No sé cuántas veces hemos hablado en Bocadillo (la columna) acerca de las representaciones ridículas de los periodistas en pantalla. Tanto en interpretaciones mexicanas como gringas. Por ejemplo, en XY, la serie del Once que parecía que iba a iniciar un movimiento de buenas producciones locales serializadas a la distancia se ve como un experimento penoso redactado por un montón de académicos que nunca han visitado una redacción en su vida. Cierto, el cine o la tele son versiones idealizadas de un montón de cosas, pero debe haber algo de verosimilitud. El staff era imposible (muy pocas personas, debido a que en teoría todo el elenco hacía la revista) y también las maneras de trabajar. No sé, supongo así se deben sentir los abogados o doctores cuando sus profesiones son representadas en la ficción.
Al final hay un montón de lugares comunes. El gobierno contra los editores. Problemas para la nómina porque los anunciantes privados son súper malvados. Disputas entre redactores y sus supervisores. Romance y harto sexo. Recientemente, salió un videojuego independiente llamado Westport Independent acerca de la censura en un medio situado en 1970 (o eso asumo por el tipo de ilustraciones) y se juega a manera de novela interactiva. Hay diferentes desenlaces, como que el gobierno desaparezca a uno de tus periodistas o que quiebres debido a presiones, o simplemente te llegan cartas de funcionarios pidiendo ser moderado en ciertos temas. Asimismo, puedes observar escenas de tus trabajadores cuestionando tus decisiones. De acuerdo a la reseña que chequé en Kotaku.com, el juego acierta al ponerte en el papel de las personas afectadas por tus decisiones e incluso las consecuencias morales de hacer caso al gobierno o la oposición ante los lectores. Pocas películas sobre el tema tratan así las cosas.
Llega Spotlight. Lo que me llama la atención es que es financiada en parte por First Look Media, aventura de un millonario de Ebay que también está fondeando The Intercept, con cabeza en los documentalistas y opinadores que destaparon el tema de Edward Snowden. No ha salido del todo bien, ya que no es un éxito en tráfico, una segunda publicación implotó debido a la pugna entre los directivos traídos desde Silicon Valley y los periodistas que creyeron estar en un lugar de libertad… editorial, pero también de acción. Total, que la película recrea la labor periodística de un equipo de investigación acerca de abusos de sacerdotes pederastas en la Iglesia Católica de Boston. En realidad nadie los censura y más bien tienen problemas para que sus fuentes se abran y, momento-eureka, comprobar con datos periodísticos que en verdad hay un abuso. Muchas veces tienes una historia, todos saben que es cierta, pero hasta por motivos legales no puedes decirla ya que no hay manera concreta de comprobarla. Eso capta bien Spotlight.
No es que sea tibia, pero se queda corta. Es una anécdota bien contada. ¿Y? No impacta, más bien es masturbatorio para los que nos gusta el tema. Tener los recursos para una investigación así, el tiempo para masticar el tema y prepararlo. Envidiable pero hasta ahí. Creo que sólo a las personas de medios o los fanáticos de los medios nos interesa ver a gente haciendo medios, a todos los demás más bien les latería una representación narrada de la investigación. ¿No es por eso que el true-crime es rey en audiencia?
bocadillo.mx | @masterq




