral, la más convincente para “la afición” y la más desafortunada para el análisis de los especialistas en la materia. Existe libertad de expresión en la FMF, por lo tanto todos sus integrantes deben aguantar vara.
Y así el tema del despido del director técnico de la Selección Nacional de Futbol Soccer, la relatoría de una desafortunada conducta y las consecuencias que conlleva la prepotencia de las figuras públicas en nuestro país. Eso orilló a que las comparaciones no se hicieran esperar, de ahí mi pregunta: ¿De verdad es un ejemplo a seguir lo que hizo la Federación Mexicana de Futbol? Ayer por la mañana una buena amiga me hizo llegar un mensaje vía WhatsApp “al Piojo lo corren con 80 millones de pesos, ¿pues qué hizo? Pregunta ella y cierra su comentario escribiendo que “esa indemnización podría ser para todos los que perdimos el trabajo este año”. Columnistas de otros medios lanzaron la pregunta obligada, si a él lo corrieron, ¿por qué no corren a Peña Nieto? Era obvio e inminente que se publicaran este tipo de comparaciones, sólo que al señor presidente su jefe lo respalda, no tira golpes a los representantes de los medios, hace cosas peores y aun así, don Enrique sigue en su puesto… y seguirá hasta el final de su sexenio.
Qué me deja el caso Herrera, que los medios electrónicos e impresos son poderosos, que a todos nosotros nos gustan este tipo de historias, aquellas donde el bueno se convierte en el malo, que necesitamos elementos distractores con buena cobertura mediática para bajar la válvula de la hoya a presión, que este tipo de hechos se pueden dar en el deporte, en los espectáculos, hasta en la iniciativa privada pero nunca de los nunca en la intocable esfera política donde lo más sagrado es el político y sus acciones, que nosotros los malentendamos es otra cosa, que seamos unos malos gobernados que no entendemos de acuerdos bajo la mesa, pobre pueblo inculto. No lo olvide, los integrantes de nuestro sistema son los que velan por la integridad de la nación, que nada ni nadie se les escapa de la mira cuando verdaderamente quieren actuar, en fin, yo considero que el espectáculo del Piojo no tiene nada de ejemplo, continuaré dentro de mi monótono curso de elaboración de reactivos, el cual me ha permito escribir estás líneas y formular mis preguntas de manera más clara, precisa y hasta de opción múltiple, ahí le va un ejemplo. 1. El despido de Miguel Herrera, alias el Piojo, como director técnico de la Selección Nacional de Futbol soccer se compara con el escándalo de:
- La primera fuga de Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo.
- La segunda fuga de Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo.
- El caso “Casa Blanca” donde se vio involucrada la señora Angélica Rivera.
- El caso de los 43 jóvenes estudiantes de la normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa Guerrero.
Y mire que es difícil redactar cuando José Luis Dávila (no el finado) está a su lado hablando sin parar.
@ericazocar
