En estos días el deporte más popular en nuestro país y Latinoamérica ha despertado la pasión y el interés de los aficionados que siguen a su equipo favorito. En México el comienzo de la liguilla, como se le llama al evento del final de temporada en busca de quién merece ser el campeón, atrae la atención de la afición, que consta de millones de aficionados. Y así, el fenómeno se repite tanto en Centro América y América del Sur. En los Estados Unidos quizá todavía no sea el deporte más popular pero avanza a pasos agigantados. Pero a nivel mundial no todo camina como miel sobre hojuelas; hay una verdadera crisis en la directiva a nivel mundial en este deporte. La FIFA -Federación Internacional de Futbol Asociación- ha estado inmersa en un escándalo, a raíz de una serie de acusaciones que comenzó el 27 de mayo de este año, en que fueron detenidos siete de los más altos directivos de ese organismo: Jeffrey Webb, Eugenio Figueredo, Costa Takkas, Eduardo Li, José María Marín, Rafael Esquivel y Julio Rocha. Todos ellos acusados por la fiscal general de los Estados Unidos, Loretta Lynch, y haciendo el seguimiento el fiscal de casos de corrupción del mismo país, Robert Capers.
Estos eventos se llevaron a cabo en una caso muy especial de extra territorialidad, pues estando las investigaciones en Norteamérica, por autoridades de ese país y llevando a cabo las detenciones en Suiza, es algo que no se veía, pues estos funcionarios dicen que las investigaciones seguirán y muchos más caerán a la cárcel.
Y así ha sido, pues el pasado 3 de diciembre fueron detenidos dos miembros directivos de esa organización: El presidente de la Concacaf -Organismo Regional Norteamericano y del Caribe- Alfredo Hawit, originario de Honduras; asimismo detuvieron al presidente de la Conembol -Confederación Sudamericana de Futbol- Juan Angel Napout, originario de Paraguay. Ambos acusados de corrupción y por las declaraciones que hizo la fiscal norteamericana se anuncia que hay fraudes en el torneo de Copa Libertadores y en las eliminatorias con vistas al mundial de Futbol de 2022, que se celebrará en Qatar. Creo que esta designación fue lo que estalló el conflicto, pues se dice que había el acuerdo, o la seguridad, de que se llevaría a cabo en los Estados Unidos, y al decidir por ese país Árabe se desató la inconformidad y el enojo de los norteamericanos, y lograron que un exmiembro del comité ejecutivo de la FIFA, Chuck Blazer, “cooperara” con las autoridades de ese país y denunciara fraudes con dádivas, o sobornos, relacionadas con los derechos de trasmisión de esos eventos, y pagos no reconocidos a los directivos por su silencio. Todo esto sucedió principalmente cuando se decidió que el mundial de 2010 se realizara en Sudáfrica.
También se especula que un expresidente de la Concacaf, Jack Warner, buscando inmunidad “cooperó” también dando datos para que la averiguación procediera.
Hoy, con la detención de los dirigentes Latinoamericanos, se dice que quién podría subir a desempeñar ese cargo sería el mexicano Justino Compeán, conocido en Aguascalientes por su relación con la llegada del equipo Necaxa. Falta que él quiera aceptar, viendo la situación que prevalece.
Ha sido tan fuerte este escándalo que Joseph Blatter, presidente de la FIFA desde 1998, fue obligado a renunciar tres días después de que había sido reelegido por cuatro años más en el cargo. Actualmente la comisión de ética de ese organismo lo ha inhabilitado por 90 días y este mes deciden por cuánto tiempo lo castigarán.
También el escándalo alcanzó al presidente de la UEFA, Michel Platini, exfutbolista muy prestigiado, porque dicen que le hicieron pagos que no correspondían a su desempeño.
Creo que si la afición no fuera tan fiel al futbol sería esto un golpe mortal a este espectáculo, sin embargo me atrevo a creer que los mundiales de Rusia en 2018 y de Qatar en 2022 serán un éxito deportivo, aunque los norteamericanos sigan metiendo a la cárcel a más directivos -o no directivos- relacionados con este deporte. El interés seguirá creciendo por los diferentes torneos y los seguidores de los equipos de futbol seguirán llenando los estadios de futbol y los que no puedan asistir al estadio estarán pegados a los televisores, y la venganza de los primos sólo logrará encarcelar a unas decenas de personas relacionadas con los hechos.
