La Organización Mundial de la Salud, en su publicación Prevención del suicidio. Un imperativo mundial señala que en el año 2012 se registraron en el mundo alrededor de 804,000 muertes por suicidio, lo cual representa una tasa anual mundial de 11.4 por cada 100,000 habitantes; es la segunda causa principal de muerte entre personas de 15 a 29 años y hay indicios que por cada adulto que se suicidó más de 20 intentaron hacerlo. En el documento aclara que como el suicidio es un asunto sensitivo, incluso ilegal en algunos países, es seguro que no se notifiquen el total de los eventos.
La tasa de suicidios en México, con datos del INEGI, fue de 4.7 por cada 100 mil habitantes en el año de 2012, cuando se registraron cinco mil 549 suicidios, de los cuales 80.6 % fueron consumados por hombres y el 19.4 por mujeres, con una relación de 4 a 1 aproximadamente. Aunque la cantidad de suicidios en nuestro país es menor a los datos a nivel mundial, no por eso tenemos por qué desestimar este problema, menos aún tomando en cuenta que Aguascalientes es una de las entidades con mayor tasa de suicidios en el país, llegando en 2013 a 9.2 suicidios por cada 100 mil habitantes. Se tiene conocimiento que más de la mitad de los suicidios son consumados por personas con trastornos depresivos y cerca de uno de cada cuatro se asocia al alcoholismo. La esquizofrenia y la ansiedad son también factores que se asocian a este fenómeno.
La OMS indica que no hay una explicación única de por qué se suicidan las personas, que muchos suicidios se comenten impulsivamente y, en tales circunstancias, el acceso fácil a medios tales como plaguicidas o armas pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte de una persona. También menciona que los factores sociales, psicológicos, culturales y de otro tipo pueden interactuar para conducir a una persona a un comportamiento suicida, pero que debido a la estigmatización de los trastornos mentales y del suicidio muchos sienten que no pueden pedir ayuda.
Gran cantidad de estas muertes son evitables, pero es necesario que gobierno y sociedad reconozcamos que estamos ante un asunto de salud pública para que las personas en riesgo puedan ser canalizadas y atendidas en las instituciones correspondientes cuando se presenten trastornos que puedan traer como consecuencia el suicidio y de esta manera evitarlo.
Al prevenir el suicidio desde sus causas primarias estaremos, al mismo tiempo, colaborando para elevar el nivel de salud y bienestar de la población.




