- Tanto en España como en México, su diagnóstico es una crisis personal severa
- México necesita primero identificar su punto débil para después combatirlo
“Después de tantos años, aprendí que el crimen organizado y el terrorismo son una enfermedad moral, de una persona, de una sociedad; en la que el fin justifica a los medios, en la que se desprecia la cultura de la vida, en la que se puede matar si a ti te interesa; eso es una crisis moral”, subraya Jaime Mayor Oreja, exministro del Interior de España, principal político del Partido Popular en la lucha contra el terrorismo en Europa.
En su visita al estado, explicó a La Jornada Aguascalientes que el ámbito del terrorismo se puede extender a muchos otros sectores de la vida, sobre todo en lo social; donde se puede encontrar que la persona ha entrado en cierta crisis que en conjunto genera un conflicto mayor: las personas se han vuelto más codiciosas, ha vivido por encima de sus posibilidades y su única referencia de éxito es ganar más dinero; todo ello acumulado deja como diagnóstico una crisis personal severa.
“Esas crisis que tienen muchas naciones no se solucionan simplemente cambiando un político por otro, sino en un cambio de actitud de las personas hacia el punto más débil de cada una de las naciones; si México tiene un punto débil hay que tratar de conocerlo para después combatirlo”, por lo tanto primero se debe de identificar cuál es ese punto débil para poder establecer los cambios en las actitudes personales.
Desde su experiencia, en la nación uno encuentra la historia pero en el presente un punto débil a combatir; por ejemplo, España tiene una crisis de nación y por ello surge una especie extraña de frente de nacionalistas muy radicalizado en la izquierda, el punto débil es la sociedad y de ahí nace un frente nacional, mientras que en Gran Bretaña su punto débil es si son o no parte de la Unión Europea y nace un frente antieuropeo. En México, su punto débil es la asociación de la corrupción y el narcotráfico con el desprecio de la cultura y de la vida.
Lo que tendría que trabajarse es el surgimiento de personas que se aproximen de otra manera hacia ese punto débil y se constituyan nuevas mayorías alrededor de una posición diferenciada para acabar con la corrupción, el crimen organizado, la violencia y el desprecio a la vida misma; eso significa una necesidad de que millones de personas entiendan que es preciso un cambio de actitud interno para lograr esos resultados soñados: “lo primero es un cambio en las conciencias de las personas adquiriendo la gravedad de los problemas”, no dejárselo todo a los gobernantes pues los ciudadanos no son sólo espectadores de la crisis, son parte activa de ella, unas generaciones con más responsabilidad que otras, pero todas son parte de la solución.
Legalización de la mariguana y efectos en la crisis
Aunque Mayor Oreja no cuenta con gran conocimiento sobre la problemática a profundidad de la corrupción y el narcotráfico en México, se le cuestionó sobre la reciente presentación de la iniciativa en el Congreso de la Unión en materia de la regularización de la Cannabis sativa (mariguana) como una estrategia medicinal pero también de seguridad nacional.
Mientras los promoventes aseguran que de aprobarse, la violencia y el negocio ilegal de la planta disminuirá, el exministro español prevé todo lo contrario: “Si se legaliza el mal jamás podrá encontrarse la solución”.
Al hacer la analogía del bien y del mal visto desde una perspectiva de derecha, Mayor Oreja señala que al decir que el legalizar la mariguana (mal menor) se enfrentará al problema real: el narcotráfico (mal mayor), sólo empeora la situación pues se abrazarán de un conflicto menor que de igual manera corresponde a un mal sin efectos positivos en una sociedad.
“Mi opinión es que la fórmula es así: Debe haber millones de jóvenes principalmente que comprendan y entiendan la maldad de la droga, punto, no hay atajo alguno. No podemos legalizar el mal porque si esa teoría la aplicamos a la violencia o al terrorismo esto empeoraría todo”, el legalizar un tipo de delito, por ejemplo el secuestro, se cree que evitarán los secuestros más sangrientos y agresivos, sin embargo el llamado mal menor continuará creciendo hasta convertirse en un mal mayor que de igual forma será un elemento para la crisis en constante cambio.
